El Poder del Pensamiento de una Madre
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 12/09/2016 10:08:23
Autor Regiane Marinhuk - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
¿Sabes aquel viejo refrán que dice que rezos de madre pueden hacer milagros? Yo así lo creo, en teoría, si ella sabe la forma acertada de pedir.
Sabemos que nuestra mente se divide en Consciente y Subconsciente. Nuestro Subconsciente es el que atrae todo a nuestra vida, él no es bueno ni malo, no tiene voluntad propia, solamente te obedece. Es una memoria que está contigo desde hace mucho tiempo.
Esa memoria, cuando tú eras sólo un feto y estabas en la panza de tu madre, era como si fuese la misma de tu madre. Tu Subconsciente estaba dentro del Subconsciente de ella. Siendo así, es por eso que la madre transmite las emociones y los sentimientos al hijo. La madre que ha rechazado el embarazo, que ha tenido miedo, ira, inseguridad y otros muchos sentimientos que pueden haber surgido durante la gestación, de alguna forma se lo ha pasado todo al niño, dependiendo de la intensidad y la repetición. No en vano hay situaciones en que el niño nace y después se siente rechazado, pues aquel rechazo durante la gravidez ha quedado grabada en el Subconsciente del pequeño.
Después del nacimiento, la madre no pierde ese poder sobre el hijo. Claro que el niño ahora tiene voluntad propia, pero el pensamiento de una madre sobre el hijo continúa siendo muy poderoso, esa aligación no se pierde jamás.
Entonces, mamás, cuando penséis en vuestros hijos, no penséis cosas tales como: mi hijo sólo me incomoda, mi hijo sólo da trabajo, sólo duerme, mi hijo va mal en la escuela; porque si él hace todo eso, con tu ayuda lo hará con mucha más fuerza, pues tu pensamiento tiene una aligación directa con la mente de tu hijo. Esa aligación es fuerte e inconsciente; si la madre piensa y dice siempre “mi hijo sólo duerme”, “mi hijo no hace nada”, de repente ese hijo siente un sueño enorme, o no tiene ninguna gana de estudiar y no sabe siquiera por qué. Ya que eso es inconsciente.
No importa por cuál situación él esté pasando. Cuando te acuerdes de él, cada vez que tu hijo venga a tu pensamiento, repite: “Gracias, Dios mío, porque mi hijo está muy bien”, “Gracias Universo, porque mi hijo es un estudiante excelente” o “Qué bien que mi hijo me ayuda”. Piensa siempre de forma positiva, como si aquello fuese realidad para ti.
Puede que te parezca que no es posible pensar en positivo en la situación que él está pasando. Pero si deseas un resultado diferente, tienes que hacer algo diferente, ¿cierto? Quejarse y pensar lo negativo ¿va a ayudar? Ciertamente que no. Entonces al menos inténtalo, y observa la diferencia que esto empezará a suponer en tu vida y en la vida de tu hijo.
Después me cuentas ¿vale?
Con amor, Regiane Marinhuk