Este momento es el de recomenzar
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 30/01/2010 13:05:18
por Nelson Sganzerla - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Por más que lo desee, no logro dejar de lado el espíritu crítico y la observación que suelo recurrentemente tener respecto de la vida, las personas y el mundo a nuestro alrededor.
Estuve de vacaciones y siempre procuro refugiarme en la Costa Norte, que nos deleita con sus variadas playas y encantadora belleza. El caso es que por más que no lo queramos, no es posible dejar de observar el pésimo comportamiento del ser humano, ante la libertad de ir y venir y disfrutar de las bellezas naturales.
Durante ese tiempo en que estuve en la playa, además de la belleza, de la tranquilidad y la paz que he disfrutado, lo que más he podido observar ha sido la mala educación de las personas que disfrutan de un lugar tan democrático como la playa, personas que sin el menor pudor empuercan todo lugar por donde pasan, dejan olvidadas centenas de botellas desparramadas por la arena, desechos de todas clases tirados en cualquier rincón, restos de comida, sin contar la tristemente célebre bolsa plástica de supermercado, mezclada con la bruma de las aguas. Me pongo a imaginar qué no harán las personas cuando están dentro del mar.
Pues bien. ¿Que se puede esperar de nuestro Planeta Azul, ante tanta suciedad, dejada al relente de la noche para el día? ¿Qué se espera de su reacción, a no ser la devolución feroz de toda la basura que le hacen engullir. ¡Piensa! ¿Qué harías tú si fueses un río enguarrado por neumáticos, sofás, neveras, sanitarios, bolsas plásticas y botellas? ¿Qué harías tú si te quitasen el espacio del aliviadero que te permite desaguar y construyesen en él viviendas, palafitos, y vertiesen sobre ti las aguas fétidas de las alcantarillas que corren por los tubos de PVC expuestos en tus orillas? ¿Qué harías si te quitasen el espacio de tierra y, por encima, esparciesen arena, cemento y piedra, no dejándote respirar ni que se absorbiese el excedente en tu interior?
Eso mismo, es exactamente lo que has pensado... Devolverías toda esa suciedad, toda esa violencia ambiental que promueven en tu cuerpo, en nombre de un progreso desenfrenado y sin escrúpulos. A decir verdad, estoy siendo hasta sutil en extremo cuando digo que la devolvería...
¡Eso es exactamente lo que nuestro Planeta Azul está haciendo, debido a que ya no soporta tanta desatención, tanta guarrería, tanta ocupación desmedida, tanta falta de respeto, tanta mala educación, tanta falta de cultura por parte de los seres humanos!
Está devolviendo... a decir verdad, arrojándonos a la cara, a nuestras casas, a nuestras ciudades, toda esa guarrada que le han hecho tragar.
¿Sabíais vosotros que en la Isla Comprida, por la falta de un basurero, el ayuntamiento tira toda la basura de la ciudad en la mata atlántica? Este es un pequeño ejemplo del poder del hombre público para con la población. Si el ejemplo viene de arriba, ¿cómo cambiar esto?
El mundo vive ahora sufriendo por las intemperies, nevascas, terremotos, inundaciones, huracanes, sequías, incendios en los bosques y lluvias en exceso aquí en nuestro país. Es cierto que esos fenómenos naturales los ha habido siempre, siempre ha habido tempestades, pero nuestro Planeta Azul tenía condiciones para absorber y acomodar esos cataclismos; pero hoy ya no los tiene, ya no hay espacio.
El punto es: ¡este momento es el de recomenzar! Es necesario urgentemente repensar en cuanto a nuestra manera de vivir y de usar nuestro Planeta Azul. Ya no es posible ignorar la falta de espacio en el mundo, que hoy ha sido ocupado por las malas costumbres y la mala educación del hombre. Ya no es posible acumular tanta basura; esto hay que reducirlo, hay que educar al ser humano, de todas las clases sociales, ya no se puede tolerar a quienes no tienen preocupación por el medio ambiente, el hombre tiene que recomenzar de cero.
Es preciso modificar las costumbres, pensar en el colectivo, no usar lo que no es reciclable, no contaminar. Vemos transportes colectivos llenos por las calles y automóviles particulares vacíos en los atascos. Somos individualistas. Es preciso ofrecerse para llevar a otros cuando se pueda, andar a pie todo lo posible, dejar el coche en casa para ir a la panadería, frecuentar los restaurantes del barrio, usar bolsas ecológicas, o cajas de cartón para acomodar las compras. De nada sirve recoger las cacas de tu perrito con bolsas de plástico... tú limpias la acera, pero contaminas los ríos.
¡Es preciso recomenzar, este es el momento! El planeta ya no permite tanta falta de respeto, tanta ocupación irregular en sus laderas, tantos palafitos en las orillas de sus ríos, tantas mansiones afincadas en la cima de la mata atlántica, barrios que surgen de manera desmedida ocupando y devastando los morros.
Necesitamos políticas públicas, serias, que orienten a las familias que tienen todo el derecho a una vivienda digna y segura.
De nada sirve la tranca después de forzada la puerta... Es esto lo que sucede. No hay prevención, tenemos que recomenzar a pensar como ciudadanía, hacer valer nuestro derecho a lo básico, trabajo, vivienda, saneamiento y salud, tenemos una nueva oportunidad de poner a políticos serios para que nos representen, esto también es una manera de recomenzar.
Es urgente ese recomienzo, no es posible enmascararlo y después enviar cestas básicas, cobertores, colchones para familias sin albergue; tiene que haber un movimiento en favor de las familias desfavorecidas, de nada sirven las campañas después de los desastres, lo que hay que hacer es evitar los desastres. La acción de esta manera está totalmente equivocada, y lo sabemos, pero el caso es que solo despertamos cuando el agua llega o la tierra tiembla bajo nuestros traseros, sea en Haití o aquí.
Quiero agradecer a todos los queridos lectores por los e-mails echando de menos mis artículos, quiero decirles además que incluso estando a veces ausente, siempre estoy rogando a Dios y a mis maestros que me inspiren en los temas que han de ser expuestos frente a esa realidad en que vivimos y que pretendemos cambiar, quién sabe un día.
Pensad en esto.
