Doctor, yo oigo voces! – Parte 2
por Mauro Kwitko em STUM WORLDAtualizado em 06/03/2006 14:38:12
Traducción de Teresa - [email protected]
Utilizo la Homeopatía, la Terapia Floral y la Terapia de Regresión en el tratamiento de las depresiones, ansiedad, miedos, fobias, trastornos del pánico y también en las manifestaciones psicóticas, y conozco bien su eficacia, y sus limitaciones. Muchos casos, los encamino para tratamiento en Centro Espírita. Luego, por mi vivencia práctica, observando los resultados, veo que el uso de los medicamentos químicos debe reservarse apenas para los casos que no responden a los tratamientos energéticos y/o espirituales, o para los casos agudos, que suponen peligro para el enfermo o sus familiares, en que no hay tiempo para aguardar el efecto más lento de los medicamentos y procedimientos energéticos y espirituales.
El optar por medicamentos químicos, tóxicos, mal conocidos, paliativos, como un procedimiento de 1ª elección o único, es el reflejo de una Medicina apenas orgánica, limitada y llena de prejuicios, así como de la poca voluntad de los médicos para estudiar las Medicinas Vibracionales, las cuales buscan el origen de las enfermedades en nuestro Sistema Energético, sin efecto alguno colateral, e igualmente los procedimientos espirituales de cura. Mencionaré en ese libro algunos medicamentos homeopáticos y esencias florales que tratan síntomas y desequilibrios mentales y emocionales, y casos de regresión con cura de fobias, trastorno del pánico y depresión, sin el uso de medicamentos químicos. El hecho de que yo sea médico, formado por una Facultad de Medicina, y sin embargo actúe en el área de las terapias energéticas, hace que conozca ambos medios, el oficial y el alternativo.
Debo aquí decir que percibo el mismo prejuicio de los miembros de un lado en relación al otro y, mientras la mayor parte de los médicos considerados terapeutas vibracionales es vista como una pandilla de chiflados, charlatanes, místicos o “religiosos”, la mayoría de éstos considera a los médicos alópatas una cuadrilla de atrasados, llenos de prejuicios, que practican una Medicina que no cura nada, tan sólo paliativa. Aquellos que piensan así, de parte a parte, están equivocados, pues no se trata de nada de eso. Es preciso entender que el hecho de que una persona decida estudiar y dedicarse al cuidado de enfermos, de necesitados, ya demuestra una grandeza, una capacidad de amar y de donarse. Lo que necesita ser corregido es ese alejamiento entre el medio oficial y el alternativo que hace que ambos no se conozcan, dando lugar a crear prejuicios equivocados.
El siglo XXI viene a marcar el comienzo de la aproximación de la Medicina orgánica, la del cuerpo físico, a las Medicinas energéticas, las de los cuerpos sutiles, y la inclusión de cuestiones que aún se vienen considerando como religiosas, tales como la existencia de Espíritus y la veracidad de la Reencarnación, pudiéndose prever, para las próximas décadas, la construcción de una gran Medicina, que englobe todos esos conocimientos. La Inquisición ocasionó esa fractura entre cuerpo y Espíritu, con la negación de lo que no se ve, y obligando a quien creía y trataba con esas cosas, a esconderse, ocultarse; pero ahora que aquélla está casi desapareciendo, percibimos el retorno a la visión integral del ser humano, cimentada en sus aspectos más intrínsecos, más profundos, más verdaderos. El futuro, nuevamente, está llamando a la puerta. ¿Por qué a los representantes del medio oficial siempre les cuesta tanto abrirla? Me dan pena los pacientes que se tratan prioritariamente, y solamente, con esos medicamentos químicos, iludidos por los nombres y el atractivo de los embalajes, pues difícilmente serán curados; sufrirán los efectos negativos en vano, y serán internados algunas veces, por ser considerados incurables, por una Medicina que considera que el origen de las enfermedades mentales está en el desequilibrio de los neurotransmisores, y por ello sólo se ocupa de éstos.
