Jesús, desde profeta a encarnación de Dios
por Acid em STUM WORLDAtualizado em 26/01/2010 15:05:35
Traducción de Teresa - [email protected]
La figura religiosa de Jesús no se contuvo solo al cristianismo, sino que se ha expandido por todas las religiones del mundo. Sus enseñanzas muchas veces son más importantes que su propia persona. Habiendo sido reconocido como desde simple profeta a una encarnación de Dios, Jesús está envuelto en la doctrina de las diversas religiones. Visto que tanto la vida del santo como su ideología tocan profundamente la mente de cada ser humano, es imposible no dejarse influenciar por el mensaje de Jesús, aunque no se crea en su santidad; incluso porque, antes de referirse a la vida después de la muerte, las enseñanzas de Cristo se refieren a la andadura del ser humano aún en vida.
Jesús en el Judaísmo
La mayoría de los judíos ve a Jesús como un transgresor de la Ley y uno de los varios revolucionarios de la época que contestaron el orden social, como Menahem ben Judah y Simón bar Kokhba, los cuales fueron condenados a muerte por el Imperio Romano. Muchos contestan el carácter mesiánico de Jesús, puesto que para los judíos él no cumplió algunas profecías, entre ellas la que dice que el Mesías solo vendría después de la construcción del tercer templo de Jerusalén (puesto que el segundo había sido destruido por los romanos). Para los judíos, Jesús no resucitó, ya que, según ellos, los discípulos robaron el cuerpo del sepulcro mientras los soldados dormían, e hicieron cundir la noticia de la resurrección.
Otro factor de crítica es la mitificación de Jesús, vista por los judíos como una paganización del judaísmo, donde Jesús se ha convertido en un dios pagano dentro de la creencia judaica. Otros judíos, en cambio, contemplan la figura de Jesús como uno más de los profetas enviados por Dios para restaurar el judaísmo, corrompido por los paganos. Sin embargo, hay una rama del Judaísmo que reconoce en Jesús el tan esperado Mesías. Esa rama es denominada Judaísmo Mesiánico. Los judíos mesiánicos reconocen la figura de Jesús como Mesías judío, pero observan todos los preceptos de la doctrina judaica. Si bien el gobierno de Israel no los reconoce como secta judaica, clasificándoles como cristianos.
Jesús en el Islamismo
Mahoma ora con Abraham, Jesús y Moisés. En el Islam, Jesús toma un papel fundamental en el plan de Dios para los hombres. Al elaborar la doctrina Islámica, Mahoma incluyó aspectos del Judaísmo, del Cristianismo y del Zoroastrismo, puesto que la Meca – ciudad donde vivía – era un punto comercial, lo cual también hacía de la ciudad un polo cultural. Así, entrando en contacto con diversas ideologías, Mahoma elaboró los preceptos del Islam. Uno de esos preceptos dice respecto de los profetas, los enviados de Dios: Mahoma trazó un linaje profético que empezaba con Adán y terminaba en él. La mayoría de los profetas del Islam son judíos, como Moisés, Elías, Juan Bautista y el propio Jesús. Jesús en el Islam es tenido como uno de los más importantes profetas, rivalizando con Mahoma. Según el Islam, Jesús es musulmán. La prueba de ello está en los evangelios, cuando Jesús pide que se haga la voluntad de Dios, no la suya. En renunciando a la voluntad humana para someterse a la voluntad de Dios, la persona es tenida como musulmana.
Dependiendo de la rama Islámica, Jesús es más que un profeta: es tenido como el Mesías. Para la rama Chiíta, Jesús no es el Mesías, puesto que el Mesías aún habrá de venir, como dicen los judíos. Jesús sería solo uno más de los profetas que Dios ha enviado. En cambio para la rama Sunita Jesús, además de profeta, es el Mesías que Dios envió, y que volverá en el fin de los tiempos para que tenga lugar el Juicio Final. No obstante, los musulmanes, como un todo, no creen en el vínculo divino entre Dios y Jesús, viendo en el dogma de la Trinidad una creación de la Iglesia, inspirada en tradiciones paganas.
