El efecto "sombra" en nuestras vidas…
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 09/12/2013 11:42:06
por Cura Emocional - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Hoy hablaremos sobre uno de los conceptos que considero más interesantes de la teoría junguiana relativa a la “sombra” que vive en cada uno de nosotros.
Sí, he dicho “vive”, porque pese a que muchos creen que pueden simplemente eliminar los aspectos negativos de su personalidad rechazándolos, éstos continúan actuando como autónomos en nuestro inconsciente.
La “sombra” representa de un modo general la suma de todos los aspectos de nuestra personalidad que nosotros negamos y, justamente por eso, permanecen sumergidos en nuestro inconsciente.
Conocida la parte más oscura de nuestra psique, la sombra acaba por acumular todo aquello que rechazamos en nosotros, sea por pautas morales, sociales o incluso por nuestra autocrítica.
Sin embargo, cuando algo es rechazado por lo consciente, sea una característica o aspecto de la personalidad, continúa actuando e influenciando la forma en cómo actuamos y nuestras reacciones frente a las situaciones y personas de nuestro entorno.
Entre sus muchas manifestaciones, la proyección es uno de los procesos más comunes de actuación de nuestra sombra. Cuando algo nos irrita o incomoda profundamente, incluso aunque racionalmente reconozcamos que nuestra reacción o emoción es desproporcionada para el caso, puede estar presente una manifestación de la sombra. Ello porque a nuestros ojos, lo que negamos en nosotros, sea emoción, pensamiento, sentimiento, comportamiento, aparece como amplificado en el otro.
Sentimientos de envidia, enojo, culpabilidad u otras características consideradas como negativas, defectos o maldades, son reprimidos y arrojados a nuestra sombra.
Así, sentimientos de envidia, por ejemplo, cuando son rechazados por nuestro consciente, pueden ser proyectados fuera de nosotros por nuestra sombra, haciéndonos sentir que es la otra persona la que siente envidia de nosotros.
Como ya no reconocemos ese sentimiento como nuestro, podemos empezar a actuar con la otra persona como si ella fuese un “enemigo” o un “envidioso” que quiere destruir lo que es nuestro.
Por otra parte, no todo lo que está en nuestra sombra es realmente negativo. Ciertos aspectos de nuestra personalidad pueden haber sido considerados negativos por otras personas en algún momento de nuestra vida y por eso fueron rechazados por nuestra conciencia.
Podemos pensar en una niña a quien encantaba jugar imitando a una cantante, y actuar ante su familia y amigos. Quizá utilizase un palo de escoba, que en su imaginación era un micrófono, y se adornaba para las actuaciones. Esa podría ser la forma de expresarse y manifestar al mundo su alegría. Pero es posible que en algún momento haya oído decir a alguno que eso no era cosa buena y que ella no debería ser tan “exhibicionista”, porque a la gente no le gustan las niñas así.
A partir de ese momento, aquello que le daba tanto placer, y le hacía sentirse feliz, puede haberse convertido en algo malo y negativo, siendo rechazado y arrojado en lo inconsciente, en la sombra. No obstante, pasados los años, esa misma persona se ve frente a una situación en que necesita hablar en público y siente una gran angustia como si algo “trabase” su expresión.
Por mucho que se esfuerce, no es capaz de relajarse y de expresarse libremente. Pese a no recordar siquiera la situación vivida en su niñez, el mensaje ha quedado grabado en su inconsciente, o sea: “a la gente no le gustan las niñas así”, esa frase, traducida para la situación actual, podría ser más o menos así: “si me expreso, puedo parecer exhibicionista y no voy a gustar a la gente.
Pese a que la mayoría lo desconoce, es muy común encontrarnos con ese tipo de situaciones en una psicoterapia. No son pocos los casos en que es preciso “rescatar” aspectos de la personalidad que fueron negados y rechazados, pese a ser primordiales para un buen desempeño de la persona en la vida.
A veces, muchas cualidades y talentos increíbles pueden estar como “soterrados” en nuestra sombra, y es preciso un trabajo terapéutico para rescatar esas cualidades y/o permitir que esos talentos se desarrollen. A menudo puede ser necesario echar una “nueva mirada” más humana y comprensiva para que sea posible traer nuestra sombra a la consciencia, de forma a integrar partes importantes para nuestro desarrollo y equilibrio interior.
Como Jung creía:
“Todo hombre tiene una sombra y cuanto menos ésta se incorpore a su vida consciente, más oscura y densa será. De todos modos, ella forma una traba inconsciente que frustra nuestras mejores intenciones”.
Hay muchas formas de buscar esa incorporación, y entre ellas, la terapia con mandalas posibilita el acceso a contenidos inconscientes de forma a integrar partes de la psique que antes estaban olvidadas o en conflicto en nuestro inconsciente.
Jung fue uno de los pioneros en divulgar la terapia con mandalas en el mundo occidental. Se servía de dibujos con mandalas para representar sus sueños y los sueños de sus pacientes como parte del proceso terapéutico. Con el tiempo, percibió que esa técnica posibilitaba el acceso a los contenidos inconscientes, de forma a solucionar los conflictos existentes y propiciar una mayor integración entre partes de la personalidad.
Pese a ser utilizadas por muchas personas para meditación, el simple acto de dibujar o pintar mandalas puede representar un camino para el autoconocimiento y el equilibrio psíquico. También podemos crear mandalas personales y utilizarlas para obtener un mayor conocimiento sobre nosotros. Pues cuando creamos una mandala personal es como si retratásemos nuestro mundo interior en el actual momento de nuestra vida. Por eso podemos decir que las mandalas representan una puerta que nos lleva a nuestro inconsciente, posibilitando el rescatar e integrar nuestra personalidad.
Virgínia Fernandes
Carl Gustav Jung fue el precursor de la psicología analítica y nos dejó un gran legado que hace posible una mayor comprensión sobre los aspectos y mecanismos psíquicos del ser humano.
