Gente del Bien
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 08/04/2020 11:34:19
por Tom Coelho - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
"No te dejes vencer del mal, antes vence al mal con el bien." (Romanos, 12:21)
En medio del tránsito desordenado, un conductor amablemente me cede el paso. Visito a un ex profesor en la facultad, quien con gusto recorre toda la institución, mostrándome la evolución de la infraestructura en el local y las mejoras implementadas en la calidad de la enseñanza. Presento un cliente a un gerente de banco quien, de inmediato, adopta providencias en el sentido de atender a sus necesidades. Recibo una breve llamada de teléfono de un amigo, con quien no hablaba desde hacía mucho tiempo, sólo para mandar recuerdos.
Escenas aparentemente triviales, quizá incluso desprovistas de motivo para quedar en la memoria, pero capaces de colorear de satisfacción y gratitud un día como otro cualquiera. Dicen que Dios está en los detalles. Somos nosotros que no lo percibimos.
Como todo en la vida, estamos sujetos a situaciones opuestas a estas que acabo de relatar. De un conductor que casi provoca un accidente para evitar ser adelantado, hasta profesionales de la atención al público que prestan un verdadero deservicio por la falta de atención y empatía.
¿Quién no ha perdido el humor por la ausencia de un saludo matinal de un familiar, por un comentario despectivo o jocoso de un compañero de trabajo, por una reprimenda pública y desmesurada?
De pequeños se nos enseñó a hacer el bien. Esto puede traducirse en practicar una "buena obra" diaria, algo así como ayudar a un anciano a cruzar la calle - esa es una imagen emblemática para mí. Hacer el bien a escala mayor es misión para superhéroes dotados de súper-poderes, aptos para salvar a toda la humanidad, promoviendo la justicia y combatiendo el mal.
Nuestras piernas crecen y nuestra imaginación se acorta. Entonces, descubrimos que no hay superhéroes, no hay súper-poderes, la humanidad no puede ser salvada, la justicia es utópica y el mal prospera. Por eso desistimos de ayudar a los ancianos a cruzar la calle y dejamos de pronunciar palabras de agradecimiento, apoyo y confortación a aquellos que nos rodean. Así, paramos de practicar el bien y perdemos la capacidad de verlo.
La vida, tomada racionalmente, no es fácil para la mayoría de la gente. Cuando se tiene salud, no se tiene trabajo. Cuando se tiene trabajo, no se gana lo suficiente. Cuando se gana lo suficiente, no se tiene reconocimiento. Cuando se tiene reconocimiento, no se tiene pasión. Cuando se tiene pasión, no se encuentra el amor. Cuando se encuentra el amor, falta la salud.
Cada uno de nosotros tiene una misión que cumplir. Y cada misión viene embalada en un fardo que no es grande ni pequeño, sino de la medida exacta de lo que podemos soportar. Unos tienen fardos mayores que otros. Algunos enfrentan adversidades más contundentes. Sin embargo, todos tienen limitaciones.
Si los superhéroes del bien nos parecen tan figurativos, los personajes del mal se materializan, adquiriendo carne y hueso y una habilidad impar para asediarnos. En ese momento es cuando debemos buscar lo que tenemos de mejor, no con base en la suerte o en factores externos, sino en nuestra fuerza interior. Y dirigir ese potencial por el camino del bien.
Shakespeare decía: "El mal que los hombres hacen vive después de ellos, mientras que el bien es casi siempre enterrado con sus huesos". Suelo puntualizar que es muy importante tener cuidado con las palabras. Cuando dices algo que desagrada a alguien, de poco valdrá disculparte después. Porque no importa lo que hayas dicho, pero sí importa lo que ha quedado después de lo que has dicho.
Hacer el bien hace bien. El bien sin pretensiones, genuino, sin paga. Es caminata que no desgasta los zapatos, cuesta arriba que no fatiga. Es fuente de placer y de alegría.
