El Maestro que Reside Dentro de Nosotros
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 28/05/2009 12:23:06
por Daniele Alvim - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Vengo aprendiendo que seguir la llamada del corazón es siempre más seguro que guiarse por lo que los demás esperan de nosotros o proyectan en nosotros. Aunque en un primer momento podamos sentirnos inseguros entre escuchar la voz de la razón o la del sentimiento, esta última será siempre la verdadera y certera, pues va conectada con nuestra sensibilidad e intuición que sobrepasan los límites de tiempo y espacio y nos proyectan hacia una realidad futura y causal. Esto no significa que debamos dejar de usar la razón, pero razón y sentimiento deben andar juntos; razón sin sentimiento es como un suelo infértil, pues es el sentido que solamente ve por el lado de afuera, y no por el lado interior, donde podemos entrar en contacto con nuestra verdad más profunda.
Y ser verdadero consigo mismo es la tónica de estos nuevos tiempos. Ego y máscaras solo sirven para distanciarnos de nuestro verdadero yo, del ser integral que somos, y asimismo para disociarnos de nuestros ritmos internos, nuestros “momentos oportunos” esenciales, nuestros ciclos tan sagrados para nuestro crecimiento.
Muchos desafíos han venido surgiendo, y no está sencillo el administrarlos. Y si es duro tener que vivir aún en el mundo de la dualidad, imaginad cuando se rompen las ilusiones de una realidad que habíamos creído una e íntegra, pero que en realidad era dual. Sí, porque en este afán de evolucionar y encontrar un lugar de paz y aceptación, ¡también proyectamos mucho! Muchas veces elegimos a alguien como nuestro “maestro”, confiamos, lo endiosamos, para después constatar que ese supuesto maestro era alguien que podía estar algo más adelante que nosotros, pero todavía con un largo camino por recorrer y que nuestra decepción y desilusión es responsabilidad tan solo nuestra.
Y esa es la otra cara de la misma moneda… El proyectar nuestras ilusiones de perfección y luz en los otros. He aprendido que nuestro mayor maestro reside dentro de nosotros, la pequeña voz de la sabiduría que podemos escuchar en lo más profundo de nuestros corazones, la voz de nuestro Yo Superior, que nunca se distancia de nosotros, la Presencia que puede ser olvidada, pero a cualquier momento contactada. He aprendido que jamás debemos ceder nuestro poder personal a quien quiera que fuese, pues el despertar de la consciencia no es algo que alguien, por más evolucionado que sea, pueda hacer por nosotros. No hay “atajos” en el Camino.
Éste es largo y arduo, pero puede ser abreviado por el poder de nuestra propia voluntad y determinación. Los verdaderos maestros son como amigos mayores, nos dan consejos valiosos, nos enseñan algunas prácticas para alcanzar estados más plenos de consciencia, pero el éxito del emprendimiento depende solamente de nosotros. No hay camino mágico e instantáneo, sino que pueden producirse en esta andadura momentos mágicos, y éstos son fruto de nuestra intención constante de dar un paso adelante en nuestra evolución de conciencia.
Y cuando elegimos el camino de la unidad, el camino de la dualidad se hace insoportable, difícil e insufrible. El constatar que aún podamos ser blanco de antipatía e incomprensión, cuando dentro de nosotros la intención de una unión interna, comprensión y aceptación verdadera del otro está presente, nos lastima, sí, aunque tengamos plena consciencia de la inconsciencia del otro. También es coherente que estemos en un estado de perdón incondicional en estos casos.
Pero aún así, perdonando y dejando pasar, convivir con situaciones y personas que nos disminuyen, en vez de añadirnos algo, no es agradable. He aprendido que romper con esas vivencias y relaciones es el mejor remedio para poder continuar firme y de cabeza erguida en nuestro camino, alineados con nuestra verdad. En el 2008 se han ido antiguas relaciones, las verdaderas han permanecido y algunas otras verdaderas se afirmaron. Pero siento que ese proceso aún continúa.
Ser nosotros mismos y tener total responsabilidad por quienes somos y por lo que creamos no es tarea fácil, no. Pero a cada paso asertivo nos sentimos más confiados. He aprendido que ser asertivo no siempre es ser buenecito y perfecto y aceptar todo lo que vacían en nosotros… Saber decir que no es muchas veces el camino más efectivo.
¡Namaste!