El médium, el hombre y el mito
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 17/01/2012 16:50:51
por Flávio Bastos - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
La mediumnidad, por ser una facultad de contacto interdimensional, o sea, entre un ser inmaterial, incorpóreo, y un ser material, entra en choque con la cultura del “ver para creer” y crea un estigma respecto del médium, a quien muchos pasan a considerar persona desequilibrada, misteriosa, mística o charlatana, entre otros adjetivos.
Pese a que la mediumnidad, que es algo inherente al ser humano, está hoy día mejor comprendida y aceptada, todavía causa cierta confusión respecto de su mecánica, funcionalidad y finalidad, que pasa, antes de cualquier otro objetivo, por la aceptación y participación de su intermediario o mensajero: el médium.
El espíritu comunicante del mensaje, al servirse del aparato mental de su intermediario, bien por la mediumnidad de videncia, de audiencia, psicográfica (intuitiva, mecánica o parcialmente mecánica), psicométrica, de cura, o pictográfica, tiene conciencia de lo que está haciendo, lo mismo que el médium que permite la comunicación.
El médium, ya sea conocido o desconocido del gran público, es una persona corriente, con los defectos y las preocupaciones de la gran mayoría de los “mortales”. Si no fuese así, imperfecto, no sería un médium al servicio de su mediumnidad.
Sin embargo, la sutil diferencia entre el médium que asume su facultad al servicio del bien y aquel que no la asume por motivos personales, es el paso adelante que da el primero hacia el progreso espiritual.
El médium que tiene conciencia de la importancia de su contacto interdimensional, sabe que es un deudor para con la Ley Mayor. Tiene muy claro que su misión es una oportunidad para ajustar cuentas con su pasado a través del amor fraternal.
Por tanto, una cosa es el médium y su trabajo. Otra cosa es el hombre que está por detrás del médium y su trabajo…
En tal sentido, incluso a Chico Xavier, a quien muchos tomaban por modelo, le costaba renunciar a ciertas vanidades mundanas, como la peluca que llevaba para ocultar la calvicie, o a cierto descontrol que se apoderaba de él – y que evidenciaba el temor a la muerte – en los momentos de turbulencias durante sus viajes en avión.
El médium practicante sabe que no es “santo”. Los espíritus que eventualmente se sirven de su aparato mental para comunicar sus mensajes o para otras finalidades, saben que el intermediario entre dos planos no es un santo. Aun así, lo que vale son las buenas intenciones y la voluntad de ambos de utilizar el canal mediúmnico con una propuesta encaminada al bien.
La mediumnidad es asimismo un camino para que la persona busque el equilibrio psico-espiritual por medio del estudio y de la práctica mediúmnica. Muchos casos de mediumnidad en desequilibrio, por lo regular confundidos con síntomas esquizofrénicos, encuentran su equilibrio en la sistemática de orientación y de trabajo de las casas espíritas.
Cuanto más equilibrado sea el médium, más armoniosos serán los mensajes que intermediará de parte de sus comunicadores. No obstante, esa afirmación no significa que el mediador sea una persona pura, un encarnado evolucionado en contacto con una entidad evolucionada. Significa que el médium se encuentra en condiciones bío-psico-espirituales para intermediar mensajes de contenido más esclarecedor para la humanidad. Méritos de quien ha asumido – y tomado en serio – su condición de intermediario entre dos planos.
Con todo, al margen de su actividad mediúmnica, todo médium continúa su vida con las preocupaciones, tristezas y alegrías inherentes al ser humano. Del médium de la edad media, perseguido y sentenciado a la hoguera de la inquisición, considerado “amenaza social”, herejía para la Iglesia, hemos evolucionado mucho hasta el comienzo del tercer milenio.
A partir de la Nueva Era de significativos cambios para el hombre y su planeta, la mediumnidad da un salto cuántico en el sentido de sus mensajes espirituales que serán recibidos por médiums que llegan a la Tierra mejor preparados para transmitirlos al gran público. Médiums que continúan siendo hombres y mujeres reencarnados en una realidad planetaria en fase de transición espiritual hacia un mundo de regeneración.
