La Fe te da alas
por Rubia A. Dantés em STUM WORLDAtualizado em 28/11/2013 11:48:08
Traducción de Teresa - [email protected]
Pasados pocos meses he vuelto a la alquería, como una especie de pausa en un proceso incesante de transformaciones… Muerte y renacimiento parece que este año estaban a la orden del día para muchas partes mías que me han acompañado durante largo tiempo; y… dejar lo que te parece tan familiar por la falsa ilusión de seguridad que daban de tan conocidas, por el irrepetible momento presente, a veces no es fácil… y te sientes ciertamente como aquel que ha muerto para ciertos fragmentos del pasado… Y pasar por esas pequeñas muertes conlleva desde luego su período de duelo. Aunque nuestra conciencia nos lleve por esos caminos de desapego, aquellas partes que están implicadas hasta la raíz de los cabellos con esas pautas antiguas, sufren ese dolor de la muerte porque no vislumbran la posibilidad de un renacimiento para un estado de ser mucho más pleno.
Y así fue… tras muchas muertes y renacimientos, me sentía a veces como si estuviese a punto de salir de un capullo muy antiguo y muy familiar, pero faltándome el coraje para dar aquel salto a lo desconocido… al irrepetible momento presente. Y me agarraba a lo que podía intentando evitar lo inevitable.
Quizá por saber propiamente que el presente no se repite, esas partes nuestras que sólo saben vivir en la seguridad de aquello que pueden controlar por ser un camino conocido, nos hacen agarrarnos al pasado con uñas y dientes, cerrando los ojos para el único tiempo que nos permite volar.
Pero ocurre que, para esas partes nuestras agarradas a lo que está arraigado, aunque sea el miedo, ese vuelo es muy arriesgado… es muy peligroso… Por eso… cuando ha llegado el tiempo propicio para dejar ir aquello a lo que hemos estado asidos durante tanto tiempo, queda esa sensación de muerte y una cierta desorientación, como si nos hubiesen retirado el suelo. Aunque ese suelo del pasado se esté desmoronando y ya no resista más ni siquiera un leve soplo del tiempo; aun así, intentamos agarrarnos hasta al último trocito, en la vana esperanza de que eso pueda impedirnos dar el salto a ese desconocido tan aterrador, que es el terreno donde no hay nada que nuestro ego pueda controlar.
Y así fue como me he visto sentada en la hamaca de red del porche, sosteniendo en las manos el libro que me llamó la atención al pasar por la estantería del salón: “Transmisiones de Estrella-Simiente”. Ken Karey
Y como quien intenta aferrarse aún a la última esperanza de que un mensaje pudiese todavía mantenerme, aunque fuese sólo un poquito más de tiempo, en el mundo conocido y familiar pese a tener la fecha de caducidad ya tan pasada, abrí una página…
“Todo lo que te es necesario existe en el momento presente, y ese momento es todo cuanto existe. En el rápido parpadear de ese momento encontrarás todo el tiempo del mundo. A través de él, entrarás en contacto con la Información Viva que te guiará con infalible dirección. El momento presente es el portal estelar por el que habrás de pasar, dejando la jaula de la delimitación humana para expandirte en la conciencia de la percepción divina. Es la brecha entre los mundos del pasado y del futuro, pero también entre los mundos del tiempo y del espacio, del espíritu y de la materia, de la forma y del ser. Es una zona intemporal, el portal a través del cual vas a participar nuevamente en la aventura de la Creación”.
A decir verdad, todo en aquella página y en las que siguieron, cayeron como una lluvia fina y suave de esperanza que me ha dado fuerza para lanzarme a esa búsqueda de estar más presente en todos los momentos y, más aún, la certeza de que es ahí donde quiero estar, aunque para ello deba abrir mano de toda ilusión de seguridad que el pasado me da.
Algunos fragmentos más para inspirar a quienes están al borde de ese salto…
“Tú eres hijo de Dios e hijo de la Materia. Pese a ello, tú no puedes servir a dos señores. Aquello que tú vincules en la conciencia quedará vinculado en la Materia, y lo que vincules en la Materia quedará vinculado en la conciencia. En ese momento, tú eres el creador de tu propia realidad. Si deseas conocer al Creador de una realidad mayor, pon a un lado tus pensamientos, tal como aparcas un azadón con el que has estado trabajando en el jardín. Ahora la realidad mayor te llama. Tus servicios están siendo solicitados por ella. Tu período embrionario ha pasado, la gestación está completa, el momento del nacimiento ha llegado”.
“Las interpretaciones son lo que te separa de la clareza de percepción que necesitarás para hacer el trabajo que tienes por delante. Deberás dejarlas, juntamente con tus pensamientos, tus sueños, tus esperanzas y tus temores. Pueden parecer cosas insignificantes y etéreas, que fluctúan suavemente en tu mente, pero no te dejes ofuscar por la aparente falta de sustancia. Es la materia prima de que están hechas las guerras, los precursores de la muerte, los agentes de la enfermedad y de la destrucción. Con la energía que tú les das a través de tu atención, ellas tienen fuerza suficiente para lisiar un planeta”.
“Es fácil dar la vuelta a esa situación. Déjate morir para el pasado y despierta para el momento presente. ¿Por qué ese titubeo? Tus experiencias pasadas ¿han sido realmente tan abarcadoras que te hayan dado base suficiente para comprender todo lo que encuentras en el presente? ¿Merecen de veras el respeto y la credibilidad que tú les das? ¿Cuánta atención has dispensado a los factores presentes en el momento en que ocurrieron? Si estás tan preocupado por la “experiencia”, ¿qué tipo de atención podrás poner en lo que está sucediendo, ahora, en este momento? ¿Dónde está puesta tu atención ahora? Estás allí donde tu atención te lleva. A decir verdad, tú eres tu atención. Si tu atención está fragmentada, tú estás fragmentado. Cuando tu atención está en el pasado, tú estás en el pasado. Cuando tu atención está en el presente, tú estás en la Presencia de Dios y Dios está presente en ti. Déjate morir para todo lo que realmente no existe; descubre lo que existe. Descarta todo aquello que piensas saber. Sé honrado; todo lo que sabes es del pasado. No existe a los ojos de Dios. A los ojos de Dios, tu conocimiento no es más que mota en el ojo de un niño, cegándolo para el esplendor de la Creación”.
No me queda más que estar profundamente agradecida por recibir la orientación apropiada en el momento oportuno, donde no hay espacio para ninguna duda de que por ahí es por donde quieres seguir… Aunque el próximo paso te arroje al abismo de lo desconocido, si ahora sabes que tienes alas para volar, aunque te falte el suelo… tú avanzas sin miedo y con Fe.