Ética, ¿qué ha sido de ti?
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 17/09/2012 12:51:14
por Nelson Sganzerla - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Bien sé que en ciertos temas soy repetitivo, pero hay cuestiones en que insisto en ser recurrente.
Nosotros por lo regular vamos por ahí hablando a los siete vientos. Quiénes somos, qué hacemos, qué pensamos…
Pero la mayoría de las veces solo decimos tonterías.
Estoy harto de ese expediente. Gastamos nuestro tiempo repitiendo viejas máximas sobre aquello que nos gustaría ser, lo que queríamos hacer, o lo que sea, siempre y siempre palabras al viento…
Lo cierto es que el modismo se apropia de nuestra vida de una manera tal que no nos damos cuenta de cuán esclavos somos de las manipulaciones de los medios y de cuánto contribuimos para que todo sea como es.
Detrás de un anuncio comercial hay cierto modo de manipulación de las clases por la forma de conducir determinado mensaje.
Cuando dicen:
¡Usad! Usamos aquel dentífrico que va a blanquear nuestra sonrisa.
¡Vestid! Vestimos cualquier prenda de ropa que nos haga parecernos en las aceras y en las tiendas de moda.
¡Pensad! Pensamos y adoptamos pautas según la consistencia colectiva y somos llevados a construir castillos de arena.
- Pero ¡un momento!
Y ¿qué somos? ¿Qué sentimos? ¿Y la vida de cada uno de nosotros? ¿No cuenta? ¿Tenemos que ser todos iguales? En el hablar, en el sentir, en el proceder y en el vivir.
Hay por ahí una masa en favor de lo colectivo; los pecados son colectivos.
Se roba colectivamente, se mata colectivamente, se engaña colectivamente y morimos colectivamente.
Estoy harto de los pecados colectivos, donde solo se acumulan amarguras, desentendimientos y negatividad para el planeta. Ya no es posible soportar mismidades humanas, estereotipos, clichés, marionetas de un mundo fallido y degradado por el propio hombre en busca de algo que no se sabe qué es ni tampoco se tiene idea de para qué.
Debemos, sí, pararnos y reflexionar seriamente respecto del papel de cada uno de nosotros en relación al otro o a nosotros mismos.
En lo que concierne a nuestra vida y a la de nuestros hijos, hemos de retroceder en el tiempo urgentemente en términos de valores humanos, valores básicos, como la amistad, el compañerismo y la lealtad. No debemos soportar al vil, al listillo que degrada nuestro medioambiente y escupe en nuestro suelo.
Debemos cesar en los cambalaches: yo te doy esto, tú me das aquello… ese interés desmedido, como: tal persona me hace esto, yo le hago aquello.
Soberbia, falta de modestia… Cuántos hacen lo que hacen, predicando el bien para que los vean sobre los tejados con una vanidad desenfrenada, golpeándose el pecho y gritando:
- ¡Yo hice!
- ¡Yo ayudé!
- ¡Yo contribuyo!
- ¿Será cierto?
¿No será que estás trapicheando un lugar en el cielo?
Podrido y fétido es ver a líderes espirituales con poder para conducir a miles de fieles a la engañifa, sirviéndose de esa buena fe para construirse imperios en nombre de Jesús.
Al mismo tiempo es maravilloso verlos, amargando el sinsabor de haber usurpado el alma de esos fieles, pero enjaulados en celdas de máxima seguridad.
Esa es la certidumbre de la ley divina.
Aquí lo hacemos y aquí recibimos de manos de Dios; para mal o para bien, nosotros hemos elegido ese camino. Por tanto, tengamos mucho cuidado con lo que vamos a hacer hoy o mañana, pues, sin que quepa la menor duda: todos nuestros actos quedarán registrados.
Y de nada servirá intentar descubrir dónde están esos registros, pues si lo supiésemos, seguro que ya hubiera ido alguno allí a prender fuego en esos archivos.
Pensad en ello.
Mucha Paz