La entrega
por Elisabeth Cavalcante em STUM WORLDAtualizado em 26/05/2012 21:39:19
Traducción de Silvana Partucci - [email protected]
Entregarse con confianza a los designios de la vida es el gran desafío que tenemos que superar. A pesar de que sea preciso plantar las semillas para que nuestras conquistas puedan materializarse, después del paso inicial, la única actitud sabia es esperar.
Esto significa conseguir mantenerse en un estado de total relajación, sin ninguna angustia o ansiedad, completamente confiados de que la existencia sabe exactamente cuales son nuestras necesidades.
Cuando aún no alcanzamos este estadio, la impaciencia, la ansiedad y muchas veces, la desesperación, constituyen nuestra única realidad interior, siempre que deseamos algo.
Infelizmente, llevamos mucho tiempo para percibir que ésta energía, al revés de atraer lo que deseamos, acaba por volverlo cada vez más distante de nosotros. Esto sucede porque la vida responde con generosidad a aquellos que confían en ella, que se mantienen receptivos y relajados ante sus dádivas.
Precisamos comprender que todo sucede en el momento correcto, cuando las lecciones que tenemos que aprender hayan sido finalmente asimiladas. A partir de este instante, comenzamos a testimoniar verdaderos milagros, inesperados y sorprendentes.
Esta es, además, una de las mejores experiencias de la vida, ser sorprendidos por la satisfacción de nuestros deseos y necesidades, cuando menos lo esperamos. El placer y la sensación de plenitud que nos proporciona no tiene precio.
Comencemos, entonces, cuanto antes a cultivar la actitud de entrega, el fluir relajado con el río de la existencia. Cuando este aprendizaje madure, el río nos llevará al encuentro de nuestro verdadero ser.
"Deja que la vida suceda, no intentes forzarla
Este es el secreto de toda la vida: …felicidad, meditación, éxtasis. Todo esto viene cuando estás en una relajación total, con un humor profundamente simpático, en una actitud de amor con la existencia.
Cuando estás en el corazón, esto viene. Cuando intentas persuadirla y piensas que la felicidad es algo como un derecho, que debes perseguirla, las gaviotas de la felicidad no bajarán repentinamente. Ellas danzarán encima de ti, para moverse contigo, ¡para saltar y saltar! Pero no, ellas nunca se volverán uno contigo, ellas no van a bajar en tu ser.
Si, la felicidad es una gaviota. La meditación también es una gaviota. El éxtasis también es una gaviota.
La existencia comprende apenas dejar suceder. Si estás en relajación, irás a alcanzarlo. La existencia puede darte infinitas bendiciones, puede darte saciedad total, contentamiento, tú puedes volverte un Buda.
La existencia está lista para dar, pero tú no estás pronto para recibir, porque estás pensando en términos de cómo arrebatarla. La existencia te da como un regalo, no puedes robarla, no puedes vencerla, no puedes alcanzarla.
…Todo lo que es bello es como las gaviotas. Recuerda: nada debe hacerse. La fiesta ya está lista, tú has sido invitado. Puedes entrar a partir de la puerta de adelante. Pero eres un tonto, que estás intentando entrar por puerta de atrás y en la existencia no hay puerta de atrás.
Estás intentando entrar como un ladrón. La puerta del frente está abierta para ti, el anfitrión está esperando en los escalones para recibirte y tú estás tratando de entrar por la puerta del fondo como un ladrón.
La vida no tiene puertas traseras. No puedes robar vida… La vida te da y da infinitamente, incondicionalmente. Deja que las gaviotas bajen y jueguen contigo y se demoren contigo en la playa. Todo está listo. La fiesta, el anfitrión; todo está listo, apenas esperándote a que entres por la puerta de adelante.
No es necesario esfuerzo, el esfuerzo el por la puerta del fondo. Es necesario sin esfuerzo. …La felicidad no es un derecho, no puedes perseguirla.
Tienes que convencerla. Es como una mujer tímida: debes cortejarla, indirectamente.
…Deja que la vida suceda, no intentes forzarla. A través del hacer, solo las cosas inútiles son alcanzadas, a través del no hacer, todo lo que es bello, todo lo que es sagrado, todo lo que es divino".
OSHO. Um homem que amava as gaivotas.
