El Enemigo está Venciendo la Guerra
por Jaime Benedetti em STUM WORLDAtualizado em 05/06/2008 12:56:58
Traducción de Teresa - [email protected]
¡Estoy perplejo! ¡Estoy asustado! ¡Estoy impresionado!
Nuestros hijos están emborrachándose y drogándose por las calles!
En este artículo me gustaría levantar una cuestión muy importante que viene llamando mi atención y la de muchas personas, y hacer un llamamiento para que atiendan a una situación que, si no se toman las debidas providencias, ¡podrá llevar a sucesos catastróficos y de gran dolor!
Hace 40 años, cuando yo tenía 9 y vivía en el interior del Estado de São Paulo, percibía que los padres tenían una preocupación muy grande por la posibilidad de que sus hijos cayesen en los vicios de la bebida y de los juegos de azar, pues en aquella época esto era lo más terrible que podía ocurrir en una familia. ¡Eso enviciaba y nadie quería tener un hijo envuelto en ese tipo de vida!
Las drogas aún no existían con la intensidad de hoy, de forma que los padres no se preocupaban tanto por ellas, pues apenas algún que otro conocido estaba “enganchado”, como se decía entonces y todos procuraban camuflar “aquel problema”. Las drogas populares aún no se habían extendido a la masa de la población, pues la “moda” era el LSD, la morfina, la heroína, las “Bolitas” ¡y era necesario cierto poder adquisitivo para meterse en ese mal rollo!
Pese a que el alcohol representaba una gran preocupación, su uso no estaba tan vigilado, pues la mayoría de las familias tenía cierta convivencia con esta droga. ¿Quién no bebía “socialmente”? ¿Quién no tomaba un buen vino? ¿Cuántos no ofrecían un “chupito” para que los críos pusieran caritas feas? ¡Tal vez ahí estuviese naciendo un nuevo alcohólico!
Lo que he venido observando últimamente llega a ser impresionante: Jóvenes en la franja de 12 a 17 años, fumando porros y bebiendo en medio de la calle, en las villitas de los barrios, en las callejas, en los pequeños círculos de amigos, en los guateques y en los colegios.
¡Sí, tengo la impresión, en algunos momentos, de que muchos no se han enterado de esta realidad!
¡Muchas personas no han tomado conciencia de la gravedad de la situación!
¡Muchos son jóvenes de pocos recursos, pero cada vez más aumenta el número de chavales hijos de padres con buena condición social, pues se visten bien, llevan tenis de marca, mochilas de edición limitada, camisetas personalizadas, bermudas de firma exclusiva! ¡Son niños bonitos, niñas lindas!
Me pregunto a mí mismo y a los padres de esos jóvenes:
¿Sabemos dónde y con quién andan nuestros hijos?
¿Sabemos dónde están nuestros hijos a altas horas de la madrugada?
¡Ah! ¿No lo sabemos? ¿Qué tal si empezamos a saberlo? ¿Qué tal si vamos detrás de nuestros hijos? ¿Qué tal si les ponemos más “límites”? ¿Qué tal si estamos más atentos a sus comportamientos y actitudes? ¿Qué tal preocuparnos más por ellos? ¿Qué tal asumir más nuestros papeles de encaminar y orientar? Qué tal si les concedemos más atención, antes de que sea tarde, ¡porque “El Enemigo está Venciendo la Guerra” en todas las áreas de la vida de nuestros hijos!
Despierto a veces durante la madrugada, pues es imposible dormir con el ruido de nuestros jóvenes y los veo pasear por las calles de mi barrio a diferentes horas durante toda la noche, durante toda la madrugada. Pandillas de jóvenes bonitos con botellas en las manos, fumando, bebiendo, gritando, insultando... pasan, paran y se marchan ¡no se sabe para dónde!
¡Dios mío, son críos todavía! ¡Son menores de edad!
¡Creen tener el dominio de su propia vida, se sienten invulnerables! ¡Dios, qué jóvenes son, y precisamente por ser tan jóvenes, son tan inconsecuentes e irreverentes!
Y nosotros los padres ¿qué estamos haciendo mientras nuestros hijos deambulan inconscientes por las calles?
¿Estamos durmiendo? ¿Estamos mirando la televisión? ¿Estamos trabajando? ¿Estamos soñando? ¿Estamos divirtiéndonos? ¿Estamos iludiéndonos creyendo que nuestros hijos están seguros en la madrugada? ¿Estamos haciendo de cuenta que los consideramos ya adultos y responsables? ¡Nos creemos que están durmiendo en casa del amiguito o de la amiguita! ¿Tenemos en cuenta la posibilidad de que estén bebiendo y drogándose por las calles?
¿Qué debemos pensar sobre nuestra postura?
¿Padres modernos? ¿Padres liberales? ¿Padres complacientes? ¿Padres amigos? ¿Padres omisos? ¿Padres irresponsables? ¿Padres ciegos? ¿Padres asesinos?
Gracias a Dios no todos los jóvenes están en ese camino, sino tan sólo una parcela, pero esa parcela está aumentando cada día y si no tomamos las debidas precauciones, dialogando más, dándoles más atención, amor, cariño, si no asumimos verdaderamente nuestro papel de padres que encaminan, si no ponemos límites y responsabilidades, si no exigimos de nuestros hijos el camino de la ética, ¡estaremos perdiéndoles para el enemigo!
¡Como padres conscientes, somos los únicos responsables de detectar las “sombras” de nuestros hijos, apoyándoles para que superen sus miedos, sus limitaciones, sus deficiencias, ayudándoles a desarrollar sus potenciales, a cumplir sus deberes para con la sociedad y a tomar conciencia de sus responsabilidades ante la vida!
¡Debemos enseñarles a recorrer el camino de la Luz!
¡No permitamos que El Enemigo Venza la Guerra!
¡Salvemos a nuestros hijos del enemigo!