Huir del dolor: un proceso que causa aún más dolor
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 21/05/2012 12:22:39
por Andre Lima - [email protected]
Traducción de Silvana Partucci - [email protected]
Nosotros, seres humanos, guardamos varios tipos de sentimientos incómodos que quedan acumulados en nuestro inconsciente. Aún cuando estamos atravesando una excelente fase por más que parezca que estamos felices, allá en el fondo de nosotros existen miedos y sentimientos ocultos que quedan temporariamente adormecidos: miedo de envejecer, miedo de perder a alguien, preocupación con los hijos, miedo de perder el empleo, preocupaciones con una causa en la justicia… Además, tenemos aquellos sentimientos guardados del pasado: rencor por alguien, una culpa por haber hecho algo, algún rechazo sufrido en la infancia, la tristeza de una perdida y muchos otros sentimientos. Guardamos una nube de negatividad latente dentro de nosotros.
Para que podamos sobrevivir al día a día, desarrollamos un mecanismo de ocultar sentimientos, reprimirlos, no sentirlos. Es la manera con la cual lidiamos con estas cosas tan incomodas que guardamos. ¡Imagina si durante tu día saliese a la luz todos los pensamientos y sentimientos que guardas de miedo y otras emociones negativas! Para que eso no ocurra encontramos una manera de no entrar en contacto directo con esa negatividad.
Sin embargo, aún no entrando en contacto directo con ella, la negatividad está dentro de nosotros, guardadita, causándonos malestar. Aquello que llamamos comúnmente de “ansiedad” es el síntoma de esa nube negativa acumulada dentro de nosotros. Podemos decir, entonces, que la ansiedad es la acumulación reprimida de esas emociones desagradables que no queremos sentir.
Nuestra tentativa de olvidar o de no sentir es apenas una ilusión. Si está allá adentro guardado, aunque nunca pienses ni hables sobre eso, ésta energía provocará sufrimiento de cualquier manera.
Imagina, entonces, una persona que se sintió rechazada por el fin de una relación. El sufrimiento es intenso al principio. Tenemos que entrar en contacto con eso en algún nivel. Cuanto más profundamente sintamos toda esa emoción fea, más rápidamente seria disuelta. Pero siempre encontramos una manera de no entrar en contacto 100% para evitar el sufrimiento. Un pedazo de aquel rechazo es barrido hacia los bastidores del inconsciente y se suma a otros sentimientos que fueron a parar allí y a veces quedan ahí hasta el día de nuestra muerte.
Usamos varios métodos para no sentir las emociones. Podemos fingir que no estamos sintiendo tanto y convencer a los otros y a nosotros mismos de que estamos bien, cuando en realidad no lo estamos. La mayoría de nosotros hace eso en algún momento, en mayor o menor profundidad.
Otra forma de no sentir es ir a buscar un placer inmediato para anestesiar temporariamente la incomodidad: comer algo muy rico, fumar, beber, drogarse, practicar sexo, ocupar la mente con un vicio cualquiera (trabajar en exceso, jugar, comprar, ver televisión…). Todo eso nos hace sentir mejor, pero apenas de forma temporaria. Aquello que está allá adentro no fue debidamente tratado y va a continuar perturbándonos causando más ansiedad. Así entramos en un círculo vicioso recurriendo nuevamente a los mecanismos de fuga.
Ese proceso de fuga sucede a veces de forma “inocente”. Estamos en casa y ahí da unas ganas de comer alguna cosa. Si paramos para analizar, muchas veces no es hambre, nuestro cuerpo no está necesitando alimento. Es que surgió una incomodidad, una inquietud. Son los dolores guardados con los que no entramos en contacto. Ahí no miramos esto y activamos inmediatamente el mecanismo de fuga y así surgen unas ganas de comer algo para sentir placer y anestesiar aquella mala sensación por lo menos por algunos minutos. En ese momento, tal vez haya surgido una sensación de soledad, miedo o alguna culpa, en fin, puede ser cualquier cosa, va a variar bastante de un individuo hacia otro.
Al intentar huir del dolor, creamos cada vez más dolor. Al no querer entrar en contacto con las emociones negativas, estas crecen. Es a partir de esa represión que surgen problemas cada vez más graves: obesidad, drogas, compulsiones, ansiedad generalizada, depresión, pánico… De forma general, los hombres tienen más dificultad en permitirse sentir las emociones.
La mujer se siente más libre para expresarse emocionalmente y así puede curarse más fácilmente. En los cursos de *EFT, la gran mayoría del público es femenino. El público masculino representa tal vez menos del 20% de los frecuentadores. Lo mismo ocurre en la búsqueda de trabajos terapéuticos que lidian con la parte emocional.
Ya decía Renato Russo: “y todo el dolor viene del deseo de no sentir dolor”. Cuando resolvemos entrar en contacto directo con los pensamientos y sentimientos negativos, sea lo que sean, veremos que estos son menos aterrorizantes de lo que parecían.
Es necesario tener cuidado al entrar en contacto con las emociones y hacerlo de forma lúcida, observándolas para no ser abducido por ellas y alimentarlas. El aprendizaje de cómo observar de forma lúcida es muy particular, difícil de enseñar y exige práctica. Pero básicamente, es necesario reconocer que toda aquella negatividad es una nube de energía negativa. No importa cuanto pueda parecer real y dolorosa, es apenas una nube de energía. Al reconocer eso debemos entrar corajosamente en esta nube, permitiéndose sentir todas las sensaciones desagradables y pensamientos que surjan. Siente y observa. Ese contacto directo hace que la energía se disuelva.
Para acelerar decenas o aún centenas de veces este proceso de disolver la energía, utiliza en este momento la EFT. Al aplicar los toques en los meridianos el sufrimiento va siendo liberado de una forma infinitamente más rápida. Los procesos terapéuticos usan herramientas para acelerar y acortar la disolución de la negatividad y la EFT es un método que da resultados muy por encima de la media y vuelve el sufrimiento mucho más breve.
En el inicio de la aplicación de técnica, usamos la llamada “frase de preparación” que dice: “A pesar de que sienta ese…………… (completa la línea de puntos con el nombre de la emoción: miedo, tristeza, rabia, rechazo, culpa…) yo me acepto profunda y completamente”. Esa frase nos ayuda a entrar en contacto con la emoción sin perdernos. Después, con la estimulación de los meridianos, la energía va siendo disuelta.
Podemos utilizar la frase de preparación en nuestro día a día, en cualquier momento, siempre que surja algo negativo en nuestros pensamientos y sentimientos para que podamos entrar en contacto de forma más lúcida y no reprimir la negatividad ni dejarse absorber por ella. Prueba hacer eso. Es probable que sientas que la emoción se vuelve más fácil y menos intensa. Al repetir esa frase es como si despertáramos al hecho de que somos mucho más que las emociones que pasan por nosotros, que ellas son apenas nubes pasajeras que se irán rápido. André Lima - EFT Practitioner. *EFT - Emotional Freedom Techniques
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