Encuentro consigo mismo
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 10/07/2015 08:43:01
por Leandro José Severgnini - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Hay una significativa historia sobre Buda. Siddhartha Gautama, el Buda, tras haber alcanzado la iluminación espiritual, volvió a casa para reencontrarse con su mujer y su hijo, que era recién nacido cuando él salió del castillo. A decir verdad, según cuenta la leyenda, Buda salió del palacio durante la madrugada para que nadie lo viese. Su esposa pensó que ya no lo vería más. Entonces, cuando Buda entró en el palacio, todos se sorprendieron al verlo. Su esposa se le acercó y, con una mezcla de emoción y enojo reprimido, reprochó: “Sólo tengo una pregunta que hacerte y quiero que me contestes con toda sinceridad. Sea lo que fuere aquello que has ido a buscar; sea lo que fuere que hayas alcanzado, ¿era preciso que huyeses? ¿No podrías haberlo alcanzado estando aquí en el palacio con nosotros?” Buda, abochornado, contesta: “Sí. Esto que yo he alcanzado es la Iluminación, y he de confesar que no necesitaba haber ido a ningún lugar. Todo lo que tenía que hacer era viajar hacia dentro de mí mismo”.
La vida de Buda es un verdadero manual de instrucciones sobre cómo alcanzar la realización espiritual. En mi opinión, ningún otro maestro fue tan simple y objetivo cuando el tema es iluminación y autoconocimiento. Su paso por la Tierra fue de gran valía; no en vano sus enseñanzas resisten hace más de veinticinco siglos.
Es una característica propia del ser humano la búsqueda de realización. Es algo tan propio en el instinto del hombre que casi es comparable al instinto de supervivencia. El hombre procura a toda costa realizarse profesionalmente, afectivamente, espiritualmente. Pero ¿por qué son tan pocos aquellos que consiguen realizarse? Y, además, la realización que conocemos ¿será de hecho una realización plena? La realización de unos ¿no implicará la derrota de otros? Si es así, ¿cómo puede esta “realización” traer paz de espíritu a aquel que la alcanza?
Lo cierto es que ninguna situación terrena puede ofrecer realización plena a nadie; esto no es propio de la naturaleza de la materia. Por eso aquellos pocos que alcanzaron la realización espiritual han acabado por convertirse en maestros y sus nombres no se han borrado en la Historia – Jesús, Buda, Lao-Tse, Confucio, Sócrates, por citar sólo algunos.
De alguna forma, la mayoría de nosotros intuye que la felicidad y el júbilo que buscamos es algo que no puede ser alcanzado mediante conquistas materiales, profesionales o académicas; que la bienaventuranza es, ciertamente, de otro lugar. Pero eso no significa que sea inaccesible para nosotros. ¡Todo lo contrario! Ella es tan o más accesible que cualquier otra cosa, pues tan sólo nos exige mirar dentro de nosotros mismos, investigando e identificando carencias morales y supliéndolas por la fuerza de la conciencia. Ese encuentro consigo mismo es el “secreto” de todos los maestros, aquello que les hacía ser plenamente realizados. A fin de cuentas, no puede haber nada más compensador que tomar conciencia de nuestra naturaleza eterna, pues ese estado es pura gracia y beatitud.
“Algún día, torturado por la realidad exterior, desesperado por haber visto todo y no haber encontrado nada, inevitablemente tú te volverás hacia dentro”.
Osho.
