La felicidad nunca fue tan urgente
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 02/12/2015 11:15:33
Autor Heloisa Capelas - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Hablo de la felicidad real, sincera, la que se tiene en los pequeños momentos, la que nos proporcionamos a nosotros mismos diariamente, la que elegimos vivir y compartir con aquellos que amamos. Esas son las que se esfuman fácilmente ante nuestros ojos y corazones si no somos capaces de valorarlas.
Hace unos días una reportera me preguntó: “¿Es verdad que nosotros, los seres humanos, damos más atención a lo malo que sucede en nuestro entorno, que a lo bueno? ¿Por qué somos así?” Ella no estaba equivocada. Incluso respaldaba su materia en una encuesta internacional realizada recientemente y cuya conclusión era que la mayoría de nosotros se deja impactar muy negativamente por las malas noticias.
Es difícil no pensar que esa cuestión, añadida al importante momento que vivimos en el País, refuerza que en este exacto momento la felicidad es más urgente que nunca. Y las personas de hecho desean ser felices, el problema es que sin darse cuenta van en sentido contrario. ¿Por qué? Porque la felicidad es precisamente sostenida por la actitud positiva.
No me refiero a la idea preconcebida de felicidad, o sea, a la creencia que traemos de la infancia según la cual es posible ser feliz todo el tiempo y en todos los ámbitos de la vida. Hablo de la felicidad real, sincera, la que se tiene en los pequeños momentos, la que nos proporcionamos a nosotros mismos diariamente, la que elegimos vivir y compartir con aquellos que amamos. Esas son las que se esfuman fácilmente ante nuestros ojos y corazones si no somos capaces de valorarlas.
La felicidad es una construcción
Y no una emoción que “cae del cielo” en nuestras vidas. Ocurre que la gran mayoría de las personas no ha llegado a ser un adulto feliz como de niño soñaba que sería. Por lo regular desarrollamos la frustración y nos sentimos impotentes frente a varias situaciones, principalmente en nuestras relaciones, sean éstas cuales fueren. Peor que eso: cuando vemos a alguien feliz, esa frustración aumenta. Sentimos como si nosotros, y sólo nosotros, no hubiésemos sido capaces de lograr ser felices.
Todo eso no es más que una ilusión. La creencia de que lo del otro es mejor que lo nuestro, que la relación de la otra pareja es mejor o la profesión del otro ídem, tiene todo que ver con la falta de autoconocimiento. Cuando no nos miramos, cuando no nos reconocemos con profundidad, tendemos a tomar como referencia al otro, a lo que nos es externo. Y, habiendo tomado como referencia lo que nos es externo, consideramos que lo que el otro tiene y hace es mejor.
Elige entre acción o reacción
Apegarse a lo negativo y a lo triste es un patrón inconsciente y susceptible de ser modificado. Es posible y es necesario romper con ese hábito conductual. Las dificultades, las malas noticias pueden existir, pero lo que aquí quiero resaltar es la importancia de que observemos cómo estamos procediendo con esas noticias. Tenemos dos opciones: sólo la reacción, siguiendo el fluir, o pasar a la acción, dar un paso diferente. La reacción es un impulso y lo hacemos sin siquiera pararnos a pensar. La acción es de modo consciente y deliberado.
Ese camino puede comenzar precisamente por no dejarse contaminar por lo negativo y puede ser la gran oportunidad para hacer de manera diferente, explorar otras posibilidades dentro de lo que te es factible. Ante una dificultad, personal o más amplia, recuerda que la Auto-consciencia muestra siempre que tienes poder de elección. Y al optar por una acción positiva también tienes poder de influencia sobre aquellos que están a tu alrededor.
