El verdadero valor está en el Capital Humano
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 17/12/2013 09:23:37
por Heloisa Capelas
Traducción de Teresa - [email protected]
Siempre que un profesional o empresa invierte en atributos como iniciativa, confiabilidad, persistencia, auto-liderazgo, disciplina y creatividad, demuestra que está en plena sintonía con la valorización del Capital Humano.
¿Cómo está tu Capital Humano o el de tu empresa? De forma simplificada, este término se refiere al nivel de cualificación presentado por una persona u organización a la hora de emprender sus trabajos. Parece complicado, pero, en realidad, ese concepto está bastante presente en la rutina de todos nosotros.
Obsérvese que cuando un profesional u organización invierte en atributos como iniciativa, confiabilidad, persistencia, auto-liderazgo, disciplina y creatividad, demuestra que está en plena sintonía con la valoración del Capital Humano. El resultado de la unión de esos factores se ve en las innovaciones, y, consiguientemente, en el crecimiento de los negocios, originando bienestar y posibilidades de lucro. Más que eso, cuando reunidas esas habilidades, conducen al crecimiento auto-sostenible. O sea, cuando apuestas por el Capital Humano cosechas desarrollo, que inevitablemente lleva al triunfo.
Hoy, naturalmente, muchos profesionales y empresas ya reconocen la importancia de esa inversión, pero la pregunta que hago es: ¿cuántos están realmente dispuestos a depositar todos los esfuerzos necesarios para ese objetivo?
¿En qué inviertes?
A la hora de encaminar sus inversiones, profesionales y compañías aún prefieren depositarlas en los medios de producción. Es decir, optan por adquirir las mejores computadoras y revierten buena parte de sus ganancias en la compra de los más avanzados recursos tecnológicos, sin reparar en que el trabajo en sí, o sea, las aptitudes individuales, son tan importantes como los aparatos utilizados.
Evidentemente, adquirir los recursos físicos adecuados es importante, pero eso no basta. Es preciso tener estímulo y crear condiciones que puedan desarrollar el conocimiento necesario para las nuevas ideas. Y, a fin de cuentas, concebir nuevas ideas, ya sea para crear algo a partir de cero o reinventar y aportar mejoras al trabajo, siempre ha sido y siempre será el primer paso para triunfar.
Tanto un profesional liberal como un equipo, el que se apoye en ese desarrollo tendrá, ciertamente, más capacidad para la iniciativa. Podrá detectar, antes de los competidores, oportunidades jamás percibidas. Por fin, conseguirá desarrollar los medios para innovar, colmar una laguna de mercado y garantizar el pionerismo. Y este es el verdadero valor humano: la capacidad de auto-creación que conduce a la creación. E invertir en esto es pieza clave en el proceso que separa los que triunfan de aquellos que no se mueven del sitio.
Tu responsabilidad
Como he dicho, valorar el Capital Humano significa crear medios para ampliar la cualificación del trabajo realizado, favoreciendo las innovaciones. Empresas que estimulan consistentemente el desarrollo individual de sus profesionales, van un paso por delante. De la misma forma, colaboradores efectivamente comprometidos con su propio desarrollo se distinguen en el mercado de trabajo. Y sólo alcanzan ese ‘nivel’ aquellos que están dispuestos a experimentar y a descubrir; los que están abiertos a la posibilidad de asumir los riesgos y, consiguientemente, la responsabilidad por todo lo que pueda ir bien o mal en medio del camino.
El autoconocimiento y, por consiguiente, el auto-liderazgo, son herramientas muy eficaces en esa jornada. Cuando un profesional se reconoce a sí mismo, consigue identificar cuáles son sus verdaderas habilidades e intereses. Percibe en qué puede ser mejor y, si lo desea, crea maneras de eliminar lo que considera puntos flacos. Y lo hace aunque para ello necesite inicialmente abrir mano de otros aspectos.
Sí, ahí está otro punto bastante importante. Una persona comprometida y dispuesta, amparada por la capacidad de liderarse a sí misma, crea condiciones para su evolución. Ante la voluntad de invertir en un nuevo tipo de especialización, por ejemplo, aplaza sus deseos materiales – como cambiar de coche o hacer un viaje – para, antes, financiar su estudio. Y sabe que el resultado de esa decisión se manifestará en el futuro, cuando tendrá, primeramente, la satisfacción por subir ese nuevo peldaño y, después, el debido reconocimiento (inclusive en lo monetario) en el mercado de trabajo.
Propongo, entonces, que empecemos a implantar una especie de inversión de valores. Nosotros, los seres humanos, con todas nuestras imperfecciones, fuimos los responsables por la creación de todo cuanto hay de más tecnológico en el mundo de hoy. Somos, también los responsables de operar, manejar y perfeccionar esos recursos. Ellos existen para favorecernos y no para sustituir nuestra capacidad única de reinventarlos a partir de nuestra propia reinvención.
En otras palabras, el verdadero valor está no en las máquinas, sino en el cerebro, la inventiva y la aptitud mental comunes a cualquier ser humano. E invertir en esos atributos es la más antigua receta para el éxito que haya conocido la humanidad. Si deseas ayuda en ese proceso, cuenta con el equipo del Centro Hoffman. Aparte de impartir el Proceso Hoffman, también hemos lanzado recientemente el entrenamiento Educación Para Líderes, ambos dirigidos al desarrollo del Autoconocimiento y del Auto-liderazgo. ¡Visítanos y descubre el real valor del Capital Humano!
