El nacimiento interdependiente
por Bel Cesar em STUM WORLDAtualizado em 05/02/2006 15:20:01
Traducido por Melissa Park - [email protected]
Como se da el proceso de la concepción según el budismo tibetano
En los próximos textos, reflexionaremos sobre los últimos dos Hilos de Interdependencia: el nacimiento y la muerte. Ellos son el efecto de las causas que generamos a partir de los diez hilos anteriores: semillas que ahora van a brotar, determinando el estilo de nuestro nacimiento, vejez y muerte.
Según el budismo tibetano, el proceso de la concepción es presidido por una reacción emocional: después de vagar en el Bardo (el estado intermedio entre la muerte y el renacimiento) como máximo, 49 días, vemos a nuestros futuros padres en unión sexual.
Si el karma del futuro ser humano es renacer como hombre, él experimentará, entonces, atracción por su madre y aversión por su padre. Al inverso, si él está destinado a encarnar como mujer, sentirá atracción por su padre y aversión por su madre. Este doble sentimiento de atracción-aversión actúa como factor que provoca la entrada en la matriz.
Sintiendo intenso apego por uno de nuestros padres, intentamos aproximarnos, pero como poseemos una forma muy sutil, obviamente no lo conseguimos. Llenos de frustración, rabia y celos en relación a su pareja, sufriremos una pequeña muerte. A pesar de esta conciencia en el bardo no tener un cuerpo concreto, cuando ella deja el bardo en la percepción de su cuerpo, gira de espaldas para el padre y da el frente para la madre.
Este proceso se invierte si el ser fuera una niña. Sentirá aversión por la madre y apego o atracción por el padre, y en la percepción de su cuerpo ilusorio dará la espalda para la madre y quedará de frente para el padre.
En ese momento, nuestra conciencia es tragada por nuestro padre y eyaculada dentro del útero de nuestra madre, donde entonces, cabalgando sobre el esperma de nuestro padre, se une a óvulo. Exactamente en ese instante dejamos la clara luz de la muerte.
Nuestra mente y energía comienzan a ser más materiales, la programación de la nueva vida es accionada, nuestra mente proyecta otra realidad samsárica y la nueva vida de sufrimiento tiene inicio.
Hay una diferencia si aquel matrimonio está habituado a un relacionamiento sexual y la experiencia del placer. Cuando sucede la verdadera concepción, la calidad de este placer es más elevada de aquella que normalmente se experimenta.
En esa unión de la conciencia de aquel ser del bardo con el esperma del padre y el óvulo de la madre, está presente la influencia de las energías sutiles de los cinco elementos.
En el cuerpo de la criatura, tres elementos o características derivan del padre: los huesos (la estructura ósea), la espina dorsal y los vasos seminales. La carne, la sangre y la piel derivan de la madre.
La propia conciencia y los cinco órganos sensoriales - audición, visión, olfato, paladar y tacto - vienen del continuo mental que pasó por el estado intermediario.
Todas estas contribuciones del padre, de la madre y de la conciencia se unen en el momento de la concepción. Las energías sutiles de los cinco elementos del padre y de los cinco elementos de la madre comienzan entonces a funcionar y a tener efecto en este proceso.
La influencia del efecto de la energía sutil del elemento tierra consiste en crear en el embrión el fundamento de la dureza y de la firmeza.
La influencia del elemento agua es abastecer al embrión toda la parte líquida.
La influencia de la energía sutil del elemento fuego se manifiesta en el embrión como el calor que favorece el crecimiento, la madurez.
La función de la energía sutil del elemento aire es el de favorecer a este cuerpo, que ahora está formado de carne, sangre y todo lo demás, la circulación para tornarlo leve, y más que todo, permitir la respiración del feto. Si el elemento aire no estuviese presente en el embrión, él moriría.
El último elemento es el espacio. El feto tiene necesidad de espacio para crecer. Si este espacio no está presente (por ejemplo, el útero es muy pequeño para hospedar el crecimiento), el feto se sofoca. Por eso, el elemento espacio debe estar presente para poder hospedar el crecimiento. Esto es visible en úteros suficientemente grandes para que tal situación acontezca. El elemento espacio es también necesario en el proceso de crecimiento y creación.
Para que un ser sea concebido en el vientre materno, deben existir tres condiciones; si faltasen estas tres condiciones, la concepción no acontecerá.
Son dos las posibilidades que derivan del esperma del padre con el óvulo de la madre para que haya fecundación. El esperma debe tener tres condiciones para ser considerado saludable: color blanco, “peso” y cohesión suficiente para estirarse entre dos dedos. Cuando estas tres condiciones están presentes, el poder de ese esperma es considerado bueno. El semen tiene la capacidad de procrear por poseer como naturaleza la energía sutil de los cinco elementos.
Ahora, vamos a considerar el óvulo de la madre, que también debe ser libre de tres defectos. El óvulo sin defecto está presente cuando la sangre menstrual no se agarra a los paños, o sea, puede ser lavado fácilmente, lo que significa que es limpio. La segunda condición es tener color de sangre de conejo, rojo vivo, un rojo intenso.
Cuando la sangre menstrual no es sana, tiene color amarilla o tendiendo para el marrón. La sangre menstrual sana es completamente roja y uniforme en su color, no presenta áreas con colores diferentes.
Así, vimos dos condiciones para la concepción: esperma son y óvulo son. Aún, después que estos dos se encuentran, si no existe una conciencia en el estado intermedio entre la muerte y el renacimiento sucesivo, el bardo, la concepción no ocurre.
Estas son las tres condiciones para que la concepción suceda: la conciencia del individuo, el esperma y el óvulo.
Si la energía kármica de esa conciencia en el bardo, o estado intermedio, está de acuerdo con el esperma del padre y con el óvulo de la madre y si existe concomitancia entre el mérito de la conciencia y las otras dos características, entonces acontece la concepción; de lo contrario, esta no acontece.
Explicaremos a lo que nos referimos cuando decimos que el "mérito" de la conciencia está de acuerdo con las otras dos características o no: si, por ejemplo, la madre que está para concebir la criatura es de buena familia y rica, entonces la conciencia que está en el bardo y que está para unirse con la madre, debe tener también el "mérito" para obtener la posición de donde está para nacer.Esto es lo que se entiende por "mérito" y la concomitancia de los factores necesarios: cuando aquella conciencia en el bardo no tiene el "mérito" necesario para poder entrar en concepción con el padre y la madre. Por ejemplo, en una vida precedente la persona no fue suficientemente generosa o no ganó méritos de sus acciones y así por delante, entonces su mérito no está de acuerdo con la posición de aquel hombre y de aquella mujer en unión.
También si la conciencia de ese ser dejase el estado intermedio para entrar en conjunción con el esperma y el óvulo, no podría ligarse con estos y, por lo tanto, sería un aborto. Esto porque el mérito y la circunstancia de los padres no están en conexión.
Cuando este ser no acumula buenos méritos y karma positivo con sus acciones de una vida precedente y cuando también, los padres no están en una situación de mucha suerte, entonces los dos tipos de méritos coinciden y la concepción puede acontecer sin problemas.
Cierta vez, escuché un médico tibetano dando el siguiente consejo para una pareja que no conseguía tener hijos: “Hagan acciones positivas juntos, pues así van a acumular la energía necesaria para atraer una nueva concepción”.