Espiritualidad – los retos de la práctica espiritual
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 11/09/2011 18:39:35
por Marcos Porto - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Tanto nuestro crecimiento personal como nuestra evolución espiritual comparten dos metas: hacer que nos realicemos tal como somos realmente, y manifestar esta verdad durante nuestra vida. En tal sentido nuestro verdadero crecimiento y evolución es mucho más hacer que seamos únicos como personas, que cambiar.
Aun así llegar a ser únicos requiere trabajo y esfuerzo espiritual – porque adquirimos y mantenemos malas costumbre y falsas auto-imágenes que habrá que modificar.
Imaginar nuestro auto-descubrimiento será lo mismo que decir – cuando nos redescubrimos a nosotros mismos encontramos características y valores comunes a todos nosotros los seres humanos espirituales hijos e hijas de Dios. Vale añadir entonces que, cuando nos encontramos a nosotros mismos, descubrimos también cómo son igualmente todos los demás seres humanos espirituales – la realización de la conciencia del ser, o sea, la Unidad cuando el sentido de la vida encuentra su naturaleza de ser.
Claro está que la jornada de ese nuestro auto-descubrimiento es la madre de todas nuestras aventuras.
¿Vamos entonces a reflexionar sobre ese tema?
Todos sabemos que no fuimos nosotros quien nos ha creado – pero sí que habremos de definirnos. Y según lo que pensamos sobre nosotros, así determinaremos nuestras capacidades, nuestro sentido de los valores y todo lo demás.
La concepción que tengamos respecto de nosotros mismos también va a formatear nuestro concepto sobre Dios – Alma Suprema – Energía Superior, el universo y los otros seres vivos del planeta.
Nuestros propósitos tienen oscilaciones de altibajos proporcionales a lo que pensamos sobre quiénes y cómo somos. Así, un concepto bastante ajustado acerca de nosotros mismos es elemento importante para liberar nuestro verdadero potencial como seres humanos espirituales. ¿Forma sentido?
Empezando por este importante aspecto, es muy corriente extrañarnos cuando otra persona dialoga con nosotros sobre nuestras cualidades como familia Divina.
Nuestra primera duda es preguntarnos: “¿Qué está pretendiendo con esto?” Como hijos e hijas de Dios, somos portadores de semejanzas, no solo respecto de las características de nuestro Creador, sino similitudes con todos los seres humanos.
Esta significativa distinción nuestra está grabada en nuestro interior, como si fuese un circuito interno, no estando por lo tanto sujeta a pérdidas o modificaciones – quizá sí, desgraciadamente, susceptible de averías de cortocircuito, no por culpa de la Creación, sino debidas a un mal desempeño por ignorancia.
Nuestras cualidades divinas innatas incluyen alta sabiduría, sensibilidad universal y valores espirituales.
Ken O’Donnel, compositor, escritor espiritualista australiano, director para América del Sur de la Universidad Espiritual Mundial Brahma Kumaris, en el libro: Caminos hacia una Conciencia más Elevada – nos dice: “Las cualidades innatas del Alma son las fundamentales. Son tan básicas que constituyen el cimiento de todas las virtudes y poderes – Paz, Amor, Poder (sobre mí mismo), Verdad, Felicidad, Equilibrio, Pureza”.
Podemos no estar constantemente conscientes o plenamente armonizados con esas cualidades esenciales nuestras, aunque sean reconocidamente nuestras, tanto como posesión como para uso.
Como son cualidades innatas, están disponibles para, en todo momento, favorecer los fundamentos de la profunda afinidad y comprensión entre todos nosotros ¿Está claro?
Aunque cada uno de nosotros sea una irreprochable obra de la Creación Divina, estamos aún en evolución, y siendo así, a menudo somos evaluados por nuestras fuerzas y debilidades.
La mayor parte de las veces procuramos crecer de forma equilibrada, favoreciendo nuestros talentos y lidiando con nuestros defectos. Pero a largo plazo y con el objeto de colmar nuestros potenciales, personal y cósmico, debemos eliminar los defectos.
Quienes entre nosotros buscan la espiritualidad, están y siempre estarán engajados en procesos autodidactas. Los métodos más valorados del autodidacta incluyen aquellos que favorecen la elevación de los niveles de conciencia, tales como el estudio en Grupos de Encuentro y Reflexión, introspección, oraciones y meditación, entre otros.
La práctica de la elevación de la energía corpórea mediante una dieta alimentaria adecuada, eliminando excesos tóxicos, contribuye a nuestra armonía corporal y asimismo a nuestras inclinaciones de comportamiento y talante.
Annie Besant (1847-1933), teosofista, activista de los derechos de la mujer, escritora inglesa, en el libro: El hombre y sus cuerpos – nos dice: “…nuestro deber es someter el cuerpo a cierta preparación, visto que constituye un instrumento indispensable para orientarnos hacia el verdadero Camino”.
La Ética constituye uno de los pilares del progreso evolutivo. Cuando la elevación espiritual se ve perjudicada por defectos éticos, o por la insistencia codiciosa respecto de provechos materiales duraderos, nuestras buenas intenciones éticas deberán prevalecer.
El desarrollo se fortalece cuando nos implicamos en responsabilidades prácticas, ya sea en apoyo de causas con valores nobles y humanistas, como en trabajos de auto-trascendencia, ejercitando las cualidades innatas recibidas del Creador, que resaltan nuestra primacía como criaturas hijos e hijas de Dios. ¿Correcto?
La práctica espiritual base para el desarrollo de nuestra espiritualidad, en su verdadero sentido, significa aplicar nuestros valores e inspiraciones espirituales en el cotidiano de nuestra vida.
Poner en práctica lo que conocemos como agradable a nuestros sentidos y al espíritu es uno de los importantes propósitos de nuestro proceso de crecimiento personal y evolución espiritual, y respuesta constructiva a los desafíos de la práctica espiritual.
Volveremos sobre la cuestión.