En varios pasajes del Corán se cita a Jesús como gran mensajero de Dios. La secta Sufí de los Derviches llama a Jesús “Seydna Issa” el Señor Jesús, expresión no ligada a la filiación divina de Jesús, y sí a la autoridad que proviene de sus enseñanzas, transformándolo en un portavoz de Dios.
La secta Islámica de los Ahmadis predica que Jesús no murió en la cruz, habiendo sido condenado Judas en lugar del Maestro, en función de las condiciones casi imposibles para la condenación de Jesús, debido a una acusación sin fundamento de los sacerdotes, lo cual imposibilitaría la aplicación de la pena de muerte.
Jesús en el Budismo
El budismo, como hemos visto, influenció la ideología de Jesús, hasta el punto de que las enseñanzas de Jesús han sido comparadas a las de Siddhartha. Desde el punto de vista budista Jesús es un ser Iluminado, un Buda, tal como los cristianos le tienen por el Cristo (ungido por Dios). Algunas corrientes budistas defienden que había estudiado con monjes durante su juventud, construyendo la base para sus futuras enseñanzas, dada la similitud de su mensaje con el del Budismo. Otra cosa que defienden los budistas es el carácter meditativo de Jesús, que, al igual que Buda, se retiraba frecuentemente para meditar. Este acto tan simple es una característica de las religiones orientales, puesto que en el Judaísmo generalmente las personas iban a la sinagoga a orar a Dios. Según los budistas, en una de esas meditaciones, al igual que Siddhartha, Jesús alcanzó la Iluminación, convirtiéndose en un Buda, tras vencer al demonio (su oponente) en el desierto.
Como hemos visto, hay representaciones de Buda como el “Buen Pastor”. Como el Buda histórico no tiene ningún lazo simbólico en este sentido, es certeza que los monjes budistas daban culto a Jesús como a un Buda. Algunas escuelas budistas estudian las enseñanzas de Jesús juntamente con las de Buda, puesto que la meta de ambos era remover los obstáculos de la vida espiritual de los hombres. Actualmente se intenta encontrar un punto en común entre la espiritualidad cristiana y la budista, lo cual está generando una campaña ecuménica por el mundo.
Jesús en el Hinduismo
En el Hinduismo Jesús se contempla de manera más amplia dentro de la doctrina. Varias corrientes hindúes aceptan la figura de Jesús como Avatar, encarnación de Dios en la Tierra. Similarmente a lo que creen los budistas, para los hindúes Jesús también ha sido un iniciado en la filosofía Védica. Para muchos hindúes Jesús es una de las encarnaciones de Vishnú, la segunda persona de la Trinidad hinduista. Especialmente para el movimiento Hare Krishna – debido a su carácter ecuménico – Jesús es una manifestación directa de Krishna (Dios), que envía un mensajero a cada pueblo, a fin de que ninguna parte del mundo se quede sin Su mensaje. Así, Jesús es uno de los enviados de Krishna para cumplir Su mensaje por el mundo. Una de las pruebas alegadas para esto es el carácter biográfico muy cercano entre Krishna y Jesús, y principalmente las enseñanzas, que muchas veces tienen pasajes idénticos.
Varios aspectos y simbolismos de la creencia cristiana, como el bautismo en las aguas del Jordán de Juan Bautista y Jesús, según los hindúes es prueba de que tanto Juan como Jesús practicaban rituales de purificación védicos, puesto que en el Judaísmo este tipo de rituales no existían, siendo característico de la religión hindú; en ésta, hasta hoy, los peregrinos van a bañarse en las aguas del Ganges para purificarse. Otras características, como rituales del fuego, el carácter trinitario del cristianismo y el dogma de la encarnación, son indicios de que el cristianismo ha sido influenciado por el hinduismo.
