Ejemplos y Opiniones
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 03/11/2013 15:03:26
por Tom Coelho - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
"Después de escribir, leo. ¿Por qué escribí esto? ¿Dónde fui a buscar esto? ¿De dónde me vino esto? Esto es mejor que yo."
(Fernando Pessoa)
A medida que un escritor va creando intimidad con sus lectores, algunas cuestiones surgen con naturalidad. Son preguntas que ora se acercan al abismo del interés filosófico y conceptual, ora bordean el precipicio de la mera curiosidad personal. Algunas llegan quedamente, escondidas en un largo correo que contiene elogios y consideraciones diversas. Otras son aladas, llegan raudas en el rastro de Mercurio y son directas y objetivas.
No puedo hurtarme a contestar a ninguna de ellas por una muy sencilla razón: soy yo el primer inquisidor que, atrevidamente, invade hogares y despachos, al amanecer o al anochecer, sin pedir permiso, presentando ideas, invitando al debate e instigando a la reflexión.
En tal contexto, la pregunta más recurrente viene siendo: "¿Tú eres capaz de ser así como escribes?"
* Preguntas y respuestas
Escribo aquello que pienso sobre aquello que creo. Fruto de mucha lectura, vivencia y reflexión, elijo temas que me afligen el alma pidiendo espacio para manifestarse, gritando por la libertad y clamando por alternativas y soluciones. Manifiesto mi punto de vista y quedo a la espera de comentarios capaces de ayudarme a encontrar respuestas. He aprendido a hacer las preguntas, quizá más acertadamente. Pero cuanto más estudio, cuanto más investigo, más me siento como el propio punto de interrogación. Y deseo encontrar las respuestas. Colectivamente.
Sin embargo, lo que escribo no corresponde con exactitud a quien soy. Es una copia mejorada, la proyección de quien deseo ser. Al escribir, firmo contratos con el mundo y conmigo mismo. Esto engendra compromiso. Y comprometerse con lo que no se puede realizar genera angustia, que, a su vez, conduce a la tristeza. Como no estoy aquí para ser triste, no voy a estrechar a propósito mis caminos hacia la felicidad. Deseo, pues, asumir lo que sea posible cumplir. Mejor un resultado pequeño que una gran promesa.
* Utopía
Fernando Pessoa dijo que "el poeta es un fingidor". Rubem Alves dice que "escribe lo que él no es". Y ambos aseguran que es mejor no conocer personalmente al autor, siendo más seguro quedarse con el texto.
Pienso de modo diferente. Empecé a escribir como articulista, o aquel que escribe artículos. Transité hacia la misión de cronista, versando sobre lo cotidiano. Quien se da a este trabajo tiene siempre alguna poesía dentro de sí. Aquí habrá quien diga que el poeta vive en el mundo de la luna, viajando por el planeta de los sueños, en la imaginaria galaxia de la utopía.
Pues digo que toda utopía es una realidad potencial. Y si escribo sobre lo que sueño es porque sueño con lo que escribo. Y que se puede concretizar. Y que se hace más concreto cuando se pone en el papel y se comparte con el mundo, que empieza a soñar a la par.
Lo que escribo es mejor de lo que soy hoy. Es lo que voy a buscar. Y cuando mañana yo sea mejor persona, nuevos escritos demandarán una nueva persona, aún mejor, en un proceso que no tiene fin. No sé dónde fue el punto de partida, y no me importa cuál es la estación de llegada. Lo bueno de verdad es apreciar el paisaje durante la andadura. Observar los campos verdecidos y el rocío en la hierba. Sentir el brillo cálido del sol y la brisa refrescante acariciando las mejillas. Saltar las piedras, las zanjas y los puentes derruidos o inacabados que surgen durante el trayecto.
Hay muchas ganas de intentar barrer la cuestión, agotar lo inagotable.
Siempre faltará un verso, una frase o una asertiva cualquiera, descuidados como son por la memoria. Soy varios en uno solo y aquel yo más práctico interpela a mi yo más soñador cuando una carilla concluye.
* Take home value
Hay una frase muy utilizada entre los economistas: take home value, o literalmente, "el valor que llevamos para casa". Esta es una tesis que merece atención.
Cuando sales de tu casa para una reunión, una charla, una cita o cualquier otra actividad, ¿qué provecho sacas de este evento que te posibilita regresar al hogar mejor que cuando saliste? ¿Qué lecciones has extraído de los momentos que has dedicado al referido acontecimiento? ¿Y qué has podido legar a las personas que estaban en tu compañía para que también se hicieran mejores?
La Madre Teresa nos advertía de que no podemos permitir que alguien se aleje de nuestra presencia sin sentirse mejor y más feliz. Y tampoco podemos admitir lo mismo respecto de nosotros mismos. Ya decía Rimpoche que "lo mejor que podemos hacer por una persona es darle la oportunidad de ofrecernos lo que tiene de mejor".
Es lo que trato de hacer en cada palabra. Éstas no son escritas, sino dibujadas. No son tecleadas, sino rasgueadas. Porque contienen cariño. Porque deseo compartir hasta lo que aún no soy. Porque es como el pan que alimenta: lo mejor es su partición, su repartimiento.
El mundo está repleto de opiniones, unas más asertivas que otras. Cada cual se preocupa en denotar la fuerza de su propia argumentación. Lo que necesitamos de verdad son ejemplos. Hacer, practicar, aplicar. No se debe cambiar de opinión si no se puede cambiar de conducta. Pero si el cambio es posible, hazlo por ti, por los que te rodean y por la utopía de un mundo mejor para vivir.