El Amor
por Elisabeth Cavalcante em STUM WORLDAtualizado em 11/05/2010 11:38:46
Traducción de Teresa - [email protected]
Siempre que pensamos en la palabra amor, ella nos remite inmediatamente a algo bueno, que nos nutre y nos colma interiormente de modo absoluto. Sin embargo, él ha sido también fuente de sufrimiento para la mayoría de las personas. Si el amor es algo tan bello y sublime, ¿por qué razón vivenciamos tantas experiencias de dolor?
Ciertamente porque estamos presos a una visión del amor que se da únicamente en la dimensión del ego, aquella parte de nosotros que se apoya en la creencia de que nuestra seguridad interior solo será alcanzada a través del otro.
El miedo de la pérdida por el abandono o el rechazo es un fantasma que siempre está presente en la mente de los enamorados, aunque se encuentren en la fase de la felicidad total, cuando nada más parece existir en el mundo más allá de la persona amada.
Incluso en esa fase el miedo está allí, presente, pues basta un pequeño acontecimiento e, inmediatamente, él se instalará para resquebrajar la confianza en que son verdaderamente amados.
Aunque el amor nos traiga toda esta incertidumbre, continuamos ansiando por él como náufragos en busca de salvación, y soñando con el día en que podamos vivenciarlo sin estos sobresaltos, tan solo disfrutando de la paz y de la bienaventuranza que nos han enseñado a esperar del amor.
Él puede, de hecho, asumir esta dimensión, pero para que esto ocurra, o mejor, hasta que ella se haga presente, será necesario que nos dediquemos a transformar nuestra propia realidad interior.
Solamente aquel que alcanza una fase en que el amor propio y la confianza en su propia valía se hacen reales, conseguirá estar con el otro viviendo una experiencia de paz y alegría, en la cual el miedo, la posesión y la exigencia jamás estarán presentes.
Conocerse profundamente a sí mismo y tener consciencia de las expectativas irreales que se espera que el otro colme, es un paso fundamental en este camino.
Cuanto más colmados estemos de la energía del amor – independiente de cualquier objeto externo – más dispuestos estaremos para compartirlo sin recelo.
… El amor puede tener tres dimensiones.
Una es la dependencia; es lo que ocurre a la mayoría de las personas. El marido es dependiente de la esposa, la esposa es dependiente del marido; ellos explotan al otro, ellos dominan al otro, ellos poseen al otro, ellos reducen al otro a una mercadería. En el 99 por cien de los casos, es lo que está ocurriendo en el mundo. He aquí por qué el amor, que puede abrir los portones del paraíso, solamente abre portones del infierno.
La segunda posibilidad es: amor entre dos personas independientes. También ocurre de vez en cuando. Pero también trae miseria, porque hay constante conflicto. Ningún ajustamiento es posible. Ambos son tan independientes, que nadie está pronto a comprometerse, a ajustarse con el otro.
Poetas, artistas, pensadores, científicos, éstos viven en un tipo de independencia, de cualquier forma, en su mente, es imposible para las personas vivir con. Son personas excéntricas para vivir con. Dan libertad al otro, pero la libertad de ellos se parece más a la indiferencia que a la libertad; es más como si no se preocupasen, como si no importase para ellos.
Parten cada uno para sus propios espacios. La relación parece solo superficial. Tienen miedo de ir hondo uno dentro del otro – porque están más presos a su libertad que al amor, y no quieren comprometerse.
Y la tercera posibilidad es la interdependencia. Se produce muy raramente, pero una vez producida una parte del paraíso cae sobre la Tierra. Dos personas, ni independientes ni dependientes, sino en una tremenda sincronía, como si respirasen uno por el otro, un alma en dos cuerpos – cuando ocurre, el amor aconteció. Solamente se puede llamar amor a esto. Los otros dos no son realmente amor, son solamente apaños – sociales, psicológicos, biológicos, pero apaños. El tercero es algo espiritual.
OSHO – The Book of Wisdom