La Fórmula de la Paz
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 03/04/2012 13:00:05
por Eneas Guerriero - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
¿Quién no guarda en la memoria una lista de sucesos negativos que desearía nunca hubiesen ocurrido? Pueden ser casos pequeños, trivialidades del día a día, como la antipatía por el jefe, pillar el dedo en la puerta o tener que hacer uso del cheque especial, para quedarnos en pocos ejemplos. O incluso pueden ser casos más complejos, como depresión, dolores crónicos, problemas de relación o traumas del pasado. No importa su envergadura o su importancia, todos ellos pesan en nuestra vida e impiden la experiencia y la vivencia de la paz.
Cuánto más nos lamentamos o rumiamos lo que está ocurriendo, parece que más complicado se hace. Es como si estuviésemos alimentando en problema. Y ¿qué hacer entonces? Perturbados de ese modo, difícilmente tendremos la serenidad y la paz de un iluminado. Ese sería el estado perfecto del ser, que no se exalta ni se perturba en los momentos de dolor ni mucho menos en los de alegría. Para una persona tal, guijarros y oro vienen a ser lo mismo.
Pues bien, si tal estado de serenidad es posible para un Buda ¿por qué no para nosotros? Buda siempre atribuyó su estado iluminado al trabajo y cultivo capaz de unirlo al Supremo. Sin embargo, ¿cuántos de nosotros nos preocupamos de recorrer el camino, apeando de nuestras espaldas la carga negativa para poder vivenciar el enorme potencial que tenemos? ¿Quién está dispuesto a transformar la vida, dando el primer paso? Nos parece más fácil quedarnos de brazos cruzados esperando que la gracia divina se nos derrame encima, que comprender que nosotros mismos somos el instrumento para la paz.
La tendencia de la chispa fuera del fuego es a apagarse. Nuestra tendencia a vivir una vida desconectada es a ahogarnos en el torbellino de problemas que afectan a nuestras vidas. El camino para la paz necesariamente empieza y termina con el sentirse conectado a la Fuente. Ese es el estado de Buda o la perfección del yoga, tan anhelado por los místicos de todas las tradiciones, Orientales y Occidentales.
¿Algo muy alejado de nuestra realidad? Puede ser, mientras tratemos todos esos aparentes problemas como realidad. Verlos como ilusión no quiere decir que ellos no existan, pero es la manera de distanciarse y no identificarse con ellos. La identificación, o el apego, es lo que crea la ilusión, que está muy dentro de nosotros, en nuestras actitudes. Nosotros creamos nuestro infierno y después sufrimos por vivir en él, intentando a toda costa salir de allí en busca de la paz.
Toda fórmula de paz que se precie parte del presupuesto de tener que estar unidos a la fuente. Una vida centrada en el yo y en su propósito es la raíz de la libertad y de la salud, material y espiritual. Somos seres divinos dotados de todas las opulencias, solo que quizá no estamos muy enterados de ello. Tenemos la habilidad de marcar la diferencia y de transformar nuestras vidas y, consiguientemente, de transformar el mundo. Para ello hacemos uso de ciertas herramientas. Ritos, oraciones, mantras y meditaciones entre ellas. La idea es tranquilizar la mente y tener serenidad para soportar los problemas sin afligirse.
Técnicas, según mi punto de vista, bastante eficaces para romper ese vínculo de identificación y así llegar a la libertad emocional, son las que trabajan con energías. Si la materia es pura energía, las vibraciones negativas de los problemas también lo son. Y para equilibrar el cuadro vibracional también hacemos uso de herramientas energéticas. Suele darme estupendos resultados la EFT, o acupuntura emocional. Con ella es posible quitar la carga negativa de los problemas que nos afligen, y así tener más apertura hacia el autoconocimiento y el cultivo de la paz. A pesar de aparentemente mecánica y material, ella también facilita enormemente la apertura de los portales espirituales.
Hay un ejercicio muy interesante con la EFT que yo suelo llamar Fórmula de la Paz. Oficialmente se denomina PPP, o Procedimiento de la Paz Personal. Consiste en hacer una lista con todos los acontecimientos y elementos de la vida que nos afectan.
Ha de quedar claro que la EFT es una herramienta poderosa, pero no es mágica. Su efectividad va a depender de la voluntad que tengas realmente de descubrirte y de apear de tus espaldas aquello que te está pesando. Hay problemas dentro de nosotros que pueden estar muy arraigados y la persistencia será esencial para acabar con ellos.
Una vez puestos todos los elementos en la lista (y, mira, no te asombres, pero ¡es frecuente que esas listas lleguen al cien!) podemos aplicar la EFT para cada uno de esos apartados. Aunque solo sean cinco minutos al día. Ve apartado por apartado, solo pases al siguiente cuando adviertas que el anterior ya se desvaneció. A ese ritmo, es posible que el proceso entero lleve unos tres meses, pero puedo asegurarte que después tú serás otra persona.
Puedes estar tranquilo(a), pues tres meses es poco si de veras queremos sentirnos en paz. Esa técnica es suave y eficaz y pronto advertiremos una tranquilidad reconfortante y una energía positiva adueñarse de nosotros.
Si aún no somos capaces de causar una transformación en el mundo y despertarnos un día con el mundo entero en paz, al menos podemos empezar por nosotros mismos. Ese es el trabajo más importante que tenemos que hacer, por nosotros y por el mundo en general. Al fin y al cabo, la caridad empieza en casa.
