La culpa en nuestras vidas
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 16/04/2012 11:38:08
por Flávio Bastos - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
El ser humano, dotado de inteligencia, capacidad de elección y discernimiento, convive con el estigma de la culpa desde tiempos inmemoriales. Una “marca” que por tiempo indeterminado lo mantiene cautivo del ciclo de las reencarnaciones.
Durante el proceso vital, la energía de la culpa actúa de forma gradual, sutil y nociva, a medida que se presenta a través de procesos obsesivos de origen psíquico y espiritual, y es causa de enfermedades en el organismo.
Por este motivo la mayor parte de los casos atendidos por la Psicoterapia Interdimensional, señalan a la energía de la culpa como responsable por el origen del problema en sí, o sea, del sufrimiento psíquico de la persona.
Son casos comunes que ocurren en la convivencia íntima de las familias, que revelan situaciones de padres ausentes o indiferentes. Padres con hijos pequeños que se separan. Crisis de relación en la pareja con asistencia o participación de los hijos. Muerte de una de las referencias afectivas o de ambas. Adopción de la criatura después de haber convivido con sus padres biológicos y malos tratos en la niñez, entre otros casos.
Son situaciones que cuando asociadas al sentimiento de pérdida, originan inevitables secuelas psíquicas en el adulto. El niño, sin condiciones de procesar interiormente los motivos que llevan los padres al conflicto, a la separación, a la indiferencia, al exceso de críticas o a la severidad en el trato, acaba por sentirse culpable por el fracaso de la familia.
Por tanto, la culpa, asociada al sentimiento de pérdida, es la raíz de muchos casos de desequilibrio psico-espiritual que resultan en patologías no estructurales, como la depresión, el pánico y el trastorno obsesivo-compulsivo, que arrastran, como telón de fondo, el componente emocional ligado al trauma psíquico de origen infantil.
A través de la “raíz emocional” del problema, el individuo desarrolla a medio o largo plazo la ansiedad neurótica, que acaba por interferir en sus relaciones afectivas de la vida adulta, al provocar dependencia afectiva, inseguridad y baja autoestima, que hacen surgir las psiconeurosis.
Atraillado a la sintonía infantil, el adulto no percibe los motivos de que sus relaciones amorosas no cuajen, de que sus amistades comiencen y terminen y el por qué de permanecer “atado” a una relación afectiva desgastada y pobre en calidad.
La ansiedad en exceso turba su capacidad de razonar y su discernimiento. Y fuera del foco saludable de la vida, el individuo sufre por el sentimiento de culpa – y de pérdida – que con el paso del tiempo se ha hecho crónico en su psiquismo.
Limitado por el no uso de la razón y envuelto en sus desarmonizadas emociones y sus sentimientos no resueltos de la niñez, el individuo insiste en una relación enfermiza debida a los dolorosos acontecimientos del pasado que, inconscientemente, no desea revivir en el presente: la separación.
La energía de la culpa en nuestra vida es mucho más común de lo que imaginamos. Y cuando va asociada a uno o más sentimientos negativos, se convierte en la responsable por las sensaciones de infelicidad, abandono, rechazo, soledad, insatisfacción, entre otras experimentadas por el individuo adulto.
Libertarse de la sintonía con el pasado exige del individuo la búsqueda de las raíces de su problema, que generalmente se hallan camufladas por los mecanismos de defensa del inconsciente que protegen a la persona del recuerdo de dolorosos acontecimientos pretéritos.
En tal sentido, la psicoterapia de orientación psicoanalítica, pero de visión interdimensional, dirige su foco investigativo a la niñez del individuo, para más tarde, si fuese necesario, encaminar el mismo foco a través de la regresión de memoria cerebral y (o) extracerebral, que va más allá de la barrera intrauterina.
Para liberarse de su pasado, el individuo debe tener claro que su malestar psíquico es consecuencia de una historia de muchos capítulos, cuya base de investigación comienza en la infancia de la vida actual y puede extenderse a otros capítulos de su larga trayectoria vital.