El Cayado
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 14/12/2008 12:03:34
por Wilson Francisco - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
En 1969 hice un curso de evangelizador infantil en la FEESP; tomé esa iniciativa como parte de un proyecto/sueño que era el de realizar charlas, pues entendía que ese curso me facilitaría esa jornada. Y hasta hoy me siento realizado con aquel curso, por lo mucho que me ha auxiliado para hablar en público y por las personas que conocí y que me han proporcionado una aventura espiritual extraordinaria.
Trabé conocimiento, en esa época, con María das Candeias, con Dirce y con Cairbar y ellos me dieron la oportunidad de trabajar en la Casa Transitoria Fabiano de Cristo, Departamento de Asistencia Social de la FEESP.
Éramos un grupo de amigos, todos los sábados desde las 8 de la mañana hasta la hora del almuerzo nos dedicábamos a la tarea de apoyo y orientación espiritual de los niños que acompañaban a las familias asistidas en aquella institución.
Terminada la actividad, nos reuníamos para rehacer energías y lo hacíamos conversando, estudiando y cantando y el fruto de ese cantar fue una pequeña Coral. Y, para nuestra alegría, tuvimos el honor de cantar para el médium Chico Xavier, un día en que él visitó la Casa Transitoria. Otro privilegio tuvimos, cuando Tía Luiza (Luiza Peçanha Camargo Branco) una maestra de coro genial que hablaba con las manos, se propuso prepararnos para ese evento.
Ensayamos y cantamos para Chico la canción Companheiro (Compañero), con letra extraída del libro Ave Cristo, dictado por Emmanuel. Ese evento fue un acontecimiento memorable, indescriptible.
Cierta vez, Luiza, otra compañera de trabajo, marchó a Europa; de vuelta trajo noticias e imágenes muy bellas de los países y costumbres de los pueblos que conoció. Y nos contó de su emoción cuando vio, en una ciudad del interior de Italia, a un pastor con un cayado en la mano caminando con las ovejas por las campiñas verdes. Esta, de un pastor con un cayado en la mano, es de una hidalguía, sencillez y seguridad que nos conmueve el corazón.
Me acordé de esa inusitada experiencia cuando una cliente narró la que ella había tenido, en un atendimiento individual realizado por mí. Decía ella: “La sensación que más me ha gustado en este proceso de viajar al mundo paralelo, ha sido la de estar en una sala de cristal llena de vidrieras que al mismo tiempo son espejos. Sentí que la luz, en el lugar, como que penetraba mi cuerpo energético, desvendándome un mundo de sensaciones excelentes y, lo más emocionante, fue cuando vi allí ante mí a un ser de luz con un cayado en la mano.”
Hay recursos, en la vida, que pueden transformarse en referencia importante para nuestro caminar. La visión de un cayado es significativa, por la excelencia que esa imagen causa en nuestro interior. Otras escenas pueden también ser un indicativo interesante. En un proceso que yo realizaba, la cliente sólo traía en su recuerdo imágenes mórbidas, que trababan su campo de energías. Fuimos rebuscando en su historia, hasta que finalmente ella dijo: Wilson, yo me acuerdo, tenía catorce años y mi padre me llevó a la fiesta de quince años de una amiga de escuela. Me puse un vestido muy lindo, recibí unos zapatos nuevos y en la fiesta bailé con mi padre y con otros niños, fue genial. Y lloró de emoción.
Pues bien, esa imagen tan linda e importante en la vida de aquella mujer, estaba como guardada, incluso escondida, como si algo en su cuerpo o en su personalidad tuviese la nítida intención de que aquel momento de felicidad permaneciese oculto. Es el tal sabotaje, que nos hacemos a nosotros mismos.
En otra oportunidad, una persona que realizaba el proceso de la transformación, permaneció casi cinco minutos pensando en alguna cualidad que poseyese, para decírmela y juntos hacer la lista de los recursos de que disponía para iniciar una nueva vida. Los defectos, ella los describía con extraordinaria rapidez. Tal vez porque las personas que la rodean insisten en repetir y señalar sus no virtudes. Y véase qué extraño, ¿no? ¿Cómo puede alguien realizar una transformación a mejor en su vida, si no logra identificar sus propios talentos?
Acostumbro a decir, recordando a Helio Ribeiro, el que hace decenas de años hacía el programa Correspondiente Musical, que “cuando Pedro habla de Pablo, llegas a saber más de Pedro que de Pablo.” Por tanto, si tu pasado te condena, si hay dedos amenazando tu intimidad, sabrás que el juez que va a decretar tu marcha al “cielo o al infierno”, eres tú misma.
Por tanto, desde ahora trata de inventariar tus talentos, tus recuerdos buenos, los momentos de felicidad que hayas tenido en tu vida. ¿Son pocos? Qué importa, son tuyos, esto es lo que cuenta. Y trae a tu corazón esos recuerdos, como hice yo al comienzo de este artículo, acordándome de hechos y personas que trajeron una época que se pierde en la noche de los tiempos, pero que se encuentra grabada y muy bien grabada en mi corazón.
El médium Chico Xavier, cuando aún estaba en esta dimensión, dijo en una entrevista que en las situaciones difíciles o de inseguridad, recurría a una imagen para sostenerse. Era una escena que había visto cuando aún era joven. Mientras trabajaba, veía pasar por la calle a una mujer sencilla, delgada, con un hijo pegado a su pecho, el niño era especial. Y la expresión de la madre no era de cansancio. Su mirada tenía un brillo no común, una luz interna que se irradiaba de su alma para todos cuantos la percibiesen.
Pues bien, esa era la imagen que inspiraba al médium mineiro, y la de tantas otras personas puede ser la de un santo, de una puesta de sol o de una escena o acontecimiento que tanto le entusiasmó en su infancia y juventud. ¡Es eso, tu luz está dentro de ti, aguardando a que abras la ventana de tu cuerpo y brilles!