El Encuentro – Quien Ayuda
por Wilson Francisco em STUM WORLDAtualizado em 10/11/2006 14:34:22
Traducción de Teresa - [email protected]
El proceso de auxiliar al próximo se constituye en artesanía psíquica cuando es realizado con el corazón. Puede convertirse en un viaje singular entre dos universos, entrelazando dos o más almas y promoviendo articulaciones que se pierden en la noche de los tiempos. Ivone Pereira, médium que ha psicografiado varios libros y dejado dos obras primas que sirven de brújula para médiums iniciantes ‘Devassando o Invisível’ (Inquiriendo lo Invisible) y ‘Recordações da Mediunidade’ (Recordaciones de la Mediumnidad), cuenta que al realizar desdoblamientos espirituales, para tareas de apoyo, principalmente en casos de obsesión, contaba siempre con la compañía amiga y protectora de varios espíritus, de apariencia sencilla, pero dedicados, incluso serviles. Estos Espíritus, dice ella, habían sido en la vida terrena pobres errantes que su madre recogía y alimentaba. Ella, Ivone, era todavía niña y su madre hacía que la acompañase y ayudase a dar comida a los pobres. Mucho tiempo después, ellos aparecieron, se presentaron y permanecían por allí, junto a ella, listos para servir y proteger.
Roberto Crema, de la Unipaz dice que “ÉL” (la criatura que está siendo ayudada) es un pedacito de nosotros mismos. Y Freud, con sabiduría, elucida que “El otro es el espejo de ti”, porque en verdad, en el acto de ayudar, no se sabe con exactitud quién realmente es el ayudado.
Guillaume Apollinaire, en su poema “Tener Coraje”, nos orienta sobre cómo podemos realizar el apoyo con sabiduría. Dice:
Acercaos a la orilla, dijo él. Ellos respondieron: Tenemos miedo.
Acercaos a la orilla, repitió. Ellos se acercaron.
Él los empujó… y ellos volaron.
Es una lección maravillosa, esta. El águila realiza este lance cuando toma a su polluelo por el pico y va hasta el más alto peñasco. Y allí, con cariño, suelta a su hijo querido para el primer vuelo. ¿Será que esta madre no se aflige con esta misión? Por cierto. Pero ella actúa sin temor, utiliza corazón y coraje, con la seguridad de que él volará. Y él vuela.
No obstante, el acto de ayudar demanda también calidad e inteligencia.
CALIDAD DEL AYUDAR
Henrique, un niño de seis años, hijo de Anita, amiga mía de Itapeva, mientras estuvo en la Tierra, realizaba actitudes de rara inteligencia y amor. Solía recoger mendigos, trayéndolos a su casa, para almorzar o cenar. Un día trajo a un niño… Todos se sentaron a la mesa, sin inhibición. Era costumbre de la familia amparar a los pobres. Anita, matriarcal, servía el plato de todos, eligiendo las partes del pollo según el gusto de cada cual. La pechuga para este. El ala para aquel otro, y así fue haciendo, hasta que llegó la vez del niño pobre. Ella tomó de la olla un pedazo cualquiera y lo colocó en su plato. Henrique se levantó y recriminó a la madre por aquella actitud, diciéndole: mamá, no le has preguntado qué parte del pollo le gusta.
Acerca de esto, María, mi esposa, tuvo una información interesante, que había oído de Espíritus amigos. Éstos recomendaban que al realizar la donación de ropas, éstas deberían ser lavadas, cosidas y planchadas. Así, la criatura recibe el auxilio y también la energía del Bien que deseamos transmitirle.
Herminio Miranda, en su libro ‘Carismas de la Mediumnidad’ informa sobre una mujer que hacía ajuares de bebé y los daba a las madres pobres. Pero ella era diferente. En vez de hacer muchos y con piezas usadas, prefería hacer uno, con ropas nuevas, almidonadas y perfumadas.
Un día donó un ajuar de estos a una señora, cuyo marido era alcohólico. Desempleado desde hacía tiempo, el hombre se había dejado llevar por la amargura y acabó por rendirse al vicio de la bebida. Al llegar a casa, su mujer le mostró el ajuar. El impacto fue grande, pues su hijita había sido agraciada con un ajuar nuevo. A fin de cuentas, decía él llorando, existe gente buena en esta Tierra. Y recobrando fuerzas, salió al día siguiente con mucho coraje y fe en Dios, a buscar trabajo, sin beber nada. Se había regenerado.
CÓMO AYUDAR
Según Pablo de Tarso, aunque yo hable la lengua de los Ángeles, si no TENGO CARIDAD, no soy nada. Observa lo que se destaca. Tener caridad es diferente de hacer caridad. Hay una gran diferencia entre una cosa y otra. Hacer caridad puede ser una actitud social; una acción que realizamos para nuestra evolución espiritual; o incluso una tarea prescrita para curar situaciones de aflicción o procesos obsesivos. Pero tener caridad significa estar y ser del Bien. Tener dentro de sí el impulso de amar y apoyar a la criatura, sin restricciones.
EL CAMINO
Ejercitar los ojos: para ver el doliente y el dolor.
ejercitar el corazón: para sentir;
ejercitar las manos: para saber tocar con cariño;
ejercitar los oídos: para oír, aceptar, integrar y restaurar.
Las ideas sobreviven cuando hay personas cuya propia vida sea el mensaje. (Erich Fromm)