Iniciados: los espíritus virtuosos están volviendo
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 20/10/2012 10:19:20
por Bruno J. Gimenes - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Muchos seres encarnados actualmente en la Tierra, por mucho que estén viviendo vidas consideradas normales, pueden traer, adormecidos en sus cuerpos espirituales, símbolos de fuerza que solo aguardan el momento y la condición favorables para eclosionar. Esos símbolos son logros de niveles conscienciales adquiridos en otras vidas. Cada experiencia encarnatoria bien vivida – en lo que se refiere al cumplimiento de la misión de la vida física, evolucionando, armonizándose consigo mismo y con terceros y practicando el altruismo – fondea en el cuerpo espiritual de la persona un símbolo de fuerza que es como una medalla de honra al mérito o una condecoración. Por tanto, esos símbolos guardan una fuerza de realización muy fuerte, porque acopian en sus matrices la vibración condensada de una victoria encarnatoria. Parece simple decir victoria encarnatoria, pero desgraciadamente una experiencia material bien vivida, bien aprovechada en lo que concierne a la evolución del espíritu, sin que se haya generado una alta carga de karmas negativos es algo raro.
En ese escenario, una simple vida llena de éxitos, entre tantas experimentadas por un espíritu, puede significar una gran virtud que permanece almacenada “a hierro y fuego” en la matriz espiritual de aquel ser. Por tanto, los símbolos de fuerza son como medallas de honra al mérito que promueven la patente de la escala evolutiva del ser humano.
En el lado material de la vida, en que las vanidades y el ego entorpecen la conciencia de los hombres y ciegan su visión espiritual, el dinero, las posiciones sociales, los cargos, los bienes materiales, el apellido, pueden manifestar el éxito o el fracaso de una persona.
Entre tanto, en el plano espiritual, lo que realmente determina el éxito de un individuo es su nivel de perfección espiritual, que no puede ser disimulado, manipulado clandestinamente o impuesto por la codicia. ¡En el plano espiritual, es la capacidad de vivir la verdad del Gran Espíritu Creador lo que realmente cuenta!
Por eso, cada símbolo de fuerza solo puede ser adquirido con mucha dedicación y entrega espiritual a lo largo de una vida física, pues no puede ser conquistado sin merecimiento y entrega.
Cada símbolo conlleva grandes cantidades de energías positivas impregnadas con la fuerza de dones y habilidades desarrolladas en la encarnación exitosa correspondiente. Por ejemplo, si alguien ha tenido una vida dedicada al cultivo de plantas medicinales, con objetivos de ayuda colectiva, y que por ventura haya vivido esa experiencia con enfoque y determinación puestos al servicio del bien mayor, al desencarnarse habrá activado en su cuerpo espiritual un símbolo de fuerza que arrastra consigo muchas habilidades con la medicina de las plantas. Esto es lo mismo que decir que aquella persona es una iniciada en las específicas habilidades adquiridas en aquella experiencia.
Ese poder retenido en el símbolo de fuerza puede no estar aún activado en la persona en su encarnación actual, por tanto, a menudo ella ni siquiera siente la fuerza del don oculto que tiene. Una vez activado, entonces todas esas habilidades pueden salir a la superficie y ese afloramiento podrá dar lugar a una transformación poderosa en la vida de esa persona. ¡Se revelan sus iniciaciones! En otras palabras, esos símbolos representan potenciales adormecidos en los cuerpos espirituales de muchas personas – o como decimos, iniciaciones – listas para entrar en acción cuando surjan las condiciones favorables. Y el momento es ahora, o mejor, una franja de tiempo terrestre que va desde la actualidad hasta aproximadamente los treinta años venideros.
El plan de los seres de luz es aprovechar los flujos naturales que se acercan para estimular la habilitación de los símbolos en los portadores. Estos años próximos traen ingredientes cósmicos especiales para producir gradualmente el despertar de los símbolos. El resultado de esa onda de bienaventuranza será una alteración de conciencia de proporciones planetarias increíbles.
Con sus símbolos activados, diversos seres humanos naturalmente serán compelidos a hacer grandes “obras” en el sentido de la evolución del bien mayor. Muchos serán interiormente tomados por una voluntad superior de liderar grandes proyectos que impliquen increíbles cambios de conciencia en sus ambientes, grupos sociales, familiares, entre otros. Así, gradualmente, las personas atenderán a sus llamadas internas, en sintonía con las fuerzas de Cristo, para desarrollar sus papeles en el sentido de la evolución del planeta, desempeñando nobles tareas ligadas a las características de los símbolos de fuerza activados.
Sabemos ser cierto también que ningún símbolo de fuerza despertará en un individuo alienado para las verdades espirituales. Es una opción de cada persona el alejarse del camino de la evolución de la conciencia. Como contrapartida cualquier persona moderadamente conectada con la espiritualidad podrá sentir actualmente, y en un futuro muy cercano, la activación de sus símbolos de fuerza. Y, si esto ocurre, dentro de cinco, diez o veinte años, tendremos cada vez más personas marcando la diferencia, en todo el mundo, creando buenos ejemplos, estimulando sentimientos nobles, liderando proyectos iluminados e indicando a los demás – que están en fases menos adelantadas – los nuevos rumbos a seguir.
En el momento en que esas personas aparentemente corrientes empiecen a recibir las activaciones naturales para el despertar de las virtudes de sus símbolos, los cambios en su estilo de vida serán irrevocables, porque sentirán una fuerza descomunal pulsando en sus almas, convocándolas a sus misiones. Esto ya les ocurre en el mundo a muchas personas, aunque empezará a suceder con mayor frecuencia. De la noche a la mañana muchos empiezan a sentir sus ideales de vida renovados, sus valores purificados, toman decisiones diferentes y se alinean naturalmente con los propósitos de Dios en ese flujo de evolución de la conciencia.Cuando un único símbolo de fuerza es activado, la energía y los potenciales que despierta son tan intensos que la persona no consigue impedir los cambios que se producirán en su vida. Esa revelación ha de ser absorbida con sabiduría y tranquilidad, porque, en la esencia de la palabra, un iniciado no es una persona que tiene súper-poderes, sino alguien que vive su propósito plenamente. De esa forma, podemos encontrar personas que no tengan símbolos de fuerza adormecidos en sus almas, pero que viven sus misiones con fe, devoción y enfocados en los propósitos mayores. Por eso, aunque una persona no tenga símbolos de fuerza en su alma, aun así podrá verse impulsada a grandes hechos. Por ello podemos concluir que de nada servirá a una persona poseer símbolos de fuerza si éstos no son despertados para los propósitos más elevados.
Un iniciado es un ser que lleva en sí una fuerza que ha sido creada y sostenida por él mismo, bien en la vida actual o en vidas pasadas, y cuando despiertan sus potenciales, seguramente marca la diferencia donde vive, pues siempre contribuyen a transformar el mundo en un lugar mejor para vivir.