El futuro de las religiones
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 26/08/2010 12:27:38
por Bruno J. Gimenes - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Las religiones siempre han sido muy importantes para toda la humanidad, porque siempre hemos tenido la necesidad de recetas o fórmulas para tener acceso a Dios, en función de nuestros niveles de consciencia. Pero el hombre viene evolucionando y su forma de mirar lo divino también.
En los días de hoy, percibimos que para el individuo moderno la mayoría de las religiones ya no consiguen explicar con esclarecimiento, sensatez y sobriedad, cuestiones como por ejemplo: ¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos? ¿Quiénes somos? ¿Cuál es nuestra misión? ¿Por qué soy brasileño y no jamaicano? ¿Por qué soy hijo de ese padre? ¿Por qué soy hijo de aquella madre? ¿Por qué mueren las personas? ¿Qué es la muerte? ¿Qué es el espíritu? ¿Cómo puedo transformar mi realidad de vida? ¿Por qué tengo esta realidad de vida? ¿Por qué me pongo enfermo?
Y todas esas son unas pocas de las muchas preguntas que no pueden ser contestadas de forma coherente por la mayoría de las religiones del mundo.
Pero esa no es la única limitación. Muchas personas no soportan el hablar de Dios porque asocian ese término con las insanias que ocurren en el planeta, en que personas comunes se mutilan, hacen guerra, todo para defender sus puntos de vista religiosos.
¡Ya está bien de tanta ignorancia y alienación! El hombre necesita salir de esa hipnosis insana en que vive cuando se trata de su esencia divina. Tenemos que aprender a percibir que somos de naturaleza espiritual, entendiendo las implicaciones que de ello resultan.
No fueron los Grandes Maestros quienes crearon las religiones ¡fueron los hombres comunes! Las ideas y lecciones amorosas de aquéllos siempre han estado orientadas hacia la práctica de un estilo de vida encaminado a la evolución del espíritu, siempre de forma suave y bondadosa, respetando, perdonando y amando.
No existe un Dios que castiga, o un Demonio que embiste a las almas pecadoras, sino un universo que responde energéticamente a todo lo que hacemos.
Las religiones fueron realmente importantes hasta los tiempos más recientes en la historia evolutiva de la humanidad, solo que es preciso que den por cerrados sus ciclos que, dicho sea de paso, son dignos de aplausos (y está claro que esto aún ha de demandar mucho tiempo). Lo que pasa es que ahora ya no comportan las necesidades y anhelos que desbordan el corazón de las personas.
Si continúan así tomo están en los días de hoy, acabarán por esclavizar, cercenar y estorbar la evolución de sus fieles, quienes, a su vez, no deben ser fieles a las líneas religiosas, sino a un estilo angelical de vida. La conducta moral no debe acompañar solamente escrituras, sino principalmente principios de bondad, equilibrio y amor al prójimo como a sí mismo.
No hay fórmulas o métodos perfectos, no somos capaces de expresar en palabras dichas o escritas la divinidad universal. Cualquier tentativa, aunque bien intencionada y elaborada, aunque cribada de mucha sabiduría, aún así sería un modelo rústico ante la grandeza de la mente divina y del Gran Espíritu que rige este universo increíble.
Y ¿por qué hablar de todo eso?
Simplemente porque las personas están distantes de Dios. Un distanciamiento que ocurre por innumerables causas. Falta de creencia, ignorancia espiritual, alienación, contrariedades, inquietudes, conflictos, pereza y tantos y tantos motivos. El ser humano necesita un estilo que se adapte al modo moderno y agitado de vivir, que se ajuste a toda esa locura que nosotros mismos hemos creado. O sea, religión alguna, con sus estructuras dogmáticas y sus rituales rígidos, logra acompañar esa necesidad. Lo cual refuerza todavía más las limitaciones de las religiones y la necesidad de que cierren sus ciclos y salten hacia una nueva concepción.
Es importante poner de manifiesto que, para muchas personas que tienen pereza de pensar, (o incluso miedo de buscar un conocimiento que genere una reforma intensa), que necesitan encontrar en el mundo exterior las enseñanzas y la conducta espiritual elevada, las religiones se muestran aún importantes, porque se hacen necesarias para esos niveles de consciencia todavía existentes. En esos casos, sin el amparo de las estructuras religiosas tradicionales, el caos sería aún mayor, comprobando que muchas personas todavía no están preparadas para ese nuevo concepto evolutivo.
En su mayoría, las personas no logran percibir a Dios o a lo Espiritual en sus vidas. No pueden comprender dónde esa consciencia sería necesaria; pero la importancia de carácter emergente se muestra cuando asistimos al sufrimiento diario de las personas en sus conflictos y emociones embarulladas. Si el sufrimiento ocurre en demasía, algo anda equivocado. ¡Definitivamente! Y si la comprensión de la naturaleza y la importancia de la vida le son algo remoto, la alerta es todavía mayor.
Los dolores del alma están burbujeando en la corteza terrestre, y la naturaleza ya da señales claras de que no anda nada contenta…
Pero ¿de qué sirve hablar tanto sobre esto? Muchas personas están conformes con todo lo que se ha dicho más arriba, acatan el pensamiento de que nuestra esencia es divina y que necesitamos conectarnos con ella. Pero cuando van en busca de ese Dios, de esa comprensión, la confusión es grande. Esto porque nuestra educación siempre ha sido la de dar culto a un Dios que se muestra distante. Simplemente, porque se nos ha enseñado o conducido en el pasado a buscar un camino religioso, lo cual es muy diferente a buscar la espiritualidad.
Un hombre religioso es aquel que acata y sigue las enseñanzas de una determinada religión. En cambio un ser espiritualizado es aquel que busca un estilo de vida fundamentado en máximas de vida, como amor, perdón, respeto, independientemente de rótulos o estructuras. La espiritualidad es un estado de consciencia. Así como cielo e infierno también lo son, ya que dependen mucho más de la conducta de cada uno que de cualquier otra cosa. La espiritualidad es la verdad del espíritu, que puede incluso ser profundizada en el aprendizaje religioso, pero siempre que no sea solamente por una vía o receta. Ha de ser leve, universal, si no, atrancará la evolución del hombre, inevitablemente.
Pero como sabemos, aunque puedas estar conforme con todo lo que se ha dicho y acatarlo integralmente, aún así hay una laguna muy grande, cuando el tema es llevar esa espiritualidad a la práctica, lo cual quiere decir vivir la vida con la consciencia espiritual. Sin puniciones, dogmatismos o rituales incompatibles con la realidad terrestre actual, lo cual aún no está impregnado en nuestro nivel de consciencia.De ahí la importancia de la búsqueda espiritual libre y sencilla, que haga de esa andadura algo igualmente sencillo, principalmente que no se materialice en el formato obsoleto de un linaje religioso. Pero que pueda ayudar a cualquiera en la comprensión de que cuanto mayor sea nuestro nivel de consciencia espiritual, mayores serán también nuestras posibilidades de desarrollar una felicidad real, duradera. Menores serán asimismo los sufrimientos, los conflictos y las dolencias del alma. Y, principalmente, que todo eso pueda, sí, hacerse en la realidad de nuestro día a día, sin dogmas.
Que podamos comprender de forma gradual, tranquila, que el conocimiento y la buena utilización de algunas leyes universales pueden ser grandes aliados en nuestra andadura por “aquí”. La búsqueda espiritual no tendrá sentido si no mejora nuestra historia de vida, no nos hace personas mejores o no nos aporta beneficios colectivos. ¡Medita sobre esto y sumérgete en esa experiencia!
