La Bendición del Trabajo
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 18/08/2010 07:07:29
por Maria Cristina - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Aún tenemos la costumbre de considerar el trabajo, cualquiera que sea el que nos ocupe el tiempo, como una obligación, un fardo pesado que agota nuestra energía y nos fatiga, siendo tan solo un “mal necesario”, pues nos da condiciones para tener lo que necesitamos para el sustento, en este plano en que vivimos. A decir verdad, deberíamos agradecer mucho la oportunidad que tenemos de, a través de una ocupación, aprender y ser útiles a nuestro prójimo, lo cual es igual que ser útil a sí mismo, puesto que es dando como recibimos. No importa si lo que hacemos está reconocido por la mayoría, si está considerado una actividad honrosa a los ojos del mundo. Marca toda la diferencia la forma en que nos proponemos ejecutarlo, lo que representa para cada uno de nosotros, cómo nos sentimos al llevarlo a cabo. Con amor y dedicación, trabajamos y al mismo tiempo nos alimentamos de alegría, de entusiasmo, de paz.
El Universo necesita – y mucho – de la contribución de cada uno de nosotros, sea cual fuere. Cada ser humano vive en la dependencia de todos, incluso aunque no sea consciente de ello, todavía. A decir verdad no es preciso ocupar cargos considerados importantes para sentirnos bien. Basta que desempeñemos cada tarea con honestidad, haciéndola de la forma mejor que nos sea posible. Nuestro ego querría ser aplaudido siempre, por lo que es y por todo lo que hace. Pero nuestro Yo no necesita nada de eso para sentirse feliz. ¡Solamente nos pide que sirvamos y amemos!
Desde el humilde barrendero de la calle, hasta el presidente de una nación, todos somos piezas valiosas en el rompecabezas que engloba cada sociedad. Claro que la responsabilidad de cada trabajador aumenta, en la medida en que su cargo sea más abarcador. Pero la actitud de respeto, de dedicación a lo que hace, tiene que ser la misma, para que todos podamos vivir de forma armoniosa y justa.
¡En el plano espiritual, después del desencarne, el trabajo continúa y se considera un beneficio para aquel que consigue una ocupación, forma única de crecimiento y de ser feliz!
¡No nos jubilemos de la vida! Podemos tener que dejar una ocupación a causa de la edad del cuerpo, pero ocupémonos con alguna cosa que añada valor a nuestras horas, posibilitando a nuestro espíritu la oportunidad de continuar expresándose y contribuyendo al bienestar general. Así la depresión y el desánimo, la falta de esperanza y vitalidad se marcharán muy lejos de nosotros. Seguiremos abiertos a los avances de la ciencia, a los cambios rápidos que están sucediendo, no tendremos tiempo para pensar en enfermedades y respiraremos alegría y fe.
El trabajo tiene que mirarse como una herramienta de evolución, como una terapia, como algo inherente a la vida plena. Siempre habrá algo que podamos hacer, allá donde estemos. Basta abrirnos a esto y permanecer atentos... Pedir a Dios y esperar. La indicación llegará, ciertamente. Quizá no sea tal como habíamos soñado, cuando aparezca. Pero ¿por qué no empezar? De manera comprometida, con buena voluntad... Quizá este no sea más que un escalón que hemos de procurar subir para alcanzar algo todavía mejor, más adelante. Es preciso intentar y creer que todo cuanto hacemos puede ser muy útil si está hecho con amor y responsabilidad.
Demos gracias por la oportunidad que nos surja de servir, de alguna forma. Recordando que cuando beneficiamos a alguien, el mayor beneficiado somos nosotros mismos.
Todo en el Universo trabaja para evolucionar, está en constante modificación. ¡Unámonos a él y seremos cada día más felices!
