El Hombre necesita librarse de su Fardo
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 07/02/2012 14:37:42
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Traducción de Teresa - [email protected]
Presta atención a tus sentimientos, ellos revelan la verdad sobre ti. No importa si esa verdad ratifica tu punto de vista o no. No importa cuál sea esta verdad. Buscarla es tu obligación, reconocerla, tu remedio, transformarla, tu curación.
No se debe juzgar. Son años, siglos, milenios de desconexión con la Divinidad. Es mucho tiempo viviendo en la inconsciencia espiritual por decisión propia, para adquirir el aprendizaje majestuoso del hombre en mundos tridimensionales. Esto tiene una consecuencia, claro, tiene un resultado. Hay un gran depósito, un equipaje que traéis, debido a tanto tiempo de experiencias en la carne desligados de vuestra Esencia – aparentemente desligados, porque la Esencia Divina siempre ha estado con vosotros, siempre acompañando vuestra jornada, siempre supervisando vuestro aprendizaje. Pero no ha intervenido, porque la ley es la del libre albedrío, que da al hombre el derecho de elegir.
Entonces, tras años, siglos, milenios de experiencias, vidas y vidas, olvidado de su origen, tanteando a oscuras el camino de vuelta, el hombre ve algo iluminarse. El bagaje de las experiencias adquiridas trae al alma un momentum de consciencia y esa alma puede liberar conocimiento a la personalidad en que se encarna. Comienza, entonces, a surgir el sentido de la religiosidad, de vínculo con algo mayor, y desde ahí el hombre contempla un nuevo nivel de leyes, de conocimientos, adquiere un código de conducta. La personalidad empieza a responder a los estímulos divinos, a reconocer la existencia de algo más, y a tener claridad, compasión, responsabilidad sobre sí misma.
Y ¿qué hacer con todo ese bagaje de enseñanzas, con los sufrimientos, los traumas, las tristezas, decepciones, frustraciones? Todo esto es como un fardo, un fardo demasiado pesado que arrastráis vida tras vida. Ese fardo ha de ser abierto, desmenuzado, disuelto. Ese es el trabajo del alma que progresa. Ella ya no puede arrastrarlo, y tampoco puede dejarlo en mitad del camino. En el Universo somos todos responsables por las energías que generamos, por el desbarajuste que creamos. Vosotros ¿no enseñáis a vuestros niños a limpiar el desorden de sus juegos, a guardar los objetos? Pues lo mismo ocurre con el alma. Ésta tiene que librarse de modo limpio y definitivo de su fardo – si no, el Universo estaría hasta los topes de energías de mala calidad. Ella, como responsable por sus creaciones, va ahora a contemplar su pesado fardo.
Ese es un trabajo que muchos consideran doloroso, pero es extremadamente compensador y liberador. Además, enfrentando el dolor, las amarguras, los traumas, los recuerdos tristes y los miedos, es como el alma constata para su personalidad que todas esas cosas eran ilusorias. El fardo empieza a deshacerse en el momento mismo en que es abierto. Pero cada pieza, cada trapo en él ha de ser examinado, reconocido, y sus orígenes buscados – ya que de otra forma no se puede hacer la limpieza.
Muchos arrojan lejos su basura, como si con ello dejase de existir, pero no es exactamente así. Todo, para retornar al estado primordial en que estaba, ha de ser reconocido y trasmutado. Hay que usar de la voluntad consciente del ser, hay que manipular las llamas trasmutatorias, la magnífica Llama Violeta, para trasmutar esas energías. El fardo se disuelve y el alma puede proseguir en su jornada, tan libre, tan ligera, que puede alzar vuelos, que puede alcanzar otras dimensiones.
Los que quieren vivir en mundos más leves, donde los sufrimientos y tribulaciones ya no existen, por más conciencia que tengan de esas posibilidades, no podrán experimentarlas a menos que se libren de su fardo, sus miedos, traumas, desasosiegos, apegos. Muchos hombres tienen conciencia de los mundos superiores, tienen referencias intelectuales para crear una existencia en otros estados, pero no lo consiguen porque les ha faltado el trabajo más difícil, el de desintegrar el fardo. ¿Cómo podrá el alma sutilizarse teniendo aún ese saco de chirimbolos atado a los tobillos? Algunos pueden visualizar esas energías aprisionadoras como cadenas, como cáscaras de pieles gruesas, como pesadas vestimentas. Hay muchas maneras de visualizar y de entender esto. Hemos empleado aquí la imagen del fardo porque no deja de ser un bollo de energías pesadas, empaquetadas, resultantes de innumerables experiencias de vida.
El fardo de tu vida es algo que te incumbe a ti. Esto significa evaluar la verdad de tus sentimientos. Los sentimientos más profundos, más incómodos, más traicioneros están delatando cuál es la naturaleza de tu fardo. El hombre verdaderamente libre es aquel en que los sentimientos se han apaciguado, en que no hay miedo, recelos, temores, culpas, remordimientos. Los sentimientos pacificados, la naturaleza impasible que todo lo comprende es la meta que cada uno de vosotros ha de alcanzar. Pero esto solo se hará después de descubierto y tratado el fardo. Los sentimientos de ira, odio, envidia, venganza, todo eso está allí, son trapos de vidas pasadas, son marcas de experiencias que, según vuestro modo de ver, han herido vuestra integridad, han envilecido vuestra personalidad.
El origen de todo eso ha de ser estudiado, revisado, trasmutado. Hacerlo es de suma importancia, hijos míos. Este es el trabajo del soldado, del valiente guerrero, y una vez que lo comprendáis, tendréis la ayuda de vuestro Yo Superior, de la Divina Presencia en vosotros, de vuestros Guías. No estáis solos en esa jornada, aunque debéis saber que nadie puede hacerlo por vosotros, es un trabajo único, exclusivo e intransferiblemente vuestro. No perdáis más tiempo, no os demoréis más. Mirad para ese fardo que arrastráis.
Intuido por Regina Pereira