Pero también los pacientes y sus familiares deben librarse de la ilusión de que sólo porque algo se considera oficial, es lo mejor y lo correcto. Deben abrirse hacia las Medicinas Energéticas y el poder curativo de los tratamientos espirituales de los Centros Espíritas.
El futuro es la asociación de todas esas maneras de examinar y tratar a las personas, cada cual en su campo de actuación y en el momento adecuado. Tal como, hoy día, el medio oficial se horroriza con la antigua práctica de la lobotomía, el medio oficial del futuro se horrorizará con el uso de los medicamentos químicos para tratar pensamientos, sentimientos e influencias espirituales negativas. Pero hasta ese momento, los pacientes continuarán siendo intoxicados, dopados.
No obstante ha sido siempre así, el futuro está por aquí cerca, pero pocos lo ven.
Hace mucho tiempo que los psicoterapeutas y las personas que creen en la reencarnación vienen cuestionando el enfoque tradicional de la Psicología oficial, su limitación a esta vida apenas, su visión de un “inicio” y un “final”, como si no existiésemos antes, y anhelan una nueva manera de ver y tratar nuestros problemas y conflictos emocionales y mentales, a partir de los principios reencarnacionistas. Pues bien, ahora ya existe esa nueva visión psicoterapéutica; no es una nueva línea de la Psicología, es una nueva Escuela de Psicología.
En libro que será publicado en breve trataré de esta nueva Psicología, que estamos desarrollando, y que se ocupa de la Reencarnación. Está alineada a las concepciones reencarnatorias y yo la he denominado Psicoterapia Reencarnacionista. No viene para combatir contra la Psicología tradicional, o para destruirla, sino para abrir sus fronteras, desde el nacimiento hacia atrás, rumbo a nuestro pasado transpersonal, y desde el desencarne hacia adelante, rumbo a nuestras encarnaciones futuras. Es la expansión de la Psicología tradicional, la de esta vida apenas, heredera del Consciente Colectivo no reencarnacionista, originado en las concepciones religiosas dominantes en occidente. La causa de que la Psicología oficial no tenga en cuenta la Reencarnación se debe a la acción del Emperador Justiniano en el año 553 d.C., quien conclamó el Concilio de Constantinopla convidando apenas a los obispos de oriente (no reencarnacionistas), y decretó que la Reencarnación no existe, influenciado por su esposa Teodora, ex - cortesana, hija de un guardador de osos del anfiteatro de Bizancio, que para librarse de su pasado hizo matar a antiguas compañeras; y para no sufrir las consecuencias de esa orden cruel en otra vida, como preconiza la ley del Karma, se empeñó en suprimir la magnífica Doctrina de la Reencarnación.Ese concilio no fue más que un encuentro que excomulgó y maldijo la doctrina de la preexistencia del alma, con protestas del Papa Virgilio, ¡secuestrado y mantenido prisionero de Justiniano durante 8 años por haber rehusado participar en ese Concilio! De los 165 obispos presentes, 159 eran de la Iglesia oriental y tal hecho garantizó a Justiniano los votos que necesitaba para decretar que la Reencarnación no existe. Y así la Iglesia Católica se convirtió en una iglesia no-reencarnacionista y, más tarde, sus disidencias también llevaron consigo ese dogma. Con el predominio, en occidente, de esas iglesias no-reencarnacionistas, se creó en el Consciente Colectivo occidental la idea de que Reencarnación no existe; dentro de esto se han formado la Psicología y la Psiquiatría, que tampoco se ocupan de la Reencarnación.
Otros motivos que han llevado a la Iglesia Católica a decidir que la Reencarnación no existe, (dominación, amenazas, evolución espiritual solamente posible si pasando por los representantes de Dios, ganancias materiales, etc.), voy a dejar a cargo de los lectores el estudiarlo por sí mismos.
