¡El perdón permite la redención!
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 02/02/2016 08:59:33
Autor Wilson Francisco - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
El Grupo Espiritual Carinho Miúdo, dirigido por Denir Lopes, es un avanzado puesto de apoyo y esclarecimiento espiritual. Asumió la tarea de rescatar almas del “infierno astral” creado por el odio entre Espíritus judíos y nazis, desde las atrocidades de los campos de concentración. Atraído por las fuerzas del Bien, Goebbels – Espíritu, reaccionó, procurando defenderse. Y lió al grupo espiritual, casi rompiendo la armonía entre los integrantes. La perspicacia y el amor que envuelve siempre las actitudes del dirigente del Grupo Carinho Miúdo evitó un desastre. Dice Denir, pasé a buscar al espíritu – refiriéndose a Goebbels – y dialogaba con él en mis momentos de soledad en la plazoleta al lado de mi casa, y en la iglesia de San Benito, en Barra do Piraí, antes de la reunión del Carinho Miúdo, que se realiza en la logia masónica. Yo le hacía recordar a sus hijas y a su hijo, que fueron envenenados con cianuro por su propia madre, esposa de Goebbels. Yo sabía que, a pesar de toda su posición y odio a los judíos, él amaba a su hijo y a sus hijas, y los amaba con fervor. Por eso, su mente debía estar hirviendo en remordimientos, y yo podría darle un alivio y decir que yo vendría a buscar a sus hijos, si él pudiese oírme, y comprender mis objetivos de fraternidad y unión de todos los pueblos por la paz. Y Denir, impulsado por la compasión, charlaba con el Espíritu, allí donde pudiese encontrarse a solas. Interesante esa postura.
El miércoles siguiente, 22 de septiembre, me quedé en la sala de arriba, con Gustavo, y Denise y Valeria se quedaron en la de abajo, dirigidas por Cida. En medio de las consultas, veo a Denise subiendo la escalera tambaleándose y encontrándose muy mal, diciéndome que llamase a Valeria, ya que era necesaria la presencia del Dr. Frederich, Espíritu-Mentor del grupo. Yo iba a llamar a otro paciente para atenderlo, pero ya no me dio tiempo, Denise cayó en el banco al lado de la hamaca, dijo que Joseph Goebbels estaba allí, y que estaba notando todos los síntomas del veneno con el cual él se había suicidado aconsejado por su esposa, que le decía: “Sin Hitler, la vida no tiene valor alguno”. Hitler se había suicidado la víspera.
Fue entonces cuando comprendí el mecanismo de la memoria: el espíritu no recuerda, sino que revive todas las escenas a que es conducido voluntaria o involuntariamente. Al hacerle recordar a su hijo e hijas, automáticamente recordó también su propio suicidio; estaba sufriendo todos los síntomas causados por el veneno, y el síncope cardíaco causado por el cianuro; sólo que, como el espíritu no muere, él estaba sufriendo mucho.
Tendimos a Denise en la hamaca. El Dr. Frederich tomó a Valeria y el espíritu, en los estertores de su agonía, clamaba: ¡Dr. Frederich! ¡Dr. Frederich!! Lo hice adormecer, lo anestesié y le hablé con todo cariño; el Dr. Frederich ya estaba allí ayudando, vino Estefanía por Natalia y ayudó; el espíritu aún se agitaba mucho, y yo trataba de anestesiar sus dolores.
En unos minutos se durmió de una vez y el Dr. Frederich avisó de que había restaurado su organismo espiritual, pero que él no volvería a la consciencia. Percibí que él sería conducido a un hospital espiritual en la región de Austria, donde ya faenaban espíritus de médicos y enfermeros del tiempo del nazismo, ya que aquella es una estancia de reposo y recuperación. No volvimos a tener noticias de Goebbels.
Y cabe ahora, explicar ciertos detalles: el Espíritu – Dr. Frederich fue un médico del alto escalafón en el partido nazi, y todo indica que atendió al propio Hitler y a sus compañeros del alto mando nazi.
El Dr. Frederich también se dejó envolver por la insania de la raza pura, y voluntaria o involuntariamente participó en el antisemitismo, que condujo a miles de judíos a las cámaras crematorias y de gas Zyklon. Y fue el Dr. Frederich quien pidió al Hermano Azul la posibilidad de amparo a los médicos alemanes que se dejaron envolver por la insania de Goebbels al divulgar la necesidad de purificar la raza aria, de la cual eran los alemanes legítimos herederos. Sabemos que la misericordia de los verdaderos servidores de Cristo busca siempre a los espíritus más crueles que provocaron tragedias en el mundo de los encarnados, pues esa fue la misión mayor del Cristo de Dios, al decir que no había venido para los sanos, que éstos no necesitaban remedio, sino que había venido para los rotos y estropeados de alma.
Y yo siempre lo he entendido así, y siempre he obedecido al Hermano Azul, siendo que ya hicimos rescates de muchos espíritus crueles. Sin embargo, dentro de “La Gran Transición”, Joanna de Angelis deja claro sobre los espíritus crueles, que están arribando junto a nosotros, y pueden, si les ayudamos a ganárselo por su propio esfuerzo, redimir lo suficiente de sus céntimos debidos, y tener la oportunidad de ganar la Tierra, que será una nueva encarnación en este planeta, benefactora, de tareas redentoras de los males practicados otrora. Nuestro grupo ha sido organizado para eso; siendo así, no empleamos el término “obsesión”, ni tampoco “desobsesión”, sino el de la naturaleza real de los espíritus que comparecen a nuestras reuniones, traídos con permiso del Hermano Azul y Lizete, sin juzgarlos ni condenarlos.
¿Y Goebbels? Ciertamente volverá un día, y hemos de estar preparados para recibir a ese hermano de esta nave espacial que viene alcanzando una nueva elevación en su senda de evolución, pues todo en el Universo Divino evoluciona.
¿Cómo lo atenderemos? ¿Cómo vendrá él? ¿Entenderá el mensaje de nuestros corazones? Denier entiende que podrá ayudarlo, primeramente sin ninguna creencia mística o mítica sobre espíritus de otro planeta o sabios. Pues el conocimiento sin el amor, de nada vale.
Necesitamos prepararnos en el amor y en la humildad, y mucha tolerancia, pues entre nosotros hay encarnados que fueron judíos, y tenemos que evitar cualquier tipo de juzgamientos. Necesitamos razón analítica y ausencia de cualquier soberbia, para poder abrir nuestros brazos y poner el corazón en nuestras palabras de amor y compasión para esos espíritus más angustiados y confusos, y liberarlos para una nueva oportunidad de renacimiento redentor de sí mismos.
Denir, 6 de octubre de 2015