El abandono que no se olvida - Parte III
por Rosemeire Zago em STUM WORLDAtualizado em 08/04/2020 11:35:11
Traducción de Teresa - [email protected]
Continuando y para cerrar el asunto sobre el abandono, otro factor que genera la sensación de abandono se da cuando el niño vive en familias numerosas, con muchos hermanos, y los padres no consiguen dar atención a todos. O cuando, habiendo sólo dos hermanos, por ejemplo, el otro necesita cuidados médicos constantes, y consiguientemente, más atención, esto hará que aquel que no requiere cuidados se sienta abandonado. Y eso aún puede dar origen en el futuro a un adulto que enferme constantemente para recibir atención, pues fue lo que aprendió de muy pequeño: quien enferma recibe atención. Lo cual queda reforzado por la tendencia del inconsciente a recrear lo que ha vivenciado.
El niño puede sentir abandono también cuando no es escuchado, como si su opinión no fuese importante. Esto hoy está cambiando, pero hace tiempo era la rutina, el niño no participaba en nada, y menos aún podía dar su opinión. Pero muchos padres todavía actúan así.
¿Qué hacer cuando nos damos cuenta de que fuimos abandonados de niños? ¿Cómo proceder con aquellos que de alguna forma nos abandonaron o nos causaron un dolor profundo que ni siquiera percibimos que existía? Para algunos esa es una tarea fácil, sólo tienen que no pensar en la cuestión y todo resuelto; pero no es así como nuestra psique procesa lo que nos ocurre. Se puede incluso negar lo que se vivenció, pero todos los sentimientos, que han sido reprimidos para no sentir dolor, siguen dentro de uno, y podrán hacerse presentes de otras formas, por ejemplo, como enfermedad y/o síntoma físico o emocional.
Muchas personas hablan de perdonar; no tengo nada en contra del perdón, pero ¿cómo perdonar a un padre bruto, que hacía a su hijo trabajar desde muy pequeño, o pedir limosna, cuyo dinero después consumía en el juego y la bebida? ¿Cómo perdonar a un padre que abusó sexualmente de la hija, psicológicamente del hijo? ¿Cómo perdonar a una madre que encerraba a los hijos en el armario de la habitación de al lado mientras se encontraba con otro hombre dentro de la casa, o cuando los dejaba solos en casa diciendo que se iba a trabajar, cuando en realidad iba a divertirse? ¿Cómo perdonar a un hermano que abusó sexualmente de su hermana? ¿Cómo perdonar a una madre que demostraba sus insatisfacciones por medio de gritos a sus hijos? ¿Cómo perdonar a un padre que pegaba constantemente a la madre en presencia de los hijos? ¿Cómo perdonar a aquellos que robaron la infancia y la inocencia a muchos niños? ¿Cómo perdonar a aquellos que te dejaron, que te abandonaron? Sí, es muy difícil responder a esa pregunta cuando el dolor de un crío totalmente indefenso sobrepasa el límite de lo soportable.
Primeramente tenemos que identificar las posibles causas del dolor original. Si no puedes hacerlo solo acude a un psicólogo y/o analista. La causa de la dificultad en lidiar con futuros abandonos en general es esa: cuando no nos sentimos aceptados por lo que somos ya en los primeros años de vida, nos abandonamos.
Abandonamos nuestra esencia cuando no nos sentimos importantes para nuestros padres. Y de adultos, transferimos a otras personas la responsabilidad de suplir lo que no hemos recibido, originando muchos conflictos.
La sensación de ser valorado, y eso es lo que define nuestra autoestima, es esencial para la salud mental. La confianza en nuestro valor debe ser obtenida en la niñez. El crío que es verdaderamente amado, sintiéndose valioso aprenderá a cuidar de sí mismo de todas las maneras que fuesen necesarias, y no se abandona de adulto. Cuando esto no ocurre, tenemos que aprender a darnos a nosotros mismos todo aquello que no hemos recibido. La responsabilidad debe ser nuestra, y no transferida a otras personas.
Y ¿sabes por qué esto es tan importante? La manera en cómo nos cuidamos de adultos, a menudo refleja la manera en cómo fuimos cuidados de pequeños. Un niño que ha sido descuidado o abandonado, de adulto tenderá a descuidarse, a abandonarse. ¿Te has parado a pensar en ello? ¿Cómo te tratas a ti mismo?...
Al hacernos más conscientes de nuestras heridas, entre ellas la originada por el abandono, podemos actuar sobre aquello que vivenciamos, aprendiendo a respetar nuestros sentimientos más profundos, asumiendo la responsabilidad por los cambios que podemos ofrecernos en el momento presente.
No se trata de regreso al hogar, porque a menudo ese hogar nunca ha existido. Es el descubrimiento de un nuevo hogar, el que cada uno de nosotros puede (re)construir, sin abandonarse más.