El Acierto Es Ser Quien Tú Eres
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 19/04/2010 12:34:51
por Isabela Bisconcini - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Prosperidad es un tema delicioso, con aroma, para mí, a tangerina.
Haciendo un trabajo con EMDR sobre creencias relativas a dinero, la capacidad de cuidar de sí, de proveerse a sí mismo y hacer dinero (la EMDR es una técnica psicológica que nos permite verificar, desensibilizar y reprocesar, a través de las redes asociativas neuronales del cerebro, memorias, eventos dolorosos, traumas, patrones o creencias que nos estorban -www.emdrsp.com.br) percibo que cuando tenemos creencias negativas respecto del dinero, estamos hablando de dificultades con esa materia, con toda la expresión de la Vida – la Naturaleza – en sus más diversas formas; dificultad para echar nuestras raíces en tierra y recibir de ella todo cuanto necesitamos.
En estas situaciones, estamos congelados, ateridos, y somos regidos por una inmovilidad y una sensación de impotencia; nos sentimos paralizados, o como si nos faltase alguna parte del cuerpo, y muchas veces la sensación física es de frío. En representaciones simbólicas (imágenes o sueños) podemos vernos en silla de ruedas, sin poder andar, sin suelo, o con problemas en las piernas y pies (nuestra conexión con la tierra y el plano físico).
Las palabras “no soy capaz” de sostenerme por mí mismo, económica o emocionalmente, por ejemplo, nos llevan a estados internos estancos: el parálisis o la negación de alguna parte en nosotros – como si no la tuviésemos. Otras veces aparece constelado el arquetipo del mendigo en nosotros y nos sentimos pobres internamente. De ahí, de ese lugar interno, que es un lugar psíquico, no sale nada. Podemos advertir una gama de sentimientos que incluyen el resentimiento contra el Universo, considerando que tenemos algo a recibir (y el otro es el responsable de nuestros sinsabores), y que ‘la vida nos debe’.
Nuestro repertorio de sensaciones de no lograr hacer por nosotros mismos puede traer también la sensación de un agujero negro, donde todo lo obtenido cae y se esfuma, o la sensación de no salir del mismo lugar, por más esfuerzos que se hagan, que viene expresado en aquellas imágenes de arenas movedizas, coches empantanados, o de remar sin moverse del sitio; imágenes en que no conseguimos hacer ‘girar’ la rueda de la vida; no sentimos la sensación de potencia.
O también sentirnos como el crío al que ha faltado identificación y refuerzo – validación – de la fuerza, de la capacidad, de la potencia, con el estímulo que viene de la mirada; como planta que se queda encogida en la sombra y no es percibida nunca; el arquetipo del ‘patito feo’. Podemos además llegar a la sensación y constatación de habernos faltado parámetros de un hacer saludable, o sea, saber cuándo parar, cuándo lo que hemos hecho ya es suficiente, o bien cuándo todo lo que tenemos que hacer es no hacer nada, o simplemente confiar. En fin, un hacer que no sea compulsivo, pues éste encubre el miedo (de la falta).
Lo más importante a reconocer en todos estos estados internos es la sensación de que algo ‘tiene que’ venir en dirección a nosotros, o que necesitamos tapar algo, un vacío, un agujero, una falta. En nuestras cuentas con la vida, estamos ‘en números rojos’. Investigando a fondo descubrimos cosas como: “no creí/no aprendí que tenía que ser responsable por mí y por mi crecimiento”; “no fui reconocido en mis esfuerzos positivos y en mi capacidad”; “no sé cuáles habilidades y cualidades tengo que expresen quién soy”; “no considero las cualidades y habilidades que tengo como algo valioso”.
Damos por obvio, o no reconocemos ni valoramos aquello que hay sin esfuerzo en nosotros – lo que nace en nosotros sin haberlo plantado. Estamos acostumbrados solo a un patrón de esfuerzo y desgaste. Sin embargo, en la naturaleza, algunas semillas brotan “de la nada”, es decir, vienen traídas por el viento y el hecho de nacer allí en aquel lugar, justamente allí, sin haber sido plantadas, dice algo respecto de aquella tierra, de los seres que por allí pasan y viven, de los insectos, pájaros y animales, del clima, en fin, de toda una serie de relaciones e interacciones de aquel ecosistema, que han creado las condiciones para que aquella semilla brotase allí.
O sea, en la naturaleza ¡hay cosas que ocurren sin esfuerzo!!!! Algunas de las semillas que brotan por sí solas son “bendiciones”, otras son “maleza”, y el arte de quienes cuidan jardines reside justamente en saber separar lo que debemos dejar crecer y lo que debemos arrancar, y cuánto se arranca o se deja, de aquello que brota. Sin contar que algunas plantas preciosas pasan por ‘maleza’ toda la vida, dependiendo de la mirada de quien las ve.
Todo esto para decir que el acervo personal de habilidades y cualidades de cada cual es un vasto manantial de semillas y plantas en varias fases diferentes de desarrollo, con más o menos “maleza” perjudicando el crecimiento, y con plantas cultivadas (cualidades a que dedicamos atención y esfuerzo) o que brotan espontáneamente, con más o menos posibilidades de florecer y darnos frutos abundantes y sabrosos.
Es un conjunto de relaciones; es algo dinámico. No es algo que yo tengo o no tengo; ¡soy o no soy! Si bien, es lógico, haya en cada uno de nosotros un hábitat específico, un clima que favorece el nacimiento de ciertas plantas (habilidades/cualidades) en detrimento de otras, ¡y esto es lo que nos da particularidades y singularidades!!
A nosotros corresponde verificar qué plantas brotan más y mejor en nuestro jardín de habilidades y cualidades, apropiarnos de estas expresiones de quién somos, incentivarlas y ‘hacer girar’ la rueda a partir de eso: del yo soy así, yo tengo estas cualidades y habilidades y ‘yo sé’, ‘yo puedo’, ‘yo quiero’ hacer a partir de ‘quien soy’ – y no del patrón de falta y esfuerzo – para que podamos ser la mejor expresión de lo que somos en esencia, ¡y para que podamos comer de esos frutos, como el árbol de las tangerinas repleto!
Porque ¡¿no es una tristeza ver un árbol repleto de frutos que nadie come, y otro menguado luchando para dar un frutito?!
¡El acierto es ser quien tú eres! ¡El acierto viene de saber y honrar quien tú eres!