¿Es posible silenciar la mente?
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 09/01/2020 13:05:18
por Alex Possato - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
"Cuando concentras tu atención en el Ahora, te das cuenta de que la vida es sagrada. Hay algo sagrado en todo lo que percibes cuando te encuentras en el presente. Cuanto más vivas en el Ahora, más vas a sentir la simple y profunda alegría de Ser y del carácter sagrado de la vida" Eckhart Tolle" - El poder del silencio
Cuando me inicié en el camino de la meditación, hace más de diez años, percibí algo muy fastidioso: mi mente no paraba. Los pensamientos se atropellaban, unos a otros. ¡Observar la mente era un infierno! En aquella época practicaba una meditación guiada por palabras, que yo mismo profería. La meditación de la tradición Seicho-no-ie. Aun así, noté en mí varios beneficios. Poco a poco, y con bastante perseverancia, descubrí que a veces, con la gracia divina, el gran flujo de pensamientos cedía espacio a lo que estaba en foco. ¡Estaba concentrado! Y eso era un gran alivio, puesto que yo comprendía que todas mis preocupaciones eran neuras de la propia mente, y en estado de paz interna, la paz externa era inmediata.
Pasé por diversas experiencias meditativas. Desde la meditación conducida, hasta el zazen, el sentarme en la tradición zen budista. Retiro de diez días de Vipassana. Decenas de prácticas de concentración con la infusión ayahuasca. Meditación activa en la línea de Osho. Yoga, caminatas, meditación andando, constelaciones sistémicas. Hoy puedo afirmarlo: es posible parar de pensar y estar en el vacío, con el entrenamiento.
Puede que tú preguntes: ¿para qué? Bueno. en realidad, yo tampoco lo sabía seguro. Al comienzo, me parecía que al silenciar la mente, ¡estaría iluminado! Tal como Buda, Jesús, Krishna, ya sabes. Pero he descubierto que no me iluminé para nada. Continué con mis impulsos distorsionados, emociones dolorosas, conflictos internos y reacciones descontroladas.
Sin embargo. sin embargo. Se abrió un espacio de silencio. Y con mucha dificultad, empecé a recibir un tipo de, digamos, comunicación, que me guiaba, antes de reaccionar como lo había hecho siempre.
Así, percibía un pensamiento inconexo, y podía observarlo, silenciosamente, y tomar una decisión: actuar o no actuar. Hacer o no hacer. ¡Y eso marca toda la diferencia! Poco a poco, ya no estaba dominado por mis conflictos internos. El mundo empezó a presentar nuevos colores.
Empecé a percibir mis miedos, rabias, envidia, ambición, deseo sexual, compulsiones, y de aquel espacio, tenía el poder de decidir qué hacer.
Desde ese espacio, la clareza surgía. ¿Cuántas decisiones equivocadas he dejado de tomar? Y ¿cuántas decisiones acertadas, que parte de mí no quería, y que yo tomé, con la seguridad absoluta de que era el camino correcto? ¿Cuánta intuición ha brotado de este silencio?
He dejado de confiar ciegamente en mi mente racional. Lo cual me causaba mucho sufrimiento y ansiedad. Todavía estoy caminando. quizá, hasta el final de la vida, no se acabe este proceso. Pero ya percibo un provecho indescriptible. Quienes me conocen, también advierten ese cambio nítido. Y es algo visible, año tras año. Meditar no cuesta nada. No requiere nada. No tiene efectos colaterales. Entonces yo te pregunto: ¿Por qué no empezar ahora?
