La Importancia de los Valores Esenciales en nuestra Vida
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 16/05/2014 09:22:30
por Guilhermina Batista Cruz - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
“El Hombre Espiritualizado existe, vive y crece en la expresión de sus Principios Morales”. (Espíritu Leocádio José Correia)
¿Qué valores andas priorizando en tu vida? Me refiero aquí a valores esenciales en la vida de cualquier ser, como son los valores morales, incluidos aquí los espirituales y éticos, responsables por las conductas, pensamientos y actitudes de las personas. Como vamos en busca del perfeccionamiento moral y espiritual de nuestro ser, es preciso saber si estamos valorando aquello que realmente tiene un valor primordial en la vida, o ligándonos únicamente a cosas efímeras y fútiles que no nos aportan nada.
Por estar en diferentes niveles de perfeccionamiento moral, cada uno de nosotros prioriza más ciertos valores en que nos apoyamos, en detrimento de otros que, aunque importantes, acaban quedando en un segundo plano en nuestra vida. Esa escala de valores en que nos basamos resulta primordialmente de nuestra formación moral, advenida principalmente de la educación y enseñanzas de valores morales que nos transmitieron de niños. Esa construcción de valores básicos que viene de la infancia hasta la adolescencia, se vuelve esencial en la formación de nuestro carácter y en nuestra postura frente a la vida, influyendo asimismo en la forma en cómo nos relacionamos afectivamente con las otras personas, en la elección de nuestras prioridades materiales y en el modo de conducirnos cuando nos enfrentamos a aflicciones y dificultades que surgen durante nuestra trayectoria de vida.
Hay ciertos valores que se convierten en puntos esenciales para todos nosotros, puesto que son esenciales para la convivencia humana y el respeto a la vida. ¿Qué valores son estos y de qué modo vivenciarlos y transmitirlos? Podemos incluso citar algunos de esos valores esenciales que deben, o al menos deberían, formar parte de la vida de todos nosotros, que son: el respeto, la honradez, la tolerancia, el coraje, el sentido de la justicia, la disciplina, la caridad, la sinceridad, la sencillez y la igualdad. Su prioridad en nuestra vida la establecemos nosotros. Los valores que elegimos seguir son los que nos hacen optar por determinados caminos que podrán o no ser los mejores para nosotros, según el énfasis que les otorguemos en nuestra vida. Según el Papa Francisco, los valores espirituales esenciales para la vida cristiana son: la oración, la humildad y la caridad para con todos, pues, en sus palabras: “Este es el camino para la santidad”.
Cuando dejamos de lado los valores esenciales, la vida pasa a girar exclusivamente en torno a valores pasajeros, que surgen generalmente de las necesidades materiales e inmediatistas que todos tenemos. Podemos citar como ejemplo la importancia excesiva que se da al estatus económico, al dinero, como único y más importante valor de la vida. Hay quienes consideran que el dinero es la solución para todos sus problemas. Según nos dice Léon Denis en el libro Después de la Muerte: “(…) por encima de todas las distinciones sociales, los títulos y las ventajas de la fortuna se miden por su justo valor. Todos somos iguales ante el peligro, el sufrimiento y la muerte. Todos los hombres, desde el más altamente situado hasta el más miserable, estamos hechos de la misma arcilla. (…) Ahí solamente el valor moral los distingue. El que haya sido grande en la Tierra puede ser uno de los últimos en el espacio; el mendigo, quizá, ahí, llegue a revestirse de brillantes ropajes (…)”.
También nos dice: “Si Jesús prometió a los humildes y a los pequeños la entrada en los reinos celestes, es porque la riqueza y el poder engendran, muchísimas veces, el orgullo; sin embargo, una vida laboriosa y oscura es el tónico más eficaz para el progreso moral. En el cumplimiento de los deberes cotidianos el trabajador es menos acosado por las tentaciones, por los deseos y pasiones ruines (…); el hombre mundano, por el contrario, se ve absorbido por las ocupaciones frívolas, por la especulación y por el placer”.
Hay personas que pierden totalmente la conexión con los valores morales cuando están bajo el dominio de las facilidades que el dinero en abundancia y mal conducido produce en sus vidas. Pese a su innegable importancia para nuestra supervivencia material, muchos lo ven como el objetivo mayor para tener una vida plena y feliz; no obstante, muchos problemas morales de la vida son independientes del poder adquisitivo que se tenga. Joana de Ângelis, por la psicografía de Divaldo Franco, nos dice: "Aturdiéndose ante el volumen de las actividades que afronta, el individuo percibe no estar equipado con valores que le faculten una buena administración de las obligaciones en que se encuentra, no sabiendo el rumbo que debe seguir"
A esa inversión de valores se debe el que nos estemos enfrentando actualmente a crisis morales y éticas en el mundo entero, sobresaliendo en algunas de ellas el egoísmo creciente y la violencia devastadora, que siega vidas incluso en propio el seno familiar. Así, ante tanta falta de respeto y tanta violencia, se hace imprescindible enfatizar la importancia que tienen los valores esenciales en el mundo actual, en la educación de la persona humana. Es necesario diseminar la importancia de los buenos ejemplos en el sentido de que transmiten enseñanzas humanas indispensables para la formación de una sociedad más pacífica, en la cual los valores humanos como el respeto, la igualdad y la integridad, al igual que la justicia, estén considerados como primordiales para cualquiera.
Es urgente reevaluar ciertos valores que nos someten en demasía a los anhelos materiales e ilusorios, y tratar de sustituirlos por valores capaces de orientarnos en busca de una vida mejor. Son valores que los padres han de transmitir a los hijos desde la cuna, para que crezcan sabiendo la importancia que tiene para sus vidas el respeto al prójimo, y a fin de que ellos consigan practicarlos con naturalidad en sus relaciones con todos los demás seres. Si, desde la niñez, una persona asimila valores esenciales para su desarrollo como ser humano, tendrá una mayor capacidad para orientar su vida hacia el bien, la verdad y el amor, lo cual podrá librarla de muchos problemas morales en el futuro. Sin embargo, algunos padres, por temor a coartar la libertad y el modo de ser de sus hijos, acaban no llamándoles la atención por las faltas de respeto, tolerancia y disciplina que muchos de ellos presentan.
Según lo que nos dice el psiquiatra y psicoterapeuta Içami Tiba, en su libro O Executivo & sua família – el éxito de los padres no garantiza la felicidad de los hijos: “Cuando los padres optan por dar a sus pequeños todo cuanto no han tenido de jóvenes, incluso la libertad, están sólo contemplando su propia historia de vida, y no las necesidades de sus hijos”.. Para él, lo que deben exigir los padres a los hijos es disciplina, autoestima y respeto hacia el prójimo. Y esto ha de enseñarse a los hijos desde la infancia.
Y según consideraciones proferidas por el Médium Raúl Teixeira, en el programa Vida y Valores, de la Federación Espírita de Paraná: “Vida y valores van vinculados todo el tiempo. Vida y valores no se separan. No hay persona alguna que logre vivir sin valores. No hay nadie que pueda estar en el mundo, participar en la vida, sin establecer su plan de valoración. Y por eso nos incumbe, a los que queremos ser hombres y mujeres de bien, prestar mucha atención a lo que estamos utilizando para formar nuestra escala de valores porque, según la vida que hayamos llevado aquí en la Tierra, así será nuestro encuentro con la realidad espiritual”.
Pensemos en esto, y tratemos de ligarnos más a los valores perennes de la vida, pues, según las enseñanzas de Jesús: "Donde esté tu tesoro, allí estará tu corazón”.
¡Paz y Luz a todos!
