Incluso tus mejores elecciones valen solamente por un día...
por Rosana Braga em STUM WORLDAtualizado em 09/08/2010 11:47:10
Traducción de Teresa - [email protected]
Es la consistencia de tus actitudes lo que te conduce al éxito y a la realización de tu deseo, cualquiera que sea. Desde un ascenso en el trabajo hasta una relación, pasando por la adquisición de un bien material o el hacer efectivo un viaje, cualquier sueño necesita acciones coherentes y, principalmente, recurrentes para hacerse real.
Para las cuestiones más objetivas, en general seguimos esa ley. O sea, ahorramos determinada cuantía cada mes para comprar un inmueble, invertimos en un curso semanal o diario para ser merecedores de un aumento salarial y así sucesivamente. Pero por desgracia, cuando se trata de cuestiones subjetivas o emocionales, son raras las personas que se comprometen con la consistencia de sus elecciones.
Ser consistente es decidir hacer algo durante un día y renovar esa decisión todos los días, incansablemente, hasta lograr el objetivo. Y está bien recordar que, en una relación, partimos de la premisa de que deberemos ser consistentes durante toda la vida. Es decir, el amor no se trata solo de un sentimiento que parece surgir de la nada y se mantiene por sí mismo. ¡Es todo lo contrario!
El amor es elección, es decisión y ha de ser consistente. Estamos de hecho amando cuando nos predisponemos a invertir – mediante actitudes coherentes y recurrentes – todos los días en la relación que hemos decidido vivir. Y eso, a diferencia de lo que piensan muchos, no significa acusar, exigir o lamentarse. Y hay más: cuanto peor y más desgastada esté la relación, más difícil (aunque no imposible) puede ser rescatarla. Por tanto, si estás iniciando una relación ahora, aprovecha para aplicar esa ley de la preservación desde ya.
Vive con la persona amada solamente por hoy, como si no fuese a haber mañana. Imagina que la tienes solamente hasta esta noche y que tienes que dar lo mejor de ti, ser paciente, escucharla y agradarla solamente hasta que este día se acabe. Haz de este día el más especial para los dos. Piensa: solamente por hoy es bastante fácil.
En vez de discutir por alguna bobada o diferencia de opinión, charla tranquilamente. En el hoy siguiente, enfoca lo que ella haga de bueno. ¡Cualquier pequeña acción que te agrade o que demuestra una característica positiva, elógiala, reconócela! En otro hoy más, pregúntale cómo está, si está feliz y si podrías tú hacer algo para que ella se sintiese mejor todavía. Recuerda: mañana también será un día único. También puedes hacerle algún regalo inesperadamente. Y después, simplemente no hacer nada por revancha, no decir nada negativo, mantenerse lo más comprensivo que sea posible.
En fin, así como reservarías algunas horas de tus días para invertir en un curso superior, por ejemplo, reserva dos o aunque no sea más que una, para invertir en tu relación. No caigas en la trampa de creer que el hecho de haberte casado es garantía de permanecer juntos y felices. ¡No lo es! Tendrás que casarte un día y recasarte todos los otros días, por lo menos mientras quieras mantener vivo ese encuentro.
Por fin, perdónate cuando no lo consigas. Que sepas que más importante que acertar siempre es continuar dispuesto, continuar consistente. En una facultad, por ejemplo, suspenderías solamente si no alcanzases la media exigida o tuvieses más de 25% de faltas durante el período lectivo. O sea, se admiten fallos, pero con un límite. Pregúntate: ¿te encuentras presente al menos el 75% del tiempo en tu relación? ¿Mantienes una media razonable de actitudes que refuerzan tu amor y tu voluntad de hacer al otro feliz? Las intenciones son estupendas, pero lo que de veras marca la diferencia es tu consistencia en el ejercicio de amar... ¡y también de vivir!
