Estar feliz no es ser feliz
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 04/12/2009 20:50:21
por Nelson Sganzerla - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Hoy me senté ante mi monitor, procurando hacer una reflexión sobre la felicidad y buscando comprender los efectos que esa palabra nos causa, en el día-a-día sea en el trabajo, en casa, en la calle, bajo la lluvia o en una hacienda o en una cabaña. En general, estamos felices, pero muy pocos son felices. Hay cierta diferencia entre estar y ser feliz.
Estar feliz son momentos transitorios que vivimos tras la solución de un problema que nos había robado gran parte de nuestra tranquilidad y, al resolverlo, nos sentimos ligeros y con aquella sensación de alivio por el problema saneado.
Necesitamos tener una conversación que juzgamos importante con un amigo, tardamos semanas en encontrar a ese amigo, nos angustiamos, nos ponemos ansiosos por el encuentro y cuando, por fin, lo encontramos y tenemos la conversación, nos sentimos aliviados y felices.
A veces, es una fuerte jaqueca, que nos quita el sueño y nos arrebata la tranquilidad de una noche plena de descanso; y cuando esa jaqueca se va, respiramos aliviados y, finalmente, podemos dormir el sueño de los justos. Eso es estar feliz, es experimentar esas sensaciones de alivio y de bienestar. Momentos transitorios, pero que son importantes, al fin y al cabo no soportaríamos vivir solo de problemas o de dolor.
En cuanto a ser feliz, es tener un estado permanente de felicidad. Yo diría que es el estado del arte, como si permaneciésemos en alfa; requiere de nosotros mucha maestría, mucha elegancia de espíritu, una mezcla de poesía y seducción con mucha habilidad para vivir la vida; es como dice la canción:
“La vida tiene sones que para oírlos es preciso aprender a comenzar de nuevo, es como tocar con una misma guitarra y en ella componer una nueva canción.”
Ser feliz es aprender a comenzar de nuevo, exige mucha transpiración añadida a mucha inspiración, es entrenar todo el día como hace un atleta al prepararse para una olimpiada: entrena hasta el agotamiento para superar obstáculos y batir su propio récord.
Ser feliz es saber extraer de los momentos de derrota, decepciones, angustias, tristezas, siempre una lección que impulsará hacia una próxima etapa de la vida. Es saber pasar página y agradecer a Dios por la oportunidad de una nueva lección y nunca jamás desviarse del camino por donde se quiere llegar.
Ser feliz es no conformarse con todo, es indignarse con las injusticias; es no creer en todo lo que dicen; es cuestionar siempre, tener voluntad propia respetando la individualidad; tener opinión propia sabiendo que la tuya no es la única; saber dar valor a las pequeñas cosas, no dejando que nada pase desapercibido ante tus ojos. Es tomar los dolores de los indefensos, de los humildes, de los ancianos, es comprender la diversidad, saber convivir y conversar con las personas, pero procurar escuchar siempre, pues el silencio es de oro.
Ser feliz es un estado de espíritu permanente, que ilumina cualquier ambiente a donde se llegue. Hay personas que no caben en cualquier espacio, de tan felices e iluminadas que son, se vuelven inmensas, su tamaño es su grado de felicidad; son personas felices e iluminadas, cuya convivencia nos hace bien.
Ser feliz no es ser rico, pobre o millonario. La felicidad trasciende clases sociales, culturas y costumbres. Hay personas que son pobres y viven humildemente pero son más felices que millonarios que habitan en palacios. Ser feliz es un estado de gracia permanente, con independencia del sol, de la lluvia o del frío.
Ser feliz es saber tocar con la misma guitarra y en ella siempre componer una nueva canción.
Piensa en ello
