La Depresión se cura
por Maria Aparecida Diniz Bressani em STUM WORLDAtualizado em 13/08/2006 08:52:20
Traducción de Teresa - [email protected]
Toda cuestión lleva implícita en sí misma la respuesta.
Depresión es una vivencia de dolor profundo, de angustia, de sensación de “falta”, de la presión de una culpa “no sé por qué”, de ganas de abandonarlo todo, incluso la vida… y por ahí continúa una serie de otros síntomas que nos dan a comprender que la persona padece una Depresión.
La Depresión es como si fuese un ser que entra en tu casa por la puerta trasera, sin haber sido invitado – en verdad es un intruso – que te causa bastante incomodidad y gran trastorno. Este ser – la Depresión – se va instalando poco a poco, gradualmente. Sin que sea percibida claramente, se convierte en figura predominante y fuerte, hasta el punto de “mandar” en la rutina de la casa, o sea, determina la manera como ve la vida la persona acometida por este mal y, por consiguiente, su comportamiento.
Ella no permite que la persona perciba su real valor e importancia, conduciéndola, cada vez más, a excluirse de la propia vida y de las relaciones interpersonales. Se siente como “un peso muerto”.
Cuando comienza a superar la enfermedad, al darse cuenta de un recurso fundamental que tiene dentro de sí, para contribuir a la calidad de su propia vida y a la calidad de vida de los que tiene a su alrededor, poco a poco se da cuenta de que hay diferencia y tiene su importancia en la vida de las personas.
Este recurso es el Amor. Y el “estilo de vida” de quien vive la Depresión está marcado significativamente por la falta de Amor.
El Amor es el gran antídoto y el gran disolvente de este mal del alma. Esta es la respuesta implícita dentro de la cuestión de la Depresión.
Mirándola desde el ángulo psicológico, la Depresión es “el” síntoma de la falta de Amor en la propia vida.
La falta de Amor en la vida la vuelve estéril, insípida y carente de significado.
Es preciso recuperar el sentido de la propia existencia. Todos tenemos una importancia y un por qué existir. Todos nosotros ocupamos un lugar en el mundo y en la vida de las otras personas.
Para Jung la consciencia es “unilateral”, o sea, al desarrollar la consciencia del Yo este YO se mira a sí mismo, a la vida, al mundo y a las demás personas desde un único ángulo, comprendido como verdadero y cierto. Por eso dentro de la psicología decimos que “cada caso es un caso”. Y justamente porque esta visión es unilateral, se vuelve en realidad parcial y limitada la manera de relacionarse con la vida.
La teoría de la Inteligencia Emocional nos dice que cuantas más opciones tiene una persona para elegir y más capacidad tiene para soportar frustraciones, más feliz es.
La persona en Depresión se ve sin opciones y se siente absolutamente amargada por las frustraciones que le impone la vida; por esto se siente crónicamente infeliz.
Si miras a la Depresión no sólo como aquel intruso que ha venido a perturbar la paz de tu vida, sino como alguien que al desequilibrar y poner en tumulto tu vida es, en realidad, el agente que ha venido a hacer posible la transformación de la manera limitada y parcial en que se desarrollaba hasta entonces tu vida… ¡Verás, entonces, el dolor a servicio del bien!
Como bien sabemos, la vida es la posibilidad de desarrollarnos y mejorarnos en cuanto seres humanos que somos; y para esto, existen dos caminos: a través del Dolor y a través del Amor.
Si la Depresión es la profunda sensación de la falta de Amor, significa que, entonces, se ha “optado” por el camino del Dolor para el desarrollo del alma en cuanto ser humano.
Considero que ningún sufrimiento es gratuito, por tanto el sufrimiento que la Depresión impone al individuo, a mi modo de ver, es una manera de “demostrarse” a sí mismo que hay algo equivocado en su vida, en sus creencias y en sus verdades establecidas.
Por esto entiendo que la Depresión no es simplemente para ser “sufrida”, sino para que sea utilizada como “oportunidad” para revisar las creencias y verdades.
Y justamente porque considero que “elegimos” nuestros caminos de vida para el crecimiento y el desarrollo de nuestra consciencia como ser humano, entiendo que podemos girar a derecha o a izquierda en los caminos de la vida en cualquier momento que queramos.
Por tanto, el primer paso para salir de la Depresión o de cualquier situación insatisfactoria que se vive es QUERER. Querer de corazón, querer con todo tu ser, querer con todo el Amor que está allá en lo más hondo de tu ser. Apostar por que sí es posible, aunque te sientas en este momento dentro de un túnel oscuro, en una curva donde no veas una salida y aunque ni siquiera estés seguro de que vas en la buena dirección; es igual, lo que importa es alimentar el querer con la fe y la certeza de que existe una salida, porque la Depresión se cura.
Maria Aparecida Diniz Bressani es psicóloga y psicoterapeuta Junguiana,
especializada en atención individual a jóvenes y adultos,
en su consultorio de Sao Paulo.