La Búsqueda
por Elisabeth Cavalcante em STUM WORLDAtualizado em 26/03/2009 14:46:06
Traducción de Teresa - [email protected]
Me he preguntado a veces por qué para algunas personas la búsqueda de conocerse en profundidad y descubrir los misterios de existencia se vuelve una necesidad tan apremiante cuanto respirar, mientras que para otras estas cuestiones son irrelevantes.
Están además, aquellos que no poseen siquiera un destello de consciencia de que existen otras dimensiones del ser, que se ocultan bajo la capa más evidente, que es la personalidad exterior o ego.
Pienso que naturalmente, estas diferencias están determinadas por el grado de consciencia con que llegamos a este mundo, que se diferencia de un ser humano a otro. A la mayoría de los llamados buscadores, les llega un momento en que la angustia existencial y el sufrimiento emocional se hacen tan insoportables, que les parece haber llegado a un punto sin retorno. Sin embargo, repentinamente, se enciende dentro de ellos una luz, una percepción, que misteriosamente les indica una posibilidad de liberación.
Aunque no tengan la menor idea de cómo se producirá este proceso, empiezan a buscar algo o alguien que les indique un camino. E, infaliblemente, cuando este anhelo empieza a penetrar sus corazones, la existencia responde de manera generosa, y hace que aparezcan en sus vidas aquellos que habrán de servirles de guía, un faro para iluminar el túnel oscuro en que se encontraban hasta entonces.
Difícilmente vemos personas que hayan iniciado la búsqueda espiritual sin haber pasado por una crisis personal seria, donde todo parecía de repente perder sentido. Pero la vida siempre se esfuerza por preservarse a sí misma y, en estos momentos cruciales, les acomete un intenso deseo de rehacerse, trazando un nuevo derrotero para su historia, en que la felicidad y la paz interior sean los protagonistas.
Volvernos apasionados por la vida y adquirir la consciencia de que se puede construir una nueva trayectoria, cada día, sin que importe lo que el mundo nos presente, es el cambio fundamental que se produce cuando nuestra búsqueda da como resultado la respuesta que tanto solicitamos. Pero es preciso mantenerse alerta y receptivo para recibir las señales y, al recibirlas, confiar en ellas de modo absoluto. Sin este entusiasmo y esta confianza, nada será posible y continuaremos prisioneros de un estado interior donde predominan la angustia y el sufrimiento.
“Amado Osho, ¿puedes decir quién eres tú?
Maneesha, soy una invitación para todos aquellos que están buscando, buscando y tienen un gran anhelo en sus corazones por encontrar sus hogares.
Soy una respuesta a la pregunta que todos tienen, pero que no pueden formular, una pregunta que es más una búsqueda que una cuestión, más una sed que una indagación verbal y mental. Una sed que la persona siente en cada célula y fibra de su ser, pero que no tiene modo de ponerla en palabras y preguntarla.
Soy una respuesta a esa pregunta que tú no puedes formular y que no puedes esperar a que sea respondida. Cuando digo que soy la respuesta, no quiero decir que pueda darte la respuesta. Sí, si estás listo, puedes recogerla. Soy como un pozo, listo para que lances tu balde y quites el agua por ti mismo.
La tengo, pero no puedo llegar a ti sin tus esfuerzos.
Solamente tú puedes alcanzarme. Esta es una invitación extraña; te llevará a una larga peregrinación, y terminará solamente donde tú ya estás. Tendrás que dar muchos pasos, en muchos caminos, simplemente para llegar hasta ti mismo, pues te has distanciado de ti mismo y has olvidado completamente el camino de vuelta. Soy un recordatorio, una evocación del hogar perdido.
No existo como una persona; como una persona yo simplemente aparento. Yo existo como una presencia. Desde el día en que he llegado a conocerme a mí mismo, la persona desapareció; existe tan solo una presencia, una presencia muy viva que puede saciar tu sed, que puede colmar tu anhelo.
Por tanto, en una palabra puedo decir que soy una invitación, y está claro, tan solo para aquellos que tengan un profundo anhelo en sus corazones, que se echan en falta a sí mismos, una profunda urgencia, que a menos que se encuentren a sí mismos, todo lo demás no tiene sentido.
A menos que esto sea tu interés prioritario y supremo, hasta el punto de, si fuese necesario, estar dispuesto a perderlo todo por eso, pero no a abandonarlo…
Hay miles de deseos, pero en lo que se refiere a anhelos, no hay más que uno, el de volver para casa, de encontrar tu realidad. Y en ese propio encontrar, tú encuentras todo lo que tiene algún valor: bienaventuranza, verdad, éxtasis.
…Soy un esfuerzo por provocar al durmiente en ti, para despertar al que duerme. El fuego está presente, pero está ardiendo muy poco, pues nunca has cuidado de él.
Mi invitación es para que te vuelvas encendido, y a menos que conozcas una vida que sea luminosa y encendida, todo tu conocimiento no es más que una trapacería. Lo estás acumulando para que te ayude a olvidar que te está faltando el conocimiento real.
Pero no importa cuán grande sea tu acopio de lo otro, de lo objetivo, del mundo, esto no se convertirá en un substituto de tu auto-conocimiento. Con el auto-conocimiento, de repente desaparecen toda la oscuridad y la separación en relación a la existencia.
Soy una invitación para que des un valeroso salto al océano de la vida. Piérdete, pues esta es la única manera de encontrarte a ti mismo”.
Osho, del libro: The Invitation (La Invitación).