El ego quiere afirmación. ¡El alma, levedad!
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 16/11/2011 17:01:37
por Flávio Bastos - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
¿La afirmación del ego o la levedad del alma? Con independencia de nuestros deseos ese conflicto se establece entre el ego y el alma. Esa crisis silenciosa revela que el ser inteligente busca, inconscientemente, algo que dé sentido a su existencia física.
Siendo así, por más primitivo que sea el ego, el alma lo presiona para que ceda espacio a su manifestación. Y en esa especie de disputa ocurren las crisis, a medida que el ego intenta imponer su necesidad de afirmación y dominio…
En el mundo moderno, la búsqueda de la afirmación personal y profesional en un escenario competitivo, hace que el hombre urbano sea agresivo en relación a sus objetivos, ya que a menudo los valores ético-morales no son considerados en el contexto social.
Cuando abdicamos de valores esenciales para nuestro crecimiento, en favor de valores que estimulan la competitividad y la violencia implícita, abrimos una puerta para que el desequilibrio psico-espiritual se instaure en nuestra vida.
En la situación inversa, cuando en beneficio de valores que trascienden la realidad física, desatendemos valores necesarios para el desarrollo personal y profesional, también perdemos el foco del equilibrio vital, pues somos seres reencarnados con responsabilidades ligadas al yo y al otro cuando nos reencontramos para una nueva oportunidad en el aprendizaje del amor.
Por tanto, la disputa interna entre el ego que busca reconocimiento social, afirmación y apego, y el alma, que desea levedad y desapego material, es una realidad que se verifica en el ámbito de nuestra naturaleza interdimensional.
El desequilibrio de estos potenciales inherentes al ser humano lleva al individuo a salir del foco de su objetivo vital, que es encontrar el difícil equilibrio entre el apego del ego y el desapego del alma.
No obstante, esa indecisión, que es origen de angustia existencial, se convierte en un mecanismo psíquicamente sano cuando percibimos que el momento vital exige un gradual cambio de actitudes frente a la vida, que puede venir en forma de cuestionamiento hacia uno mismo, como por ejemplo: “Al fin, ¿qué es lo que deseo para mí y para el otro en esta jornada de encuentros, reencuentros y desencuentros?”
Cuando abrimos la mente – y el corazón – hacia nuevos aprendizajes, liberamos la energía del amor que teníamos bloqueada debido al conflicto entre el ego y el alma. En esa relación, al afinar la percepción de la necesidad de transformarse a sí mismo, surge el estímulo que emana de la Luz como instrumento de reforma interior.
El proceso de transformación íntima nos conduce al discernimiento, el cual nos lleva a la lucidez y al auto-conocimiento. Base para comprender las mancillas del ego en conflicto con el alma y superar la fase de angustia existencial con un mejor nivel de comprensión de uno mismo, del otro y del mundo que nos rodea.
Sabio es el individuo que ha aprendido con las crisis existenciales a ser menos arrogante, intolerante y agresivo en la relación con la vida. Sabio es el sujeto que recorre el camino de en medio que lo conduce al equilibrio de fuerzas entre el crecimiento personal y el crecimiento espiritual.
Afirmar el ego no significa pasar por encima de todo y de todos como si fuésemos el centro del universo. Del mismo modo que desarrollar valores que elevan el espíritu no significa abrir mano de la búsqueda respecto de mejores condiciones de confort material para uno mismo y para la familia.
En el escaparate universal, somos la síntesis de nuestras propias obras edificadas en las muchas vidas del espíritu inmortal. Obras que en su mayoría carecen de recomienzo, continuidad o término, pues, por lo regular, no concluimos lo que comenzamos, o no iniciamos lo que hemos planificado para la jornada vital.
Cíclicamente, la oportunidad resurge en el sentido de iniciar una nueva obra o dar continuidad a lo que ha quedado del pasado. Ese ejercicio de sintonía interdimensional, que contempla valores materiales y valores espirituales en simbiosis con el significado de la vida, es lo que necesitamos para garantizar, en armonía vital, la afirmación del ego y la levedad del alma.