El arte de flirtear
por Adília Belotti em STUM WORLDAtualizado em 15/10/2007 13:33:30
Traducción de Teresa - [email protected]
“Flirtear es un aspecto universal y esencial de las interacciones humanas”, aprendo en la Guía del Flirteo que me ha enviado Carocha a través del outlook, preparada por un ‘Social Issues Research Center’ de Oxford, en Inglaterra. Descubro que a la luz de las ciencias sociales, esa que es una de las ocupaciones favoritas de los humanos se vuelve todavía más interesante, al menos desde el punto de vista teórico...
Por ejemplo ¿tienes idea de por qué ligamos? ¿No? Pues bien, si no consiguiésemos expresar interés por el sexo opuesto y captar su atención, nuestra especie estaría extinguida desde hace mucho.
Algunos especialistas en psicología evolutiva llegan a afirmar que el tamaño del cerebro humano – y todo cuanto eso conlleva y nos distingue de los demás animales, como son nuestra inteligencia y capacidad de expresión – funcionan como la cola del pavo real: son aderezos más o menos coloridos con un único objetivo, conquistar el interés de nuestras potenciales parejas sexuales. ¿Puedes imaginarlo? Todo cuanto hemos conquistado, desde el arte a las matemáticas, todo aquello que tanto nos enorgullece, sería tan sólo un subproducto de nuestra capacidad de seducir...
Da qué pensar...
Y en función de la importancia de este tipo de contacto entre humanos, también hemos inventado una serie interminable de rituales y comportamientos que funcionan exactamente como un escaparate de la Tiffany: demostrar al otro cuán interesantes somos y cuánto estamos o no interesados en él...
Algunas fiestas y celebraciones, por ejemplo, tienen prácticamente la única finalidad de favorecer el ligue. Los Carnavales y Año Nuevo son algunas de ellas. En esos momentos, dicen los especialistas, reina lo que se llama “remisión cultural”, es decir, las reglas de la “buena conducta” quedan temporalmente en suspenso, y así, incluso los muy tímidos pueden abandonar durante algún tiempo sus inhibiciones y entrar en la fiesta. Aun en la más salvaje de las fiestas, sin embargo, existe cierta etiqueta: si en el día-a-día el flirteo explícito puede no siempre ser adecuado, si en esos momentos te empeñas en quedarte fuera con aquella cara de “yo no soy de aquí”, puedes caer muy mal...
Ligar en otros lugares, sin embargo, es una danza, cuyos pasos todo el mundo tiene que aprender, y que varían de cultura a cultura. El espacio en torno al mostrador de un bar, por ejemplo, está considerado en Inglaterra como “zona pública”. En aquel entorno puedes ligar con quien quieras. Pero no hagas lo mismo con quienes están sentados en las mesas, cuanto más distantes del mostrador, más “privadas” van siendo las mesas.
Regla general: los locales en que se bebe y se baila favorecen el flirteo, y al contrario, los lugares a donde se va para comer no incentivan los contactos entre extraños.
A medida que te alejas de las veladas, el comportamiento del ligue se va haciendo más y más “ritualizado”, menos explícito. Las escuelas y cursos, si, por una parte, favorecen el flirteo entre personas de una misma edad, que comparten los mismos intereses, por otra exigen un poco más de “delicadeza” en la aproximación; al fin y al cabo se supone que en un lugar como ese, el aprendizaje debería ser más importante que la seducción. Aun así, los cursos nocturnos son considerados verdaderos oasis de oportunidades de ligue...
Las aficiones y los deportes también aparecen como excelentes propiciadores de contactos entre extraños que desean conocerse. Pero cuidado, los estudiosos advierten que si tu objetivo es ese, es mejor que pruebes con clases para iniciantes. El clima competitivo que reina entre los expertos y deportistas serios difícilmente estimula los flirteos...
De todos los lugares favorables a los encuentros, el más lleno de armadillas, con toda seguridad, es el trabajo. No existen reglas universales, circunstancia que lo hace todo más complicado, depende de la empresa, depende del área... lo mejor es siempre observar con cuidado el comportamiento de los colegas antes de intentar cualquier aproximación en la hora del café. Pero elige como punto de referencia a aquel colega más respetado, para no acabar imitando por equivocación el estilo de abordaje de algunos alpinistas sociales de todo tipo, género y posición que merodean por las organizaciones...
Y ¿cómo elegir el “objetivo” adecuado para que baile con nosotros? Hay dos (¿sólo?) reglas, según nuestra guía:
1. Procura flirtear con alguien tan atractivo como tú. Esta es la medida más segura de compatibilidad y garantiza mayores oportunidades para que la relación salga bien. Sí, está comprobado estadísticamente. Pero ¿cómo hacer para evaluar tu propia belleza? Las mujeres son las reinas de la baja autoestima, mientras que los hombres tienden a sobrestimarse un poco, posiblemente por que están menos agobiados por patrones de belleza inalcanzables... Los sociólogos proponen entonces una sub-regla muy sencilla: una mujer debe pensar siempre hacia arriba y elegir a alguien que le parezca más atractivo (no muuuucho más) que ella propia. En cambio un hombre debería intentar tener más “los pies en tierra” en relación a sí mismo y dejar de correr tras la mujer más linda, deseable y atrayente de la fiesta. Incluso porque la mayoría de los hombres necesita de mucho ejercicio a la hora de la danza del flirteo... ¡y bastante entrenamiento en las sutilezas de la aproximación!
2. No intentes ligar con alguien que no esté mínimamente interesado. Los estudios más recientes sobre nuestra especie han demostrado que las mujeres buscan a hombres poderosos, seguros y económicamente fuertes. Los hombres, en cambio, buscan compañeras más jóvenes y atractivas. En la práctica esto significa que ellas quieren seguridad, ellos quieren belleza.
Pero si te sientes fuera de este patrón, ni siquiera pienses en renunciar a la danza del flirteo. Todo es una cuestión de actitud, enseñan los estudiosos de los comportamientos humanos. El 55% de la impresión inicial que creamos los unos de los otros depende de la apariencia y del lenguaje corporal, el 38%, de nuestra manera de hablar y tan sólo el 7%, de aquello que efectivamente decimos.
Traduciendo, siéntete seguro, transmite tranquilidad, mira directamente a los ojos del otro, habla con entusiasmo, y tus oportunidades aumentarán vertiginosamente en el mundo del ligue.
Uf, nada sencillo para un comportamiento tan primitivo, ¿no es cierto? ¿Quieres saber más?
La guía tiene muchas más ideas interesantes y sorprendentes sobre el arte del flirteo – son 22 páginas, amigos –, vale la pena hacer clic aquí, imprimir y guardar para leerlo con calma.
