¿El fin justifica los medios?
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 20/03/2011 10:25:32
por Maria Silvia Orlovas - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Hace algunos meses recibí un e-mail que me dejó bastante desconcertada. Una persona me pedía ayuda para resolver su vida afectiva. Hasta ahí todo bien, porque mucha gente sufre por amor y acude a mí para comprender su situación dentro de un enfoque espiritual; pero este caso fue diferente, ¡porque la persona quería más bien hacer una “amarradura”!
Es triste, ciertamente muy triste, pensar que alguien pueda buscar ayuda espiritual para intentar amarrar a alguien. Pero será que, por tratarse de amor, ¿habría una justificativa para ese acto? ¡Claro que no!
Amar a alguien no justifica ningún acto de egoísmo.
Hasta en el Antiguo Testamento hay referencias sobre el amor desprendido. Pienso que habrás oído la historia de las dos mujeres que se disputaban un hijo, y el rey Salomón, viendo que no habría acuerdo, manda partir el niño al medio. Inauditamente la verdadera madre le pide al rey que se la entregue a la otra.
Así es, amigo lector, cuando amamos queremos el bien del ser amado por encima de cualquier otro deseo.
Sé que es muy difícil amar a alguien sin ser correspondido. Y, desgraciadamente, ese tipo de situaciones se produce con frecuencia, envolviendo a las personas en una nube de sufrimiento, pero nuestro dolor jamás debe dar lugar a justificativas para actos incorrectos y egoístas. Puesto que los fines no justifican los medios.
Amar a alguien no justifica buscar un trabajo de magia negra para amarrar a la otra persona. También porque eso no ocurre. Puede que incluso el otro se acerque nuevamente a ti, y que, cumpliendo un terrible compromiso, se quede a tu lado en una relación afectiva, pero será infeliz si su corazón no está colmado de amor y bienestar.
Los actos egoístas, como las amarraduras, pertenecen a un universo peligroso, generador de karmas que un día habrá que saldar. Y debo informar que el universo es sabio y que todos nuestros actos quedan registrados en una gran central de informaciones que se llama registros akáshicos.
Todo cuanto hicimos en otras vidas envuelve nuestro nacimiento actual y justifica las experiencias dulces o amargas a que nos enfrentamos; y, claro está, que cualquier actitud actual está asimismo generando un nuevo karma. Y es preciso pensar cómo deseamos vivir el próximo mes, el próximo año y la próxima vida.
La felicidad no consiste en saciar carencias de forma irresponsable y egoísta. Pues la vida está llena de desafíos, de ambiciones y sueños que, desgraciadamente, no se cumplen. ¿Pero qué hacer con eso? ¿Resolverlo de forma inmediata? ¿Sin pensar en las consecuencias?
Una persona que retiene a otra por manipulación o por cualquier otra actitud negativa, se ata a sí misma al sufrimiento y al dolor, porque el otro siempre se sentirá impelido a huir, mentir, pelear por su libertad, y aquel que solamente quería amor recibirá todo, menos ese sentimiento tan especial. También es bueno decir que esas magias tienen plazo de caducidad. Como se utilizan fuerzas inferiores, por tanto, limitadas, su poder termina… y serán necesarios más gastos, más energía, más convenios y, naturalmente, crear más deudas con los mundos inferiores y las entidades que se prestan a lidiar con esas sombras.
También vale recordar que alguien solo permanece amarrado mientras haya pendencias kármicas entre los implicados. Si en mitad del camino la víctima cumple su compromiso de dar oportunidad al otro de resolverse, simplemente la amarradura del hechizo no funcionará, porque las fuerzas divinas no lo permitirán.
Todas nuestras relaciones implican lazos kármicos, por ende si sufrimos por alguien o si somos agraciados con vivir un amor, debemos saber que en algún momento de nuestra existencia hemos sembrado ese compromiso.
Amigo lector, si deseas vivir el amor, vibra el amor, despójate del egoísmo, ayuda a los demás, y si aún no has encontrado a alguien que pueda amarte de verdad, no te desesperes. Mantente en tu luz, cumple tus compromisos y ábrete para vibrar amor hacia ti mismo como un acto de fe y de auto-estima. Pide a Dios un amor en sintonía con tu derecho divino de aprender y evolucionar en el amor.
Obra con conciencia, sabiendo que lo que hagas hoy será el fruto del mañana.
¡Muy buena suerte!
