EL NACIMIENTO
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 22/07/2014 09:26:24
por Caroline de Moraes Souza - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Si todavía tienes dudas en cuanto a la existencia de Dios, habla con un embriólogo. Una vez oí esa frase e inmediatamente percibí cuán lógico era aquello que se decía. Si entendiésemos como se produce el desarrollo embrionario, sería más fácil para nuestro cerebro admitir la existencia de algo superior que negar tal existencia, toda vez que sería irracional para la forma en cómo percibimos el mundo (donde todo tiene una causa) considerar que todo aquello sucede por casualidad, sin una razón o de forma espontánea.
La fecundación de un óvulo y todo el proceso que sigue de transformación de un organismo multicelular, en que cada célula comprende cuál es su misión dentro del organismo, lo que debe hacer y por qué está en aquel cuerpo, todavía constituyen un misterio para la Ciencia. ¿Quién da ese comando? ¿Cómo tiene la célula esa comprensión?
No es preciso que creamos en el Dios que siempre nos han dibujado, pero al contemplar esa nueva concertación celular de la fase inicial de lo que llamamos vida, lograremos percibir la existencia de una inteligencia muy, pero que muy superior a la nuestra. Por pura observación e imaginación, podemos ser llevados a creer en toda una jerarquía superior, de médicos, ingenieros, arquitectos, artistas, creativos, proyectistas y todo lo demás, que trabajan incesantemente por todos nosotros, empleando una ciencia, un arte y una geometría que podemos llamar divina.
Por otra parte, cuando nos deparamos con nuestra realidad desgraciada, tendemos a desacreditar aquello que sentimos, por mucho que nuestra razón nos diga que sí, que hay algo más. Si existe una jerarquía universal trabajando en favor de la evolución humana, capaz de crear algo como la vida, ¿cómo esa jerarquía puede permitir tanta violencia, tanto sufrimiento? Esa es la pregunta que todavía nos hacemos. Pero volvamos un paso e intentemos comprender lo siguiente: ¿quién ha dicho que nuestra realidad desgraciada es responsabilidad de otro y no nuestra?
Crear una realidad diferente es nuestra parte, nuestro deber. La parte que incumbe a la inteligencia superior me parece que está en el más perfecto orden. Somos nosotros los responsables por tantas desgracias y hemos de comprenderlo pronto, para que juntos demos el próximo salto, tanto en la Ciencia, como en una nueva Fe, como ser humano o a escala universal. Tenemos que ser maduros para percibir que no va a venir nadie a salvarnos de nosotros mismos.
La fuerza que hace a un embrión encontrar al óvulo, la fuerza que te hace abrir los ojos todos los días por la mañana es la misma fuerza que hace a la Tierra girar y a tu corazón palpitar sin estar conectado en el enchufe. El comando es suyo. ¿O has visto alguna vez a una madre concentrándose y pensando: ahora es la hora de hacer el pulmón de mi hijo y de conectar sus neuronas?
Siguiendo ese razonamiento observa que más del 75% de nuestro cuerpo está formado por agua, y el agua no tiene forma. ¿Qué será lo que une todo eso y nos da forma? Un bebé recibe el soplo de la vida y comienza a funcionar. ¿Quién sopla? Si ese trabajo no es nuestro ni de nuestros padres, entonces ¿de quién es?
Quizá tengamos más amigos de los que podemos imaginar, y la vida debe ser una prueba de esa amistad, una oportunidad. Solamente un amigo sería capaz de trabajar por nosotros sin pedir nada a cambio. No es preciso que comprendamos todo el mecanismo, y tampoco sería posible, pero a partir de la comprensión de que existe algo más y bastante más grande que nosotros (con independencia de la nomenclatura que le demos) podemos empezar a trabajar activamente para mejorarnos a nosotros mismos y así nuestra propia realidad.
