El mal humor no resuelve los problemas
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 14/05/2012 17:45:00
por Nelson Sganzerla - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
¡Buenos días! (La persona malhumorada contestaría):
- Buenos días ¿por qué? ¿Quién no ha vivido la experiencia de despertar con un tremendo mal humor, deseando pelearse con el mundo a su alrededor, hasta el punto de no querer hablar con nadie, ni siquiera para dar los buenos días?
O ese tipo de persona que, al despertar, tanto es su mal humor, que solo va a empezar a respirar y a vivir, cuando ya ha transcurrido buena parte del día. O también, hay casos en que solo después del almuerzo dará alguna señal de vida, tal como: la luz está encendida pero no hay nadie en casa.
El problema es que con la globalización y el actual mercado de trabajo, es prácticamente imposible permanecer de mal humor, tanto en una reunión de trabajo, en una visita al cliente, como en cualquier área de la vida en que se actúe, al final se nos exige estar a tiempo completo y no podemos permitirnos el capricho del mal humor.
Hoy el mercado demanda una buena atención detrás de un mostrador o mesa de recepción, y más todavía, en cualquier función que sea, a nadie en su sano juicio le gusta ser mal atendido en una consulta médica, en una agencia de viaje o en la tienda donde se pretende adquirir algo, por necesidad o capricho.
Hoy, las relaciones demandan atender bien; en el sector servicios la profesionalidad tiene que ser rápida, eficaz y sobre todo educada y con mucha simpatía. A nadie le gusta tener ante sí a una persona antipática y gruñona. Una sonrisa siempre abre puertas, una cara ceñuda emana una energía tan baja que hace daño a todos los que están a su alrededor.
El punto es: si eres un profesional del sector, ¿cómo administrar el mal humor que arteramente te acecha todas las mañanas? Yo diría que es fundamental impedir que las preocupaciones se instalen en tu mente, ya que de ellas emana todo mal humor, en busca de resolverlas. Otro punto son las contrariedades con las cuales la mayoría no sabe lidiar, que se acumulan durante el día, y que llevamos por la noche a nuestra casa.
No estamos acostumbrados a que nos lleven la contraria, siempre queremos tener razón en todo cuanto hacemos y decimos, somos los amos de la verdad, sin admitir una postura contraria a la nuestra. No pasamos por alto ni perdonamos los errores ajenos y, como contrapartida, no nos damos cuenta de que en la sociedad en que vivimos, al menos hay que convivir de un modo pacífico con todos nuestros interlocutores. De ahí que el resultado sea el mal humor.
Por lo regular, en todo comienzo de semana, cuando la realidad pesa sobre nuestras espaldas, nuestro sentimiento es una profunda tristeza por lo que se nos demandará durante toda la semana, las responsabilidades con los bancos, los clientes, nuestras obligaciones familiares; nos olvidamos de alegrarnos y de comprender que el secreto está en prepararnos con alegría para la semana que se inicia.
Despierta malhumorado y pasarás todo el día así. Procura prepararte con alegría para la semana que entra y sentirás que tus días no son tan pesados como habías imaginado; las personas alegres no sienten el pasar de las horas.
Tu mal humor no va a resolver tus problemas, todo lo contrario, va a complicar sobremanera tu día y tu semana. En ese estado no vas a rendir como deberías en una reunión con tu cliente, no vas a producir satisfactoriamente en tu trabajo, vas a atraer todo tipo de problemas que, hasta entonces, no tenías; y si estás al frente de un equipo, solo vas a atraer negatividad por parte de tus colaboradores.
No tienes ni idea, pero ese estado de espíritu en nada te ayuda.
Simplemente alejará a los demás de tu convivencia; nadie soporta convivir con una persona que no sonríe, que se cierra en banda ante la vida y que no soporta ningún sentimiento de alegría y de satisfacción. Personas ceñudas solo atraen a otras personas ceñudas. Seriedad es diferente de mal humor. Para ser serio no es necesario ser huraño, muchos confunden una cosa con la otra.
Yo diría que lo que hay por detrás de ese estado de espíritu son pensamientos egocéntricos, pensamientos en su mayoría egoístas, bajo el mando de nuestro ego; vivimos a la defensiva en todo lo que nos ocurre, no bajamos la guardia para escuchar a nuestro interlocutor, hablamos demasiado y no tenemos la costumbre de escuchar y de procurar comprender al otro. Vivimos para atender a nuestras necesidades, y por lo regular, somos completamente ciegos ante las necesidades del otro.
Las actitudes controladas por nuestro ego nos dan una corta perspectiva de lo que es la vida en el verdadero sentido del ser y de la interacción con nuestro pequeño mundo. Pero la vida es mucho más que nuestro pensamiento egoísta. En ese pequeño mundo en el cual insistimos en vivir prisioneros de nuestros pensamientos egocéntricos, a diario y constantemente tendremos conflictos que nos producirán mal humor. Procura, cada día, liberarte de tu ego y vislumbrarás un mundo totalmente diferente, que, hasta entonces, no conocías y verás que el mal humor ya no tendrá sentido en tu vida.
Piensa en ello.