La culpa es de los otros
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 30/08/2015 11:54:45
por Isha - [email protected]
¿Cuántas veces nos sentamos para juzgar, criticar, comparar y evaluar los actos de aquellos que nos rodean? Es muy fácil aplicar lo que en Australia llamamos el “síndrome de la amapola más alta”, es decir, el deseo de cortar lo que más se eleva y poner toda nuestra atención en criticar a las personas de nuestro mundo que han alcanzado posiciones de poder y éxito. Pero ¿qué estás haciendo tú para crear la paz en este momento?
Tengo una propuesta, vamos a considerar que todos somos susceptibles de ser elegidos para el Premio Nobel de la Paz, y tenemos la intención de traer la paz a nuestro entorno. Entonces, cuando tengamos claro este propósito, podemos concentrarnos en dar paz interior a nuestras familias, nuestros amigos, nuestro medio ambiente y, finalmente, a nuestro mundo. Porque la paz es responsabilidad de todos los seres humanos, no de nuestros líderes. Es una opción que todos hacemos a cada momento. ¿Estoy amándome? ¿Estoy en paz conmigo mismo? ¿Estoy dando todo cuanto puedo o estoy sentado en mi pedestal, mientras analizo y juzgo lo exterior? La grandeza se manifiesta en la acción. El victimismo espera cambiar el exterior para estar seguro. Por difícil que pueda parecer, esta es la realidad del 99% de la humanidad.
Cuando algo difícil o retador sucede en nuestras vidas, podemos percibirlo como obstáculo en nuestro camino o como oportunidad para crecer. Nuestra respuesta a esas situaciones puede transformarlas de problemas en momentos de evolución personal. Observa la respuesta automática a criticar las circunstancias y clasificarlas como “equivocadas”. Cuando eliges esto conscientemente, serás capaz de crear algo diferente, elegir apreciar y aprovechar esas oportunidades para ser más, para rendirte a lo que eres y confiar en los regalos que el universo te está brindando.
Si tu vecino está distraído, pasa y ni siquiera se fija en ti, puedes elegir sentirte ofendido e ignorarlo también, o sonreír y decirle ¡Buenos días! Cuando alguien deja caer algo, tenemos la oportunidad de recogérselo, o continuar andando y hacer como si no lo hubiésemos visto. Si alguien tiene un problema, podemos estar presentes y ofrecerle nuestro apoyo, o hacer la vista gorda, perdidos en nuestras propias distracciones. Estos son pequeños ejemplos de situaciones cotidianas en que nuestras elecciones nos muestran nuestro propio planteamiento y cómo estamos con nosotros mismos: si nos concentramos en nuestros propios dramas y necesidades y, como resultado, estamos enfocados en la carencia, o si estamos abiertos y disponibles para dar, enfocados en la abundancia, en la alegría de vivir, y al servicio de la creación de la vida.
¿Estás abierto a sentir cada aspecto de ti mismo, para disfrutar los sentimientos de alegría y abrazar tus tristezas, como un ser humano? Cuando estás cansado y tu pareja, amigo o hijo ha tenido un día horrible, ¿eres capaz de estar ahí para ellos, como presencia silenciosa? ¿O te sientes obligado a intervenir para tratar de cambiar de tema o de que cambien de humor, porque estás incómodo si no haces nada?
Permanece sólo atento observando, en tu día, en qué áreas puedes estar más presente, más consciente. A partir de este espacio, cualquier acción que ejecutes será más amorosa, más llena de paz para todos aquellos que te rodean. Sé como una esponja que absorbe todas las oportunidades de aprender, de todo y de todos, enfocado en ser cien por cien en cada momento: “En este momento, yo elijo ser la totalidad y, a cada momento, puedo ser más, más amor, más libertad, más ser”.
Yo siempre digo a mis alumnos: “No importa lo que estás haciendo: lo que importa es lo que estás siendo”. ¿Qué estás eligiendo ser en este momento?