El poder de la intuición
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 08/07/2012 09:45:40
por Bernardino Nilton Nascimento - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Nada será imposible de realizar si utilizamos nuestra intuición. Su poder viene de las energías más profundas de nuestro “YO” con las fuerzas de las energías invisibles. Con esas energías lograremos rehacer situaciones aparentemente perdidas y también realizar grandes sueños.
Debemos prestar más atención a las señales de la intuición, ya que siempre estarán presentes. Esas señales nos son reveladas en cuestión de segundos. Después dejan de ser intuición y pasan a tener un valor material, es decir, nuestra mente toma conciencia de lo ocurrido y, las más de las veces, empieza a trabajar tomada por la inseguridad y por el miedo a la posibilidad de no estar haciendo lo debido. Esa sensación puede hacernos perder grandes posibilidades de triunfo.
Estamos siempre haciendo alguna petición a los cielos, pero por otra parte no damos la debida atención a lo que nos viene de forma clara y verdadera sin el auxilio de la razón. A veces, pasamos a recorrer caminos distintos de aquellos que originalmente fueron trazados, sin saber muy bien qué nos ha hecho cambiar de rumbo, pero lo que ocurre es que simplemente seguimos nuestra intuición. Al seguirla, aun desviándonos de la idea pensada inicialmente, el placer de la realización de un sueño será el mismo.
Es frecuente preguntarnos qué podemos hacer para alcanzar un resultado deseado. Primeramente, hemos de saber pedir, o mejor, hemos de pedir con fe, con la certidumbre de que seremos atendidos. En seguida, pedimos ser guiados por las energías de los buenos espíritus y por la fuerza del suave y bondadoso viento del universo. Ellos nos revelarán el camino que debemos seguir. Dejamos de lado la ansiedad y la preocupación. Ellas no nos ayudarán en nada.
La respuesta vendrá por la intuición, que se manifestará por la inspiración, por un texto de un libro, por un artículo, por la palabra de un amigo o por un ángel materializado. A veces, llena el corazón un deseo de ayudar a alguien en la calle, un pordiosero, y aun sabiendo que no debemos incentivar esas actitudes, encontramos a alguien que toca más fuerte nuestra sensibilidad, y acabamos por darle un auxilio. Es la intuición lo que te hará sentir el merecimiento de aquella ayuda. Ella tocará tu corazón, de la nada. Es una idea, un cambio de rumbo repentino. Por eso debemos estar siempre atentos al momento presente, ya que, siendo demasiado rápida, los primeros 30 segundos son primordiales para tomar una actitud verdadera.
La intuición es siempre más fuerte para aquellos que tienen la costumbre de donarse. El donar abre los caminos del merecimiento. La alegría de donarse será doble al recibir.
De joven conocí a un señor a quien todos llamaban Dr. Levi. Era médico y tenía un hospital donde atendía a personas pobres. Allí, todos aquellos que no tenían donde vivir encontraban albergue. No obstante, todos tenían que trabajar para su alimentación y para alimentar a los enfermos. El Dr.Levi tenía la costumbre de recoger mendigos en la calle para ayudarles. Cuando mejoraban y no tenían donde ir, él, una vez más, les tendía la mano dándoles trabajo y vivienda. Por tratarse de una institución que no recibía ayuda del gobierno, se hacían fiestas para recaudar fondos con que mantenerla. En una de esas fiestas, mi padre y yo estábamos presentes. Observé que, en cierto momento, uno de los empleados dijo al Dr. Levi: “¡El pan de los bocadillos se está acabando, pues no contábamos con tanta gente!” El Dr. Levi rápidamente contestó: “Tranquilo, hijo, el pan ya está llegando”. Impresionado, el chico dijo: “¿Cómo Doctor? ¡Está todo cerrado, es domingo, no hay cómo comprar pan para tanta gente!” El Doctor Levi vuelve a responder: “Hijo, ya está llegando”. El chaval, no satisfecho, dijo: “Señor, yo no lo encargué, y no vi que tampoco usted hiciese ningún pedido”. Con calma, el doctor dijo: “Tranquilo, pronto ha de llegar el pan. Todo está bien”. La fiesta continuó cuando, de pronto, oímos un bocinazo en el portal. El Dr. Levi llama al chico para ir juntos a ver de qué se trataba. Era un camión de la Plus Vita, cargado de pan. El conductor dijo: “¿Podéis informarme dónde queda la panadería? No recuerdo la dirección”. El Dr. Levi dijo: “¿No sabe usted que está todo cerrado a esta hora? ¡Hoy es domingo!” El chofer contesta: “Pues sí, yo me he perdido. He estado rodando, ha ido pasando el tiempo, hasta que oí bullicio aquí y se me ocurrió llamar y preguntar”. “¿Qué carga llevas?” preguntó el Dr. Levi. “Llevo pan”, contestó el muchacho. El Dr. Levi sugirió, para que él no tuviese perjuicios, comprarle los panes, incluso porque así también el muchacho le estaría ayudando a resolver su problema. El conductor aceptó. Entró con el camión, descargó y se quedó para la fiesta, e incluso ayudó a servir.
Yo estaba presente, y todo eso está registrado en un libro que publicaron tras la muerte del noble Dr. Levi. Fueron esa y otras tantas historias las que marcaron la vida de un hombre que tenía una intuición fuerte y precisa por la buena costumbre de donarse siempre.
Somos nosotros los que limitamos la intuición. A decir verdad, ella está presente en todos los instantes. Por falta de atención al momento presente, al ahora, a los instantes, impedimos que sea revelada. Podemos decir que la intuición son soplos divinos, que vienen de todas partes a nuestros oídos, con la sincera intención de ayudarnos en la andadura hacia nuestros objetivos, hacia nuestros sueños.
BNN