¡Feliz Día de las Madres!
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 14/05/2017 10:13:36
Autora Isha Judd
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Traducción de Teresa
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Nuestra madre es la persona que, sin importar la edad que tengamos, estará allí siempre. La adoramos, competimos con ella, nos enfadamos con ella, pero independientemente de eso, son ellas quienes infunden nuestros mejores aspectos.
Amamos la seguridad y el confort que ellas nos dan. Odiamos el control y el miedo que originan en nosotros. La intensa emoción de amor juntamente con la atención y protección de las madres cuando éramos bebés está siempre allí. No obstante, el rechazo o desaprobación, los desafíos que quedan registrados en nuestra memoria y en el sistema nervioso es lo que proyectamos más tarde en nuestras relaciones “adultas” las cuales pretenden obtener esa misma protección.
Nuestras madres son nuestros mayores espejos. Cuando dices que amas a tu madre con todo tu corazón, sin juzgamientos o arrepentimientos, sabes claramente que estás amándote a ti mismo incondicionalmente.
Pero si todavía no has llegado a ese punto, eso que estás sintiendo ahora puede abrir una oportunidad maravillosa para curar resentimientos y tensiones aún no resueltos, para desembarazar los malentendidos, las memorias llenas de culpa que dejan amargura, confusión y desolación. Estos rasgos causan el sentimiento de injusticia.
Cuando llegamos a la edad adulta, vemos una clara identificación de que podemos sanarnos todavía más y acercarnos más al amor incondicional a nosotros mismos, para llegar a seres humanos más completos, más realizados en el amor.
Por lo regular, cuando nos sentimos perdidos y no sabemos qué hacer, nos encerramos. No obstante, si somos honestos, tenemos la oportunidad de reconocer que lo que odiamos en nuestras madres es lo que más odiamos en nosotros mismos. Y es porque nuestras madres a menudo aún viven en nuestras mentes, en nuestros pensamientos, nos critican, señalan nuestros fallos, y sin darnos cuenta repetimos el mismo tipo de relación con nuestros hijos o con nuestras parejas.
La conmemoración del Día de las Madres es una gran oportunidad para decir sí a esas cosas que negamos, amar las que tenemos y abrazar lo que hemos estado rechazando. Esto habrá de permitirnos ver a nuestras madres con mirada nueva, y el amor vibrará todavía más alto.
Y ese sanar a nuestra madre internamente ayuda a encontrar el amor y la aprobación hacia nosotros mismos, lo cual nos permitirá, si ellas todavía siguen vivas, darles todo nuestro amor, cuidar de ellas como ellas han cuidado de nosotros, amarlas incondicionalmente. Y si ellas ya no están en este mundo, acordémonos de ellas y tratemos de mantenerlas en nuestros corazones como lo más preciado de nuestras vidas, para siempre.
¡Feliz día, Madre!
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