Jesús en la Fe Bahá’í
La Fe Bahá’í es una religión ecuménica surgida en Persia, actual Irán, en 1844. Creada por el profeta Mirzá Husayn’Ali, titulado el Bahá’u’lláh (Gloria de Dios, en árabe) la Fe Bahá’í proponía ser la continuación del Islam, siendo que ahora la nueva religión traería un nuevo mensaje: Dios es uno solo en todas las religiones, y Él manda diversos mensajeros a todos los pueblos de la Tierra. Uniendo los principales preceptos monoteístas del Islam con los mensajes de las diversas religiones, la Fe Bahá’í se ha convertido en una religión para los tiempos modernos. Al igual que el Islam, la Fe Bahá’í tiene un lenguaje de profetas, si bien, ya no conteniéndose al linaje abrahámico del Judaísmo, Cristianismo e Islamismo, adoptando a otros profetas, como Krishna, Buda, Zoroastro y el propio Bahá’u’lláh. Entre esos profetas se encuentra Jesús, que en la Fe Bahá’í es tenido como uno de los Mesías enviados por Dios al mundo.
Por su carácter ecuménico, varios textos sagrados, incluso los evangelios, se leen en las Casas de Oración, el Templo Bahá’í. La Fe Bahá’í no tiene clero ni rituales, siendo los encuentros en las Casas de Oración momentos para la lectura y reflexión de los textos sagrados. Para los Bahá’ís solamente la unión entre los hombres podrá acabar con los conflictos en el mundo, por eso la Fe Bahá’í propone la unidad religiosa y política del mundo, para cumplir el deseo de Jesús de “que todos sean uno” (Juan 17:21).
Jesús en el Jainismo
El Jainismo es una religión dhármica surgida en torno al Siglo X a.C. en la India, con Mahavira, el Conquistador. Lo curioso de esta religión es que la historia de Mahavira se confunde con la de Buda, pues ambos fueron ascetas que se libertaron de las pasiones del mundo. Prácticamente todas las enseñanzas budistas se encuentran en el Jainismo. La principal enseñanza jainista es la “no violencia”, por la cual, según sus adeptos, todas las formas de vida han de ser respetadas, pues todas tienen su origen divino. Tiene gracia que esta misma “no violencia” jainista fue utilizada por Mahatma Gandhi durante la lucha por la independencia de la India, lo cual hizo que Gandhi sea considerado un héroe jainista.
En el Jainismo Jesús es tenido como un Jina, palabra que en sánscrito significa “vencedor” o “conquistador”. Simbólicamente equivale a las palabras Buda y Cristo. Por su doctrina y modo de vida, Jesús es tenido como un “conquistador”, puesto que él mismo dice que “ha vencido al mundo” (Juan 16:33). Desde el punto de vista hindú, budista y jainista, esta expresión significa que Jesús se ha libertado de las pasiones del mundo. Se ha convertido en un “Conquistador”, un “Iluminado”.
Jesús en el Caodaísmo
El Caodaísmo o Cao Dai es una religión sincrética surgida en Vietnam en 1926, por Ngo Van Chieu. Según el Caodaísmo solo existe un Dios, cuyo nombre es Duk Cao Dai. Su símbolo es un ojo izquierdo inserido en un triángulo. Según ellos, Dios inspiró la creación de las diversas religiones en el mundo, mandando varios mensajeros. La misión del Caodaísmo es semejante a la de la Fe Bahá’í, o sea, unir a la humanidad en una única creencia, y así construir la paz mundial. En la doctrina caodaísta el envío de los mensajeros por Dios se divide en tres fases: Jesús fue enviado en el segundo período juntamente con Buda, Confucio y Lao Tse. Jesús es tenido como un ser divino, aunque con rango inferior a Duk Cao Dai, al igual que los demás mensajeros. Tal como en la Fe Bahá’í, en el Caodaísmo el mensaje de Dios para los hombres es uno solo, aunque sea explicado de modo diferente a los hombres según la sociedad a que estos mensajeros hayan sido enviados. Por eso el contenido del mensaje de Jesús es igual en esencia al de los demás enviados.
