El fantasma del desamor
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 05/05/2010 15:32:00
por Maria Silvia Orlovas - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Es impresionante la cantidad de gente que sufre por amor. Parece que el amor es el mayor bien que podemos alcanzar en esta vida, pero también es el mayor sufrimiento que en un momento o en otro enfrentamos.
Quien todavía no ha sufrido por amor, desgraciadamente aún habrá de sufrir. Esto es un hecho. Y hasta ahí lo encuentro normal, porque de una forma o de otra siempre pasaremos por una situación de incomprensión afectiva. Puede que lo hayamos vivido en la infancia o adolescencia, en nuestra familia, o con amigos y compañeros, o en la vida amorosa con nuestros pretendientes y parejas. El caso es que el desamor nace de la incomprensión. El sentimiento de desamor acompaña o resuena cuando nos sentimos incomprendidos y, desgraciadamente, muchas veces lo somos.
Muchos de mis clientes consideran que el desamor nació en la infancia, cuando sus padres les dejaron de lado, o cuando les han exigido mucho, o se han sentido incomprendidos. Algunas personas arrastran esos sentimientos hasta la edad madura y no hay nada más triste que ver a un adulto, padre de familia, económicamente autosuficiente, preso a situaciones de la infancia. Es muy triste de veras, porque una persona con estos rasgos acaba maltratando a todos cuantos lleguen a pasar por su vida, en un proceso inconsciente de venganza.
Percibo que la mayoría de las personas que sufre por amor quiere descontar el disgusto en alguien. Observa, amigo lector, que se trata de un proceso inconsciente. La persona no percibe que está haciendo eso, pero cuando se enamora, o simplemente comienza una amistad, lleva consigo todo el rancio del desamor. Así, viene a esa nueva historia totalmente carente, instala la nueva persona en su vida de forma rápida, sin mucho criterio, transforma sapos en príncipes y después se desmorona cuando descubre quién es el otro.
Embalada en el sufrimiento no da tiempo al tiempo. No se permite mirar para ver quién es la persona que está llegando a su vida. Hace juicios apresurados y cae constantemente en la decepción. Todo eso porque no se ha sentido amado o aceptado en la infancia. ¿Será así?
Cuando se trata de entendimiento mental/emocional/espiritual nada es así tan lineal.
Siempre pregunto a mis clientes qué viene primero: el huevo o la gallina. Espiritualmente, aprendemos que nacemos en los ambientes compatibles con nuestra vibración (ley de la atracción). También sabemos que podemos cambar todo esto, pero no se trata de un proceso mental, porque, a fin de cuentas todos queremos ser amados, comprendidos, tener salud, éxito profesional. Lo que cambia es abrir la mente y el corazón.
Como enseña la oración de San Francisco, es preciso amar más de lo que esperamos ser amados. Y lo lindo de esta historia es que en el momento en que amamos de forma amplia, altruista, lo hacemos porque empezamos a comprender mejor al prójimo y dejamos de juzgar de forma prematura, o desesperadamente carente, pues estamos descubriendo que el amor nos hace mucho bien por el sentimiento de ofrecer. Así, naturalmente, vamos aproximándonos a personas que también están en esa búsqueda de mejorarse, entender y amar.
Vidas pasadas nos abre a esa comprensión y muestra que la cura del desamor empieza en nosotros.
