En vez de ¿POR QUÉ?, prueba a preguntar ¿PARA QUÉ?
por Rosana Braga em STUM WORLDAtualizado em 24/10/2009 12:42:22
Traducción de Teresa - [email protected]
En principio, las dos preguntas parecen muy semejantes. Sin embargo, si observadas con sensibilidad y sutileza, encontramos en ellas una diferencia esencial: ¡la intención con que las hacemos!
Preguntamos ¿por qué? cuando estamos viviendo una fase de conflictos, pérdidas y frustraciones principalmente por el hecho de considerarnos víctimas de injusticia. Queremos comprender por qué la vida o incluso Dios (¡cuánta petulancia!) nos han puesto en situación tan dolorosa...
Nos parece, en general, que hay personas bastante más malvadas que nosotros (o alguien a quien amamos mucho) y, por tanto, aquellas sí merecían tal castigo. ¡No nosotros, que tantas buenas obras hemos venido practicando! No nosotros, que tanto hemos estado rogando ayuda y protección...
¡Y, así, perdemos la preciosidad contenida en el dolor! Perdemos la oportunidad valiosa de expandir nuestra capacidad de vivir bien y felices. Tiramos por la ventana la oportunidad sagrada de evolucionar y aprender una lección más en esta dimensión, que es la más verdadera y eficiente universidad que podemos cursar.
Para cambiar esta dinámica, bastaría cambiar la pregunta. O mejor, bastaría cambiar la intención al hacerla. En vez de insistir en la lamentación y estancarnos en el papel de víctima, podríamos aceptar la invitación a un nuevo aprendizaje.
En vez de resistirnos y repetir indefinidamente ¿por qué a mí?, ¿por qué precisamente ahora?, ¿por qué a esa persona, que es tan buena?, ¿por qué nuevamente?, prueba a preguntar ¿para qué? O sea, ¿cuál es la lección contenida en esta pérdida, en este dolor, en esta frustración?
Definitivamente, la vida es un inmenso rompecabezas, con más de 6,5 billones de piezas. Somos, cada uno de nosotros, una de esas piezas. ¿Será de veras posible comprender por qué algo ocurre aquí y ahora, precisamente a esta y no a aquella persona?
¿Será de veras posible concedernos el derecho y la competencia de juzgar un acontecimiento aislado, siendo que no tenemos la perspectiva del todo? ¿Siendo que estamos muy lejos de conseguir evaluar cuánto habrá de interferir ese acontecimiento en el escenario final de esa inmensa figura delineada por la especie humana?
¡A mí me parece demasiada prepotencia! Entonces, prefiero atenerme a lo que puedo y que me parece que la gran mayoría de nosotros puede: cuidar de nosotros mismos y de aquello en que interferimos en nuestro entorno. ¡Y si consideramos que la actitud de una única persona puede influenciar a otras cinco a su alrededor, quizá empecemos a comprender cuál es la matemática, o mejor, cuál es la respuesta que vale la pena buscar!
¿Para qué tener un poquito más de paciencia con ese momento difícil? ¿Para qué dar un poco más de uno mismo en la armonización de un conflicto? ¿Para qué ser un poco más colaborador en un momento de reajustes y cambios? ¿Para qué tener un poco más de fe durante una situación de pérdidas? ¿Para qué, en fin, ser un poquito – solo un poquito que fuese – más gentil que antes?
Y entonces sí, podremos descubrir, de hecho y en la práctica, que cada día es una página de ejercicios en el gran libro que es la historia de cada cual... Y esta es tu parte: hacer una página. Tan solo una. La de hoy, la de ahora, para que quede bien claro que hay una única respuesta para todos los por qué: ¡porque todo es exactamente tal como tiene que ser! ¡Todo está bien cuando hacemos nuestra parte de la mejor forma que podemos!