¡Elementales, los anticuerpos de la Tierra!
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 09/04/2020 13:21:38
por Bruno J. Gimenes - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
La vida planetaria está regulada por una serie de factores que, al igual que una máquina compleja, funciona perfectamente gracias a la combinación de las funciones de engranajes específicas, desarrollando sus papeles junto a un sistema todo integrado, con el objetivo de producir un resultado final deseado.
En la naturaleza no es diferente. La vida es regulada por una inteligencia superior que define la función de cada reino y de cada elemento natural, para que de esa forma, todo se encaje perfectamente dando origen a ese complejo rompecabezas que mantiene el equilibrio de la vida en la Tierra.
Para nadie es novedad que esa armonía de las fuerzas de la vida tiene un enemigo natural: el hombre alienado de sus responsabilidades. Sí, nuestros actos triviales y nuestro estilo de vida son los mayores obsesores del ecosistema global.
Aparte de nuestras actitudes anti-ecológicas en lo que concierne a los aspectos físicos (polución, deforestación, quemas incontroladas, alteración en las cuencas hidrográficas, etc.), ofrecemos a la madre Tierra toda forma de contaminación energética nociva mediante la emisión constante de ondas de pensamientos y sentimientos densos, con toda suerte de desequilibrios.
Esas fuerzas son somatizadas por la atmósfera planetaria de forma a producir un ambiente profundamente afectado, que padece con la toxina originada por la ignorancia humana. Aparte de todos nuestros fallos ecológicos, aún infestamos el planeta con descargas periódicas de desequilibrios mentales y emocionales que se condensan en el aura del globo, originando efectos aterradoramente nocivos.
Toda nuestra ira, miedo, rencor, egoísmo, ansiedad, pesimismo, gravitan en nuestra atmósfera sutil y acaban retornando a nosotros mismos, sus reales generadores, y lo que resulta de eso es que nos intoxicamos más cada día, en un ciclo continuo.
Sin embargo la naturaleza tiene sus mecanismos de defensa para ayudarle a mantener su inmunidad, porque la Tierra es un gran organismo vivo, al igual que el cuerpo humano, que cuando atacado por un virus, inmediatamente reacciona poniendo sus anticuerpos en acción, para evitar los desequilibrios inminentes.
Haciendo una analogía, así como tenemos los anticuerpos para ayudarnos a mantener nuestra salud, el planeta Tierra tiene los elementales, que son fuerzas de la naturaleza responsables por mantener el equilibrio de la vida y de los elementos como el agua, el aire, la tierra y el fuego.
Son espíritus provenientes de fuerzas de la naturaleza, y su estructura energética y consciencial no es como la de un ser humano. Por estar ligados a una conciencia colectiva (no individualizada) tienen orientación propia basada en los movimientos de la vida, como una brújula interior. Así, actúan por instinto, como en una danza coordinada por la voluntad del Gran Espíritu Creador.
Son fuerzas concentradas en sus objetivos, que se mantienen completamente integradas en las matrices que las crearon, o sea, que el elemental del agua difícilmente logrará mantenerse en equilibrio lejos de ésta, y lo mismo ocurre con todos los demás.
La fuerza que da vida a los elementos de la naturaleza es el espíritu del propio elemento, que aquí llamamos Elemental.
Siempre que la atmósfera psíquica de la Tierra sufra con la gran concentración de fluidos tóxicos emitidos por los seres humanos en desequilibrio emocional, los elementales actuarán sistemáticamente para restablecer el equilibrio necesario, implicándose en esa tarea como anticuerpos, o mejor dicho, como verdaderos mensajeros de Dios para el equilibrio de la vida.
Y ¿cómo actúan los elementales? Emplean sus fuerzas para devolver el equilibrio al flujo vital de nuestra Madre Tierra. Para facilitar la comprensión, seguidamente citaremos los más conocidos grupos de espíritus elementales y sus principales funciones en cuanto al mantenimiento de la calidad de vida en la Tierra. Son los siguientes:
Elementales del Agua
Responden por la tarea de limpiar las saturaciones atmosféricas de emociones típicamente humanas, como ira, resentimiento, materialismo excesivo, futilidad, orgullo, vanidad. Están presentes en las lluvias torrenciales, que causan crecidas, inundaciones, maremotos, tsunamis o incluso filtraciones hidráulicas de pequeñas o grandes proporciones.
Elementales del Fuego
Responden por la tarea de limpiar las saturaciones atmosféricas condensadas ya a niveles materiales. Siempre que los fluidos psíquicos densos afectan a los aspectos densos de la naturaleza, y no solo a los sutiles, los grupos de elementales del fuego actúan purificando las fuerzas y restaurando el equilibrio ambiental. Se manifiestan en incendios urbanos, de casas, empresas o edificios muy impregnados de energías densas fuertemente estructuradas en el plano material. Combinados con otros grupos de elementales, también se manifiestan a través de las descargas eléctricas en las tormentas, cuya función benéfica es la purificación de pensamientos colectivos, transmutando las ideas nefastas, la maldad, la futilidad y el pesimismo.
Elementales del Aire
Responden por la tarea de liberar las saturaciones atmosféricas producidas por bloqueos del movimiento natural de las fuerzas vitales del ambiente. Cuando un local, ya sea pequeño o grande, llegue a tener su flujo bloqueado por efecto de las saturaciones de los fluidos densos, los elementales del aire entrarán en acción, promoviendo el desbloqueo energético y el movimiento vital necesario. Se manifiestan desde las más suaves brisas, hasta los más violentos tornados, ciclones y huracanes. Cuanto mayor la saturación de fluidos densos, más fuerte será la acción.
Elementales de la Tierra
Responden por la tarea de drenar las saturaciones atmosféricas. Absorben de manera lenta y continua los fluidos psíquicos densos, llevando para el seno de la Madre Tierra las toxinas que gradualmente serán transmutadas a lo largo del tiempo. Desarrollan efectos más lentos, continuos y "discretos", pues ofrecen el beneficio similar al de una toalla al secar el cuerpo tras el baño. Los corrimientos de tierra suelen producirse cuando el grupo de elementales está saturado hasta el punto de no dar abasto a toda la demanda de trabajo necesario para aquel ambiente.
Estando solos, no se manifiestan de forma agresiva o dinámica (por el movimiento), toda vez que son amparados por la fuerza de la gravedad que siempre lleva a ese grupo de elementales la sedimentación de los fluidos densos, para que sean absorbidos y transmutados. No obstante, comúnmente actúan combinados con los grupos de elementales del agua, para que en ese caso puedan ponerse en movimiento mediante la ayuda del medio acuoso, lo cual ocurre en crecidas, en riadas, donde aparte del movimiento de aguas, hay fuerte presencia de tierra disuelta formando fango, para que en acción conjunta esos dos grupos puedan desempeñar funciones combinadas. También se combinan con el grupo de los elementales del aire, produciendo intensas corrientes por vía atmosférica.