El deseo
por Elisabeth Cavalcante em STUM WORLDAtualizado em 08/04/2020 11:35:04
Traducción de Silvana Partucci - [email protected]
Todo lo que deseamos en la vida se vuelve una fuente de ansiedad y angustia. Esto es porque el ego se alimenta de la satisfacción de los deseos y, así que uno de ellos es satisfecho, trata de crear una nueva necesidad.
Aquellos que aún no ampliaron su conciencia y viven dirigidos por la mente, suponen estar con el control total de la realidad y creen que su voluntad y acción serán suficientes para traerles lo que desean.
Cuando sucede esto, somos tomados por una rabia profunda y un sentimiento de frustración casi insoportable. Esta forma de actuar es característica en la infancia y en la juventud, cuando nos movemos teniendo como única directriz la afirmación de nuestra individualidad.
El problema es que este ego infantil nos acompaña a lo largo de la vida y muchos llegan a la edad adulta actuando de la misma manera. La transformación esencial sucede cuando conseguimos substituir la ansiedad y la urgencia por la entrega confiada.
Aquello que deseamos alcanzar, sea el amor, una conquista material o simplemente un estado de armonía y paz, debe primeramente ser sembrado como una intención en nuestro corazón.
Después, basta relajar, ocuparse de todo lo que pueda traer alegría y celebración, dejando que la existencia haga su parte. Cuanto más cultivemos esta certeza, más rápidamente nos vendrá la realización de lo que anhelamos.
Esto constituye la esencia del milagro, este misterioso proceso en que se basa la vida, pero que solo se vuelve disponible para quien esté verdaderamente dispuesto a abandonar para siempre la forma de actuar antigua.
"Deja suceder
El tantra dice: las cosas suceden cuando menos las esperas, las cosas suceden cuando no las fuerzas, las cosas suceden cuando no estas ansiando por ellas.
Eso es una consecuencia, no un resultado. Sé claramente consciente de la diferencia entre "consecuencia" y "resultado". Un resultado es conscientemente deseado, una consecuencia es un sub producto. Por ejemplo: si te digo que si juegas, la felicidad será la consecuencia, intentarás un resultado. Vas, juegas y te quedas esperando por el resultado de la felicidad. Pero te dije que ésta será la consecuencia, no el resultado.
La consecuencia significa que si estás realmente jugando, la felicidad sucederá. Si constantemente piensas en la felicidad, entonces, tendrá que ser un resultado, y nunca sucederá. Un resultado viene de un esfuerzo consciente, una consecuencia es apenas un sub producto. Si estás jugando intensamente, estarás feliz. Pero la propia expectativa, el anhelo consciente por la felicidad, no te permitirá jugar intensamente. El ansia por el resultado se volverá la barrera y no serás feliz.
La felicidad no es un resultado, es una consecuencia. Si te digo que si amas, serás feliz, la felicidad será una consecuencia, no un resultado. Si piensas que, porque quieres ser feliz, debes amar, nada resultará. Todo será falsificado, porque una persona no puede amar en busca de algún resultado. ¡El amor sucede! No hay motivación por detrás de él.
Si hay motivación, no hay amor. Puede ser cualquier otra cosa. Si estoy motivado y pienso que, por deseo o felicidad, voy a amarte, ese amor será falso. Y como será falso, la felicidad no resultará a partir de él. No vendrá, es imposible. Pero si yo amo sin ninguna motivación, la felicidad sigue como una sombra.
El tantra dice: la aceptación será seguida por la transformación, pero no hagas de la aceptación una técnica para la trasformación. No lo es. No anheles por la trasformación, solamente así la trasformación sucede. Si la deseas, tu propio deseo es el obstáculo".
OSHO, Vigyan Bhairav Tantra.