FAMILIA, ¡DEMUESTRA TU AMOR!
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 08/04/2020 11:34:24
por ANGELLA LEMOS - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Estaba aquí pensando en qué escribir para nuestra reflexión. El tema RECOMENZAR me atrae, me parece muy interesante. Al recomenzar, lo primero que viene a la mente es tener que cambiar todo ¿verdad? Una cosa es cierta, tiene que ser un cambio radical, decisivo. Es muy difícil salir de la rutina, de las costumbres, del vicio, pero no es imposible. "HAY QUE CREER, QUERER Y HACER".
Lo acertado es permanecer alerta para no caer en las tentaciones de algún vicio. Hay varios tipos de vicios: la maledicencia; la limpieza; la dieta; practicar ejercicio físico; y otros muchos. Aunque lo que más preocupa ciertamente es el vicio del tabaco, de las drogas y del alcohol en el joven.
El alcohol no está considerado como una droga que produzca dependencia, aunque yo pienso que sí lo es, porque envicia, perjudica el raciocinio, el aspecto emocional, puede provocar agresividad en el individuo. El alcohol es responsable por el gran aumento de la criminalidad, y es puerta de entrada para las drogas ilícitas. Muchos saben también que incluso aquellos que no son dependientes del alcohol si lo ingieren de manera abusiva pueden volverse irresponsables de sus actos. Basta ver los accidentes de tráfico con personas bebidas al volante.
Las drogas ilícitas (marihuana, crack, cocaína, éxtasis y otras muchas), modifican las funciones orgánicas, creando la adicción y originando cambios en el comportamiento, como por ejemplo: sustituye el día por la noche; oculta objetos personales; rechaza antiguos amigos; cambia su forma de vestir; usa gafas oscuras en lugares cerrados; tiene síntomas como escalofríos en verano, sudores en invierno, pupilas dilatadas o contraídas, taquicardia, sequedad de boca.
En el libro Vencedor Não Usa Drogas (Un Vencedor No Consume Drogas), del psicólogo Edson Ferrarini, se lanza la advertencia de que el joven se decepciona con el mundo del adulto, observando en él sólo las contradicciones y las injusticias. Ve que no es nada de aquello que ha aprendido con sus padres. La decepción le lleva al desequilibrio.
Ante la impotencia para cambiar ese orden de cosas, el joven se rebela o se retrae.
La escuela y la familia han de preguntarse: ¿Estamos dando al joven condiciones para soportar la presión, para decir "¡ESTOY FUERA!", cuando alguien le ofrece droga?
¿Estamos nosotros preparados para no transmitir nuestras neurosis, angustias y desilusiones al joven a quien nos incumbe orientar?
Si no estamos en paz con nuestra conciencia frente a estas preguntas, la droga está más cerca de lo que se podría imaginar.
Tiene que haber una unidad "escuela-familia" para lidiar con las carencias de los jóvenes. No dejes que tu hijo sea adoptado por un traficante.
El amor, el interés y la comprensión son barreras infranqueables entre el joven y la droga.
Sin el apoyo, el cariño y el diálogo, esta familia asume la característica más cercana al mundo que ellos detestan, y entonces, la ignoran y se alejan.
No importa cuán mayores sean tus hijos, acomódalos sentados en tus rodillas, aunque no sea más que para un beso, ámalos. Aparte de ser agradable es eficaz para la seguridad del joven.
RECOMIENZA preguntándoles: "¿Cómo fue tu día hoy?" Pero pregúntales con deseo de oír la respuesta, disponiéndote a escuchar, no a criticar.
Quizá, en uno de esos momentos, podrías oír lo siguiente: "Papá, qué hago, algunos de mis amigos tienen problemas: ¡DROGAS!"
En una situación así, ¿qué hacer, padre, madre? Una charla: "Sí, hijo mío, yo bien sé cómo es eso. También fui joven y muchos amigos míos también tuvieron ese problema." Y charlar primeramente recordando tus tiempos, no te avergüences de no saber qué decir, ¡dile eso! Pensad juntos en una solución. Es mucho mejor que ahuyentarlo con "¡Hijo mío! ¡Aléjate inmediatamente de ellos!" Y soltarle un sermón que ciertamente lo alejará de ti.
RECOMIENZA sin alharacas, escucha con atención, abrázalos, ámalos. Busca ayuda para actuar sin ahuyentar a tu hijo, o hija, lo cual puede provocar en ellos el deseo de probar la droga.