Debido a su carácter ecuménico, el Caodaísmo incluye aspectos de las demás religiones, así como sus fundadores. En el panteón caodaísta, juntamente con Jesús se encuentran Buda, Lao Tse, Confucio y otros santos de la tradición china y vietnamita. Contrariamente a la Fe Bahá’í el Caodaísmo tiene una jerarquía religiosa semejante a la de la Iglesia Católica, con curas, obispos, cardenales e incluso papa, si bien poseen rituales propios.
Jesús en el Movimiento Rastafari
El Movimiento Rastafari se creó en Jamaica en torno a 1930. Según ellos, el emperador etíope Haile Selassie es la reencarnación de Jesús. El origen divino de Selassie se remonta al tiempo de Salomón, puesto que él realmente era descendiente del rey de Israel y por fin de David. Salomón tuvo varios romances, incluso con la famosa Reina de Saba, del cual tuvieron un hijo llamado Menellek. Más tarde la Reina volvería a su tierra de origen con su hijo, el cual por fin se convertiría en el primer emperador etíope.
Nacido como Ras (Príncipe) Tafari (de la Paz) Makonnen (nombre de la familia de Selassie), al asumir el trono el 225º emperador de Etiopía adoptó el nombre de Haile Selassie, que significa “El Poder de la Trinidad” en etíope.
Para los Rastas, Haile Selassie era la encarnación de Jah (Dios). La palabra Jah viene del tetragrama sagrado YHWH, que está presente en la palabra hebraica HalleluJah, que significa “Alabad o Adorad a Dios”. De ella viene la palabra “Aleluya”. Para los Rastas, Selassie cumplió las profecías judaicas sobre el retorno del Mesías judío, incluso sobre el 2º Adviento del Cristo, ya que él es tenido como la reencarnación de Jesús. Debido a sus orígenes judaicos, el Movimiento Rastafari predica el retorno de los descendientes de David a la Tierra Prometida”, en este caso África, puesto que, según los rastas, los verdaderos hebreos eran negros. Por ese motivo el Movimiento Rastafari atrae a muchos afro descendientes, y ha venido creciendo mucho últimamente debido al género musical reggae. Curiosamente, la mayoría de los semitas realmente son de piel oscura, luego Jesús debería ser cuando menos moreno (y no el clásico Jesús de piel clara, rubio y de ojos azules que nos cansamos de ver en nuestra sociedad occidental). Entre los títulos de Selassie están “León de la Tribu de Judá”, “Rey de Reyes” y “Señor de los Señores”, los mismos que recibió Jesús.
Jesús en el Movimiento Nueva Era
Derivándose de la Teosofía, el Movimiento de la Nueva Era tiene sus bases en el esoterismo y en el gnosticismo, y propone una unión entre la espiritualidad occidental y oriental. Tuvo su comienzo a partir de los años 60, con la llegada de las tradiciones orientales a occidente. Se inició en los EUA y Europa, ganando más fuerza durante los años 70 y 80 y esparciéndose por el mundo. Para los adeptos de este movimiento, el mundo está viviendo el final de la Era de Piscis, que es la era de Jesús (el símbolo de Jesús era el pez). Antes de esa era habían venido la Era de Tauro (Símbolo de Krishna), de Aries (Símbolo de Moisés) y de Libra (Símbolo de Siddhartha). Tras la Era de Piscis se inicia la Era de Acuario, la llamada Nueva Era. Para dicho movimiento, Jesús es uno de los Maestros espirituales del mundo, y está dentro de una consciencia mayor, a la que llaman Brahmán (Dios, en el hinduismo). Así, él no es una encarnación de Dios, sino una emanación de la consciencia mayor, que tiene como misión llevar la Luz a los hombres.