Eso representó uno de los mayores atrasos de la historia de la humanidad, que hasta hoy se refleja, pues tenemos una Psicología y una Psiquiatría que se limitan apenas a la vida actual, ignorando todo un material de estudio y análisis, de nuestro pasado, escondido en nuestro Inconsciente. Y es ahí donde estamos entrando, siguiendo la orientación del Dr. Freud. Entrando en el Inconsciente de las personas se llega hasta la Reencarnación. ¿Es esto religión? No, esto es pesquisa científica, esto es la emergencia de una nueva Psicología y una nueva Psiquiatría.
La diferencia fundamental entre la Psicoterapia Reencarnacionista y todas las anteriores es justamente que la Reencarnación es su elemento básico y a partir de ahí todo se estructura. Sus pilares son: la personalidad congénita y la búsqueda de la evolución espiritual. La finalidad y el aprovechamiento de una encarnación constituyen sus directrices. No debe ser confundida con la Regresión Terapéutica, que es una técnica utilizada para desconectar a las personas de situaciones traumáticas de su pasado, que todavía están sucediendo en su Inconsciente y le originan síntomas, principalmente los casos de fobias y síndrome del pánico, que pueden ser, de ese modo, curados rápidamente. No debemos confundir la Psicoterapia Reencarnacionista con la Regresión Terapéutica: aquélla es una Escuela de Psicología, ésta es una técnica. Después de muchos años de ejercicio de la Medicina Homeopática, de la Terapia con los Florales y de trabajo en Centros Espíritas y Espiritualistas, mi oficio como médico se fue moldeando, a fin de tratar los problemas emocionales y mentales de los enfermos, así como sus repercusiones físicas, a partir de la finalidad de la existencia, de los objetivos de la Reencarnación, del por qué de que nuestra Esencia se encuentre acoplada a un cuerpo físico, en esta dimensión, durante un cierto tiempo. Atendiendo a cerca de 1.500 consultas anuales, con duración media de una hora cada una, tal volumen de conversaciones me ha dado sustrato para elaborar algunas concepciones acerca de las dificultades de las personas con su vida, incluido yo, está claro.
He encontrado poquísimos pacientes que realmente tienen una idea clara, o más o menos clara, sobre el objetivo de la vida y rarísimos tienen noción de qué es lo que están haciendo aquí. La mayoría vive como en un laberinto, perdida en una niebla oscura, rodeándolo todo el tiempo, sin saber si vaya por este o por aquel lado, simplemente porque no sabe quién realmente es, qué está haciendo aquí y para dónde debe ir. Vivir de ese modo es como si tú fueses a un súper-mercado sin saber lo que quieres comprar y, entonces, tras algún tiempo deambulando por los pasillos, compras cualquier cosa y te vas. Vivir sin saber quién eres y qué es eso que se llama “vida”, es igual: tú deambulas por los pasillos, sin comprar nada de lo que realmente necesitas y, al final, te marchas. O compras cosas que no necesitas. Espero no estar transmitiendo la impresión de ser una persona llena de certezas y convicciones, que sabe o ha descubierto todo acerca de la vida, y que tiene las respuestas para todas las cuestiones. Y mucho menos de ser un médico psicoterapeuta que cura a todos sus pacientes. Lo que más me caracteriza son las dudas y desde pequeño me encontré cuestionando las grandes “verdades” y las “certezas” absolutas. Soy del signo Escorpio y, de este modo, lo que me mueve es un ideal de crecimiento, de transmutación, de evolución, y mi ascendente en Capricornio hace que yo tenga facilidad para situar en tierra firme esa voluntad. Considero que la mayoría de nuestros males, a cualquier nivel, tiene su origen en la ignorancia, en sentido lato, acerca de nosotros mismos. Lo que me motiva es el “¡Conócete a ti mismo!”