Para la Nueva Era Jesús es la encarnación de Krishna y de Siddhartha, puesto que comparte con ellos sus biografías, enseñanzas y misión mesiánica. Y más, con el final de la Era de Piscis – y el inicio de la Era de Acuario – el mundo necesitará de un nuevo Maestro, que en ese caso será el Cristo (Buda) Maitreya, que gobernará el mundo en esa nueva era de consciencia. Así, al acabar la Era de Piscis, Jesús dejará de ser el Cristo, y uno nuevo surgirá, el por los judíos tan esperado Mesías, el Imán Mahdi para los musulmanes, el Saoshyant zoroastra, el Maitreya budista y el Kalki hindú.
Jesús en el Movimiento Raeliano
Eran los dioses astronautas; esto al menos es lo que dice el libro de Erich von Däniken y el Movimiento Raeliano. Este último comenzó en 1974, cuando el periodista francés Claude Vorilhon recibió la revelación de los Elohínes (Los que vienen de lo alto) de que nada más eran que extraterrestres. Según Vorilhon, él fue visitado por Jesús, Siddhartha, Moisés y Mahoma, que le han revelado que no existe ningún dios, y que los dioses y profetas de las religiones no eran más que extraterrestres venidos de otro planeta para orientar a la humanidad sobre cómo vivir en este mundo creado por ellos. Para el Movimiento Raeliano, la única explicación para los milagros de las religiones es que todos esos acontecimientos sobrenaturales fueron obra de una avanzada tecnología extraterrestre. Por ejemplo, la fecundación de María sería una inseminación artificial, los milagros de Jesús serían debidos a la capacidad mental superior de los E.T. y la ascensión a los cielos sería el regreso de Jesús a su nave, al fin y al cabo, no todos los días vemos a alguien subiendo a los cielos en dirección a una nube luminosa.
Para Raël (nombre adoptado por Vorilhon tras la revelación, y del cual viene el nombre del movimiento) la humanidad es fruto del clonado de los Elohínes, de ahí una justificativa literal para el versículo “Dios creó el hombre a su imagen; lo creó a imagen de Dios, creó el hombre y la mujer.” (Génesis – 1:27). Otra cosa que justifica la visión de Dios como siendo un E.T. es el factor profecías y visiones. En el Antiguo Testamento, el propio Dios se presenta en su gloria moviéndose en una especie de vehículo de luz, en el Libro de Ezequiel, lo cual refutaría la visión de Dios como omnipresente, toda vez que el mismo necesita de un “automóvil”, más precisamente una nave, según el Raelianismo. Para ese movimiento, la mayoría de las teorías ufológicas tienen su confirmación en las propias escrituras. La misma visión del Apocalipsis es una de las pruebas alegadas para el hecho de ser Jesús un extraterrestre, pues el mismo dice que volverá entre nubes y en su gloria y toda la Tierra lo verá el día del Juicio. Esto no sería más que una invasión de naves en la Tierra, convirtiéndose Jesús en el gobernante del mundo, tal como se ha dicho en las profecías.
Como hemos visto, Jesús es contemplado por las religiones como un profeta, pasando por un extraterrestre hasta un Dios encarnado. Pero el punto que tienen en común sobre él todas esas visiones muchas veces antagónicas es su misión, la de llevar la Buena Nueva a los hombres, que, por medio de su mensaje – ya sea canónico o apócrifo – vuelve al hombre una persona mejor, haciéndole nacer de nuevo. Si es Jesús divino nadie lo puede demostrar, pero hasta hoy él es un misterio para todos, lo cual hace que existan diversas interpretaciones acerca de su persona. Por más que se intente definir una imagen exclusiva del judío más importante de la Historia, el deseo de éste es que cada cual encuentre y acoja su mensaje de la manera que le haga sentirse mejor. Sea teniéndole como un profeta, sea como un maestro espiritual, sea como un Dios.